Ah, tutti contenti

Luis Ordóñez
L. Ordóñez OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

Afición del Real Oviedo
Afición del Real Oviedo César Quian

Artículo de opinión

10 oct 2021 . Actualizado a las 13:49 h.

El arte, el auténtico arte, consiste muchas veces en contar la verdad con las mentiras. Un buen ejemplo es la película Amadeus que narra una rivalidad que jamás existió entre Mozart y Salieri para desvelar de manera magistral la muy cierta colisión, tantas veces en la vida, entre el esforzado trabajo y la pura potra del talento innato. El filme toca muchos más palos, por supuesto; entre mis escenas favoritas está la de Salieri gozando muy a su pesar del cuarto acto de Las bodas de Fígaro porque describe maravillosamente ese raro pero cierto poder mágico que tiene la música (y los espectáculos escénicos) para curar, para salvar. Cuando la condesa perdona a su marido y el coro entona «Ah, tutti contenti / saremo così», como siente Salieri oculto en su palco, todos nos sentimos absueltos.

La catarsis era parte, y no pequeña, del teatro griego, quizá a quienes les cueste comprender en el mundo contemporáneo esa dimensión religiosa podrían entenderlo mejor si se sentaron, como hice yo, en el Tartiere a ver la repetición cíclica de dos adversarios eternos como son el Oviedo y el Sporting. Ciudades estado a su modo de un área central de Asturias, Hélade tu corazón una de las dos, sus áticos y lacedemonios. Este derbi, casi dos años después de que una peste nos separara sin poder abrazarnos, fue una celebración de la vida y se notaba en el público, por fin reunido sin miedo en una multitud; a mi lado había pandillas que rezumaban alegría de poder estar juntos. Se celebró el sábado en que Asturias levantaba sus últimas restricciones y era ya del todo absurdo, aunque la ley lo demande, llevar la mascarilla. Por eso casi nadie lo hacía y no habrá sanción.

Oiga ¿y cuándo se habla de fútbol en este artículo? Algo habrá, pero muy poco, porque realmente yo sé poquísimo de fútbol y me arriesgaría a un ridículo muy grande si pretendiera pontificar sobre el desarrollo deportivo. Siempre quiero que gane el Oviedo, siempre quiero que pierda el Sporting, espero exactamente lo mismo de los aficionados del rival. Ayer en el Tartiere en el minuto 29 el gol de Lucas Ahijado fue para mí como si la pandemia hubiera sido desterrada; supongo que para los otros sería similar el de Djurdjevic.

Sí sé algunas cosas de las muchas marabuntas que rodean al fútbol, y que a veces con muchas mentiras no se cuenta tampoco ninguna verdad sino una mentira más grande. En La Voz de Asturias nació el Real Oviedo y eso para mí es fuente de una satisfacción particular, pero no es el periódico de un equipo sino que es, o debiera serlo, de los dos. Al igual que en la competencia tendría que ser así; pero muchos oviedistas sienten, a veces con algo de paranoia y otras veces con razones bien fundamentadas, que no ocurre de esta manera. Creo que en parte tiene que ver con una cierta actitud al otro lado y también una cuestión generacional: buena parte de la prensa que cubre al rival creció sin haber visto a ambos equipos en la misma categoría y los enfrentamientos recientes les resultan inéditos, los miran con una arrogancia y un desdén que termina por estrellarse contra una realidad que a veces es esforzado trabajo y también pura potra del talento innato, pero está ahí en un balance inapelable. El hooliganismo puede ser divertido y desde luego tiene su espacio, me gusta practicarlo como el que más cuando es posible. No siempre lo es, y desde luego hay lugares en los que no debe hacerse.

Pondré mi grano de arena pues hay «empatón». Hubo mucho jolgorio cuando Toché exhibió su brazalete de capitán tras su, ya legendario, empate de minutos finales en el Molinón. Era un Oviedo que acaba de regresar a Segunda. Hoy estamos viendo celebrar como una hazaña equiparable otro empate de minutos finales, pero de un equipo que lleva la pasada temporada y lo que va de esta en la parte más alta de la tabla, una de las escuadras más temidas de la categoría, sin duda, se conforma y así celebra con igualarse al final. Ah, tutti contenti, saremo così.