Quizá el mejor Nadal que hayamos visto

Fernando Rey Tapias

DEPORTES

Los trece Roland Garros de Rafa Nadal
Los trece Roland Garros de Rafa Nadal

El campeón reunió un acertado plan que sorprendió a Nole y una ejecución portentosa

12 oct 2020 . Actualizado a las 09:15 h.

De excepcional hay que calificar el triunfo de Rafa Nadal con una claridad meridiana ante un Djokovic que se vio superado en todo momento. Los dos primeros sets del español fueron para enmarcar. Comentábamos en la previa que coger la iniciativa sería fundamental, y Rafa, restando bien, y sacando mejor, jugó con un ritmo tal, que no dejaba al serbio golpear con comodidad. Siempre presionándole, siempre moviéndole, y cambiando constantemente las alturas de la bola sobre su revés, Novak solo encontraba alivio realizando algunas dejadas efectivas, pero que en el momento en el que Rafa las contrarrestó con bolas cruzadas, al serbio no le quedaban armas para conseguir puntos.

Un despliegue casi perfecto

En el primer set fue muy importante para Nadal romper en el primer juego cuando Novak había dispuesto de un 40-15. Otro momento decisivo para los intereses de Rafa de no dejar reaccionar a su rival fue el cuarto juego, muy disputado y en el que Djokovic tuvo la oportunidad de romper. Rafa no lo permitió con un juego de ataque perfecto, prácticamente sin errores mientras que Novak, con un pobre porcentaje de saques, no veía la forma de contrarrestar la superioridad del mallorquín. Nadal mantuvo en el segundo set su altísimo nivel de aciertos, y la increíble cifra de solo 3 errores no forzados en 12 juegos disputados a un gran ritmo, y en los que Rafa jugaba todos sus golpes para dominar a su rival.

La reacción momentánea

En el tercer set, más igualado en el marcador, Rafa, al igual que en semifinales contra Schwartzman, sufrió un pequeño bajón cuando dominaba 3-2 y saque. Fue el único momento del partido en el que Nole tuvo la iniciativa, pero al igual que en semifinales Rafa se rehizo, volvió a dominar y acabó el partido con un saque directo, como ejemplo de lo que había sido un juego agresivo, de ataque, completando una actuación magistral.

Sacar y mandar

Nadal estuvo excelente con el saque, que le permitió dominar el segundo golpe. Con una magnífica anticipación y movilidad en los restos, en los que no cedió pista, jugando todo el encuentro más dentro de ella que su rival. Extraordinario y versátil con su revés, capaz de angular, de jugar bolas altas sobre el revés del rival, de bajarlas cortadas... Y todo con un ritmo dominante que acababa con un golpe ganador o un error de su adversario, siempre golpeando bajo presión. Y si el revés funcionó bien, ¿qué decir de la derecha? Extraordinaria siempre, y demoledora y decisiva en muchas ocasiones.

Apoyado en un estado físico impecable, que le permitió llegar a todas las bolas para dominar, el partido de Rafa desde el punto de vista táctico fue perfecto, y sorprendió totalmente a Novak. El serbio estaba acostumbrado a ser quien dominase el juego, con Rafa defendiéndose, y la agresividad del español le sorprendió, por lo que solo fue capaz de lograr algunos puntos con la dejada.

Sensacional actuación de Nadal en un partido en el que ambos se jugaban mucho y en el que Rafa, además de ganar su Roland Garros número 13, de igualar a Federer con 20 grand slams, demostró una clara superioridad en todo sobre el número 1 del ránking, distanciándose de él en la lucha por los grandes y mostrando un estado de forma excepcional.

El riesgo de las comparaciones

Las comparaciones de distintas épocas siempre son complejas, pero creo que la versión de Rafa Nadal en los dos primeros sets de la final es equiparable a las mejores actuaciones a lo largo de su dilatada y fantástica trayectoria.

Aquel partido contra Pietrangeli

La entrega del trofeo por parte de Nicola Pietrangeli, doble campeón en Roland Garros, me trae el recuerdo de haber tenido el honor de haber jugado contra él en el Tenis de La Coruña; y el ver a Rafa levantando el trofeo y escuchando el himno por decimotercera vez, el recuerdo de aquel chaval que entrevisté con 16 años y decía que prefería jugar en pista dura que en tierra. Un chaval que se convirtió en un orgullo para toda España y un icono del deporte mundial.