Asturias, 2033: emigrantes más jóvenes, paritorios vacíos y centenarios a tutiplén

Susana D. Machargo REDACCIÓN

EMIGRACIÓN

PACO RODRÍGUEZ

Ni un solo indicador demográfico invita a la esperanza. La mortalidad se estabiliza pero el índice de natalidad arrastra el padrón a un imparable envejecimiento

03 dic 2018 . Actualizado a las 19:09 h.

Ni un sólo indicador invita al optimismo. El padrón de Asturias se despeña sin que ninguna administración lo remedie. Cada estadística es peor que la anterior. La última, una proyección a 15 años del Instituto Nacional de Estadística (INE), es desoladora. El Principado del 2033 tendrá apenas 940.540 habitantes, de los que casi el 15% habrán nacido en el extranjero. Ni siquiera un cambio en los flujos migratorios, con un incremento de las entradas procedentes de otros países, servirá para frenar la sangría. No nacerán ni 5 niños por cada 1.000 habitantes. Las maletas para buscar un futuro fuera se harán a edades más tempranas y el número de centenarios crecerá de manera exponencial. Si hay un dato al que aferrarse es el que detalla el número anual de defunciones, que se estabilizará por encima de los 13.000.

Por si faltaba algún elemento desolador, la soledad también tiene un hueco en esta radiografía. Al haber menos población, esta se estructurará en menos hogares. Pero habrá muchas más personas viviendo solas. Los hogares unifamiliares crecen de manera exponencial. Mucho más difícil será encontrar casas en las que convivan bajo un mismo techo cinco o más personas. Apenas quedarán 8.431 en toda la región.

La proyección asturiana está entre las más negativas del país, que en ese mismo periodo de tiempo conseguirá mejorar y recomponer su estadística de habitantes. España ganará habitantes y rejuvenecer su población. Entre las comunidades que liderarán este cambio de tendencia se encuentran básicamente Madrid y Cataluña, lo que demuestra que la concentración urbana es un fenómeno que no pasará de moda. Curiosamente, aparece en tercer lugar Canarias. En su caso, el INE le atribuye un saldo migratorio exterior espectacular. Es decir, su padrón crecerá básicamente gracias a la emigración desde el extranjero. Un fenómeno muy similar registrará Baleares, región que comparte su gran tirón turístico.

El erial asturiano

El Gobierno del Principado lleva años hablando de la urgente necesidad de aprobar políticas activas para frenar la caída del censo, el despoblamiento de las alas y el brutal envejecimiento de su pirámide poblacional. El INE no es muy optimista al respecto. Solo hace falta analizar el indicador que mide el crecimiento de la población por cada 1.000 habitantes al año. El asturiano traza una curva, con unos pequeños dientes de sierra hasta el 2022, con pequeñas caídas y ascensos, y después un imparable crecimiento. En 2032, la región perderá hasta 6,7 habitantes por cada 1.000. 

Las defunciones se estabilizarán en torno a 13.000 al año, con algunos ejercicios incluso por debajo. Pero el problema está en que no remonta la tasa de natalidad. Dentro de 15 años, nacerán menos de cinco niños por cada 1.000 habitantes. Con ese indicador poco se puede hacer por remontar. Ni siquiera el tirón de la inmigración, que aumentará, será suficiente para lograr un cambio de tendencia. Se irán menos asturianos al extranjero y vendrán más inmigrantes procedentes de otros países. Ese es saldo sí será positivo. El nacional, en cambio, seguirá en números rojos. No se frenará el número de jóvenes que se van a otras comunidades en busca de empleo. Es más, se irán cada vez a una edad más temprana. El INE indica que la edad media para migrar en la actualidad se sitúa casi en 31,5 años. En 2033, se habrá rebajado hasta los 29,8 años.

Todos estos datos explican otros muchos, especialmente el envejecimiento. Los asturianos tendrán, en 2033, de media, 51,8 años. Ellas, con 53,4 años y ellos, con 50,0. Además, uno de cada tres asturianos será mayor de 65 años. El informe estadístico, basado en proyecciones, señala que el 33,58% habrán rebasado esa edad. El número de centenarios se multiplicará casi por cinco en estos próximos 15 años. Pasarán de ser algo más de 300 a más de 1.500. Si sumamos los mayores de 90 años, para tener una impresión más amplia, entonces ya estamos hablando de que serán más de 20.000.

El informe tiene mil teclas que tocar pero todas tocan la misma música. Todas sirven para comprender por qué el Principado va a perder más de 87.000 habitantes en solo tres lustros. Hace unos años, la barrera del millón de habitantes era el suelo resbaladizo al que nadie quería mirar. Ahora ya se afronta como inevitable y a muy corto plazo. No obstante, el INE aporta otros indicadores que es necesario mirar con lupa. Habrá mucho más asturianos mayores y, proporcionalmente, la tasa de dependencia será superior. Casi seis de cada diez con los 65 años ya cumplidos serán dependientes y requerirán de servicios asistenciales.