El Antiguo Instituto entona Asturias, «Patria de Sidra»

J. C. G. GIJÓN

GIJÓN

Una exposición sin precedentes exhibe en Gijón una panorámica en torno a la cultura material que rodea al más identificativo de los productos asturianos

20 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La tradición sidrera asturiana mandaba que, tal día como ayer, en la festividad de San José, los llagares colgasen una rama de laurel florecido a su entrada para anunciar que de los toneles ya manaba la primera sidra del año. Esa misma rama colgaba ayer a la entrada de la Sala 2 del Centro de Cultura Antiguo Instituto de Gijón como un elemento más de la gran exposición que desde ayer despliega una panorámica sin precedentes de la cultura material de la sidra y de su peso en los últimos tres siglos y en todos los aspectos de la vida cotidiana en Asturias. Porque, aunque técnicamente el grueso de la exposición se ocupa de la industria de la sidra champagne asturiana entre 1884 y 1836, las más de 700 piezas, muchas de ellas inéditas, reunidas para le muestra van mucho más allá. El título lo dice todo: Patria de Sidra.

A lo ancho de las tres grandes salas, y en tres apartados -'Manzana y  sidra de Asturias', 'Sidra espumosa y sidra champagne' y 'La industria champanera asturiana'- Patria de Sidra reúne las más diversas manifestaciones emanadas del mundo del cultivo, producción, industrialización, comercialización y consumo del que quizá sea el más distintivo y universalmente conocido de los productos asturianos, y desde luego, del que más impacto ha tenido en los más diversos aspectos de su cultura desde el 'boom' del cultivo de la manzana y de la elaboración de su jugo fermentado desde mediados del XVIII.

Botellas, carteles, publicaciones, etiquetas, grabados, piezas de cerámica, juegos populares o cuadros de tema costumbrista o paisajístico pintados por algunos de los más importantes artistas asturianos del periodo que abarca la muestra son otros tantos reflejos de la profunda infiltración de la sidra en Asturias: su impacto en las costumbres populares y en las formas de sociabilidad, pero también su peso en el sector agrario, en el desarrollo de la artesanía cerámica o de la madera, en la industria del vidrio, en las exportaciones a ultramar o como estímulo para actividades como la de los talleres litográficos, con dos fechas clave en un proceso de expansión espectacular: la obtención en 1857 de la primera sidra espumosa por el gijonés Tomás Zarracina, y en 1884 de la sidra champagne por José Cima en Colloto. Un inmejorable despliegue de argumentos, por cierto, para defender la candidatura de la cultura sidrera asturiana como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad que Asturias espera obtener de la Unesco.

El proyecto comisariado por Manuel Crabiffosse Cuesta como fruto de más de 20 años de investigaciones ha cogido cuerpo como exposición gracias a la colaboración del Departamento de Museos de la Fundación Municipal de Cultura de Gijón, el Muséu del Pueblu d'Asturies -que aporta casi tres cuartas partes del material expuesto-, el Museo Casa Natal de Jovellanos y coleccionistas públicos y privados, y tendrá plasmación más profunda y estable en forma de un estudio que se presentará el jueves, 28 de marzo. Mientras tanto, la muestra se convertirá previsiblemente en una de las más exitosas del calendario cultural de la ciudad en su intento de mostrar, desde suelo gijonés, «lo mejor de nuestro patrimonio», contribuyendo «al fortalecimiento de la identidad cultural de Asturias».

Así lo señaló en sus palabras inaugurales la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, en un multitudinario acto que contó con una importante presencia del sector de la producción de sidra y también de la plana mayor de su partido, Foro Asturias, incluyendo a Francisco Álvarez-Cascos. Moriyón destacó que, aparte de la exhibición de todo lo relacionado con «el mundo de la fraternidad popular de la sidra» y de una manifestación central de la cultura asturiana, se trata de la «primera exposición de este alcance y características» que busca reconstruir «un hito en la historia agraria, artesanal e industrial» que vaya más allá de una visión «folklórica, publicitaria y mediática» y «frente a los tópicos», permita «profundizar en la realidad» del mundo de la sidra asturiana y su «evolución del medio campesino y rural al industrial y urbano».

Por su parte, el director del Pueblu d'Asturies, Juaco López, remarcó la importancia de preservar y divulgar fondos como los que reúne Patria de Sidra; máxime cuando -como recordó- de las 40 empresas dedicadas, sobre todo en Gijón y Villaviciosa, a la industrialización de la sidra espumosa o achampanada, solo se conservan los archivos de tres, y no al completo.