«Después de darle la mano a Leonor, ¡no me la vuelvo a lavar!»

Carla Vega REDACCIÓN

CULTURA

«Han sido muy cercanos» dice el público que se acercó a la Catedral para presenciar la primera visita de la princesa a Oviedo

17 oct 2019 . Actualizado a las 20:56 h.

Todos los que se acercaron a la plaza de la Catedral de Oviedo se entregaron en cuerpo y alma para que la princesa Leonor se sintiese como en casa en su primera vez pisando suelo ovetense. «Leonor es muy nuestra, la hemos visto crecer. Es nuestra princesa, de Asturias, por lo que esta es su casa y nosotros la recibimos con los brazos abiertos”, comentaba una vecina de Oviedo, Pepa Fernández. La acompañaba su nieta Paula, que tiene la misma edad que la princesa, 13 años, y esperaba con impaciencia poder saludarla. Como ella, decenas de niños se repartían por la plaza, de edades similares a las de las niñas, que esperaban por conocerlas. Los asistentes, ataviados con banderines de España, Asturias y la Unión Europea que se repartían en la misma plaza, buscaban un hueco entre las vallas para poder dar la mano a las niñas y a los reyes.

Muy puntual, la Familia Real llegaba a la plaza, donde los vítores y los aplausos les arropaban. Felipe y Letizia en un coche, y Leonor y Sofía en otro, ya saludaban incluso antes de salir del coche. Comentarios como «qué guapas son las niñas», «Leonor parece una muñeca», o «la pequeña está más alta» eran algunos de los más sonados mientras que los reyes, la princesa y la infanta saludaban a las autoridades presentes. Inmediatamente después, Letizia y Leonor por un lado, y Felipe y Sofía por el otro, comenzaron a saludar a los ciudadanos dándoles la mano. «¡Guapa!», «¡viva el rey!» o «¡viva la reina!», fueron las frases que más escucharon.

Entre los que dieron la bienvenida a la familia real se encontraba un grupo de 200 alumnos del colegio público Pablo Miaja de Oviedo, centro en el que estudió la reina, que acudieron acompañados por nueve profesores. Érika Adir, una de las que pudo saludar a la infanta y al rey, estaba emocionada: «No me voy a lavar la mano», aseguró. Tenía intención de preguntarle a la infanta Sofía su edad, pero se quedó helada. «No pude por los nervios», explicó con una sonrisa nerviosa.

Laura Vega, otra de las personas que se acercó a la plaza, intercambió unas palabras con la reina. «Tanto Letizia como Leonor nos dieron las gracias por venir», explicó. A su lado, Clara García alabó a la reina: «Le he dicho, "puxa tu carácter". Me encanta que sea tan reivindicativa». «Las niñas son una monada», dijo otras de sus acompañantes.

El público coincidió en que se mostraron cercanos, atentos y cariñosos. Leonor alternó, con soltura, las dos manos para saludar a todos los que estaban apoyados sobre las vallas instaladas en la plaza. Lo mismo hizo su hermana, la infanta Sofía. Ambas se mostraron sonrientes y actuaron de manera independiente, por delante de sus padres, que les vigilaron con el rabillo del ojo y les dieron alguna indicación rápida de protocolo.

No parece que ninguna de las dos niñas conozca el himno de Asturias. Al menos, cuando los coros infantil y joven de la Fundación Princesa de Asturias lo cantaron a su salida de la visita privada a la Catedral, no lo tatarearon, algo que sí hicieron tanto el rey como la reina. Los cuatro posaron después con los chicos y también con sus directores. José Ángel Émbil, el responsable del coro joven, pudo charlar con ellos unos segundos y recibió con orgullo su enhorabuena. Esta ha sido la primera vez que los más pequeños actuaban ante los monarcas y en una plaza repleta de público, así que tuvieron que lidiar con sus nervios.

Una vez terminada la actuación del coro, los reyes, la princesa y la infanta volvieron a saludar al público presente, esta vez cambiando de lados. Sonrientes, agradeciendo a los presentes su visita e intentando dar el máximo número de apretones de manos posibles, la familia real se encaminó de nuevo hacia los coches entre aplausos para continuar con las citas de su agenda.