Crónica de un descenso inesperado: 20 años del adiós del Real Oviedo a la élite

Pablo Fernández OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

Luis Aragonés y Jesús Paredes consuelan a Esteban tras el descenso del Oviedo en Mallorca
Luis Aragonés y Jesús Paredes consuelan a Esteban tras el descenso del Oviedo en Mallorca

Esteban y Eugenio Prieto rememoran para La Voz de Asturias aquel fatídico curso que dio comienzo a los peores años de la historia del club azul

17 jun 2021 . Actualizado a las 12:07 h.

Todo comenzó en Irdning, un pequeño municipio en el centro de Austria. Hasta allí viajo el Real Oviedo en el verano del 2000 para realizar la pretemporada. El ya fallecido Radomir Antic, en su segunda etapa en el conjunto carbayón, se hizo cargo del equipo tras la marcha de Luis Aragonés, la plantilla azul todavía estaba de luto por el trágico fallecimiento de Peter Dubovsky a finales de junio y el Nuevo Carlos Tartiere esperaba en la capital a ser estrenado. Y todo acabó el 17 de junio de 2001, en Mallorca, con el descenso del Oviedo a Segunda División. Esteban Suárez y Eugenio Prieto, 20 años después de aquello, recuerdan para LA VOZ DE ASTURIAS la última temporada azul en la élite.

Las primeras sensaciones

Arrancaba la 13º temporada consecutiva del Real Oviedo en Primera División y, como era costumbre desde 1995, lo hacía con entrenador nuevo. Eso sí, en aquella ocasión el elegido fue uno que ya conocía la casa. Radomir Antic regresaba a la capital del Principado y se llevó el equipo a Irdning, sitio al que después también fueron el Atlético y el Real Madrid. «Fue una pretemporada dura. Jugamos contra la Roma de Capello y ganamos. Después, yo fui a una convocatoria de la selección. En ese momento creía que teníamos equipo para pasar una temporada tranquila», recuerda Esteban Suárez, portero titular de aquel Oviedo. 

En los despachos, el gran objetivo era encontrar un sustituto de garantías para Dubovsky. «El fallecimiento de 'Dubo' fue como si al Barcelona le quitases a Messi y al Madrid a Cristiano Ronaldo. Fue imposible sustituirlo. Los que trajimos para su puesto no dieron la talla», comenta Eugenio Prieto, presidente azul desde 1988 hasta 2002. 

La primera vuelta: el estreno del Tartiere y el poderío en el nuevo estadio

«Eché mucho de menos al Tartiere antiguo desde el minuto uno. Lo primero porque tenía la sensación de que en el nuevo estadio, aunque hubiese más gente, se escuchaba menos a la afición. Y luego el césped, que fue un hándicap para nosotros cada 15 días. Siempre estuvo fatal», afirma Esteban. Aun así, y tras un primer empate ante Las Palmas, el Oviedo se hizo fuerte en el nuevo estadio: 7 victorias seguidas y, en total en la primera vuelta, 8 en 11 partidos. «Recuerdo el 3-2 ante el Málaga, con gol de Tomic en el descuento. Parecíamos invencibles en el Tartiere», comenta el exportero.

Todo lo que el Oviedo ganaba en casa lo perdía fuera. Los de Antic, salvo un empate en Pamplona, cayeron en todos sus encuentros a domicilio de la primera vuelta. Eso sí, se llegaba al ecuador de la temporada y los azules estaban a cinco puntos de los puestos europeos y sacaban siete al descenso. Así lo explica Esteban: «Hubo un momento en el que mirábamos hacia Europa. Sobre todo, al final de la primera vuelta. Pensábamos que, si empezábamos puntuar un poco fuera, y sin la presión del descenso, se podía hacer algo bonito».

El principio del fin

Pero todo lo contrario. Febrero de 2001. Con Stan Collymore ya fichado, el Oviedo disputa dos partidos que, a la larga y por lo que cuentan los protagonistas, marcaron el terrible final de temporada de los azules. «Ese fue uno de nuestros grandes errores: estás en la zona tranquila, necesitas unas tres victorias para certificar la permanencia y quedan muchos partidos por delante. Piensas que ya llegará, pero o lo consigues rápido o se puede complicar. Y así fue. Nos empezó a costar un mundo cerrar los partidos», recuerda Esteban.

Villarreal y Osasuna visitaron el Carlos Tartiere de forma consecutiva. Ante los castellonenses, el Oviedo llegó al descanso ganando 1-0 y con un jugador más debido a la expulsión de Javi Gracia. Dio igual: el Villarreal remontó y venció 1-3. Dos semanas después llegaba Osasuna a la capital del Principado. Los rojillos eran colistas con 17 puntos. El Oviedo, por su parte, tenía 27. 

«El equipo ganaba 2-0 al descanso y sin sufrir nada. Recuerdo una tranquilidad absoluta. De repente, ya en el segundo tiempo, nos metieron tres goles casi seguidos. Uno de falta y uno de penalti. Ese era el partido que debería haber significado la permanencia y no lo fue. La confianza bajó muchísimo y después de aquello solo ganamos tres partidos. Faltando dos meses, recuerdo que le dije a Eugenio que teníamos un problema serio», rememora Esteban.

La relación con Antic comenzaba a ser insoportable. Tras mes y medio en Oviedo y 78 minutos disputados, Collymore se fue y se confirmó el fracaso de dicho movimiento. «Teníamos firmado a Antic dos temporadas y tampoco podíamos relevarle. No teníamos dinero para hacerlo. Además, yo siempre estuve muy en contra de despedir entrenadores salvo casos de fuerza mayor», recuerda Eugenio Prieto. 

Antic, en una entrevista por semana, criticó a la plantilla y afirmó que muchos futbolistas no merecían estar en Primera División. «No había redes sociales y la noticia nos llegó dos días después. Te das cuenta de que tu entrenador no cree en ti y eso rompe cualquier estabilidad. La relación ya no era muy buena, pero a partir de ahí era insalvable», comenta Esteban. «Creo que nunca fui de su agrado. En la temporada anterior, cuando el Atlético de Antic desciende en el Tartiere, le paré un penalti a Hasselbaink. Creo que eso le quedó un poco en la memoria. Empezamos muy bien, ojo, pero veía que no había un 'feeling' como el que tenía con Aragonés», añade el avilesino.

Las últimas jornadas

En medio de la tormenta, el Oviedo golea al Athletic (5-0) en lo que fue la segunda victoria de la segunda vuelta y encara las últimas cinco jornadas de Liga con 37 puntos, cuatro más que la Real Sociedad, equipo que marcaba el descenso. Dos derrotas consecutivas ante Racing y Dépor y visita al Camp Nou. En la ciudad condal, los azules dan la campanada y ganan con un gol de Jaime

«Salimos de Barcelona tras ganar 0-1 en el Camp Nou y teníamos descanso porque había un parón de selecciones. Fui a ver al Vetusta ante la Gimnástica Segoviana, que jugaba el playoff de ascenso, y fui pensando que nosotros jugaríamos en Primera la temporada siguiente, estaba convencido», comenta Esteban. «Pensaba que tenía que ponerse mucha gente de acuerdo para que bajásemos. Y así fue», apostilla Prieto.

Penúltima jornada. El Oviedo es 16º con 40 puntos y Osasuna marca el descenso con 36. Los azules reciben en el Tartiere al Madrid, que ya es campeón de Liga. «El Madrid no era un equipo que fuera a venir a Oviedo a bajarnos. Y luego estaba la bala del Mallorca, que si perdía esa jornada podía llegar a la última sin opciones de ser segundo», recuerda el que fuese portero carbayón. 

«Aquel partido fue uno de los escándalos arbitrales más grandes que he visto en mi vida. Expulsaron a Oli por segunda amarilla, por fingir, cuando era un penalti clarísimo. En el descanso, Oli le enseño la espalda a Losantos Omar y este se quedó pálido. Tenía los tacos de Helguera marcados», afirma Esteban. El Oviedo se adelantó con gol de Jaime, pero Solari empató antes del descanso. Ya con uno menos tras la injusta expulsión de Oli, los azules no fueron capaces de marcar el segundo gol. Paunovic y el propio Jaime tuvieron las ocasiones más claras. 

«El día que jugamos contra el Madrid, la Real jugó contra el Athletic. Ganaron en Bilbao y, ya salvados, les tocaba recibir a Osasuna», recuerda Eugenio Prieto. De tenerlo todo de cara a encarar una última jornada sin ser favoritos. «Había 200 balones preparados para regalar a los aficionados al final del partido. Todo el mundo pensaba que nos íbamos a salvar, pero no fuimos capaces de marcar el segundo gol», finaliza Esteban.

Mallorca y el contubernio 

Última jornada de la temporada. Oviedo 41 puntos, Osasuna 39. Los azules visitaban a un Mallorca ya clasificado para la Champions y que todavía podía ser segundo. Osasuna visitaba a la Real Sociedad, ya salvada. «La Real ganó en Bilbao llegando a un acuerdo y después esos puntos fueron para Osasuna. Eso, hoy en día, hubiese sido un escándalo tremendo. Siempre pensé que LaLiga debería hacer un sorteo dirigido para evitar que equipos de una misma región se enfrentasen en las últimas jornadas», afirma, de manera tajante, Eugenio Prieto.

El Mallorca de Luis Aragonés se jugaba ser segundo, pero a los diez minutos de comenzar la jornada el Deportivo ya ganaba al Málaga (el partido acabó 4-0), algo que impedía a los bermellones alcanzarles «En el viaje a Mallorca, cuando estábamos comiendo en el aeropuerto de Asturias, recibimos alguna llamada y nos dimos cuenta de que Osasuna iba a ganar a la Real y que el Mallorca iba a hacer todo lo posible por ganarnos. Sabíamos que el Mallorca iba a salir a ganar sí o sí, aunque no puedo decir por dónde lo sabíamos. Pero era así. Esa fue la sensación que vivimos antes de llegar a Palma», recuerda Esteban.

Así explica el portero avilesino cómo vivió el partido: «El partido empezó con un error mío en un blocaje, Rabarivony hace penalti y lo expulsan. Marcó Engonga y el partido ya estaba muy cuesta arriba. Todavía empataba Osasuna, pero en cualquier momento marcarían. Si remontar al Mallorca ya era difícil, hacerlo con 10 mucho más. No estuvimos cerca en ningún momento». El Oviedo descendió con 41 puntos. Desde aquel 2001, tan solo cinco equipos más cayeron a Segunda División con 41 o más puntos. 

El descenso

«Pitó el árbitro, miré al banquillo y no hacía falta que los compañeros me dijesen cómo había acabado el partido de Osasuna. Las caras lo decían todo. Antic dijo que después de ese partido ya estábamos de vacaciones y me quedé en Mallorca con la familia, así que no viví el viaje de vuelta. En el vestuario, la sensación que yo tenía era la de que se había acabado una era en el Oviedo. Lamentablemente, no me equivoqué», recuerda Esteban.

En la memoria del oviedismo quedan las lágrimas del propio Esteban sobre el césped de Son Moix y el cariñoso consuelo de Luis Aragonés a Boris, central azul. «Siempre que ha llovido ha escampado, eh», dijo El Sabio. El Oviedo descendió a Segunda, los problemas económicos heredados por la pésima gestión destrozaron el club y comenzó un descenso a los infiernos que acabó con el equipo en Tercera División y al borde de la desaparición.

Esa herida, la más grave de todas, ya está sanada. Eso sí, 20 años después, y al menos en lo que se refiere a la Primera División, todavía no ha escampado.