19 letras «creativas» para la Tabacalera de Gijón

GIJÓN

Los 'artistas' muestran las letras elaboradas con elementos reciclados.
Los 'artistas' muestran las letras elaboradas con elementos reciclados. Daniela Cohen

El desembarco de los Reyes Magos en el cerro es aprovechado para llevar a cabo una intervención colectiva que reivindica que la antigua fábrica de tabacos sea un centro sociocultural

05 ene 2019 . Actualizado a las 17:16 h.

19 artistas y 19 letras. Las 19 letras de «centro sociocultural». Todas diferentes y realizadas con mucha creatividad con elementos reciclados. El mensaje, sencillo y claro, se colocaba hoy en el cierre de la parte posterior de la antigua fábrica de tabacos de Cimavilla para reivindicar que el edificio, una vez remodelado, tenga usos socioculturales. Y es que el futuro de la Tabacalera de Gijón sigue en el aire. A la espera de que se decida qué se va a hacer exactamente con los 11.800 metros cuadrados de superficie construida que, en principio, habrá disponibles cuando se completen unas obras que ya parecen eternas.

El resultado final, en la valla que protege el solar de Tabacalera, en la calle Emilio Muñiz el Negro.
El resultado final, en la valla que protege el solar de Tabacalera, en la calle Emilio Muñiz el Negro. Daniela Cohen

Esta intervención callejera surge de ArteFakto, que promueve el arte en la calle para dinamizar y regenerar espacios públicos. En esta ocasión, según explica Anina Hood, se ha querido aprovechar que los Reyes Magos aterrizan en Cimavilla, en el cerro de Santa Catalina, para llevar a cabo esta acción participativa con la que se lanza un deseo que tienen muchos gijoneses para Tabacalera. «Un deseo que es una necesidad para el barrio, puesto que faltan espacios capaces de dinamizarlo y sobran personas con talento», indica.

Hace semanas lanzó un llamamiento abierto a través de las redes sociales para reunir a 18 personas más que la ayudasen a crear cada una de las letras de centro sociocultural. Todas diferentes porque tenían que salir de la imaginación de cada uno de los participantes, en su mayoría mujeres y con edades comprendidas entre los dos años medio de la más pequeña y los 81 años de la abuela del grupo, que se sumaron con mucha ilusión a este deseo colectivo. Los únicos requisitos fueron que tuvieran una misma altura (72 centímetros) y el uso de materiales reutilizados. 

«El masterplan es que Tabacalera sea el museo de la ciudad, pero hay mucho edificio y, aunque una parte tenga que ser gestionada por la Administración, puede cohabitar perfectamente con otros usos que, por otra parte, son necesarios», insiste Anina Hood, que explica que el resultado de la intervención fue una sorpresa para los propios participantes hasta el momento de la instalación al trabajar cada uno de ellos de forma individual.

Así, Paloma, Elena, Nieves, Isabel, Elia, Noemí, Irene, Celia, Abril, Rus, Vicky, Lena, Yago, Sandra, Naia, Deba, Gabi, Eva, Inés, Elena, Carla, Laia, Covi, Elena y Anina fueron colocando, una a una, las letras de centro sociocultural en la parte trasera del solar de Tabacalera, en la calle de Emilio Muñiz el Negro. «A ver cuánto duran», bromeaban, satisfechos con el original resultado, que reivindica unos usos que vayan más allá de la actividad estrictamente museística en un edificio que lleva desde 2002, cuando cerró sus puertas como fábrica, esperando su suerte. 

«Cimavilla tiene carencias muy importantes y si hay algún barrio que necesita una inyección es este», considera, mencionando por ejemplo la deficiente accesibilidad del barrio, la también larga espera por un techo para la pista deportiva que utilizan los escolares del Honesto Batalón o el SOS lanzado por la comisión de festejos del barrio para que las fiestas de este año no desaparezcan.