¿Por qué cierran los bares en Asturias?

Marcos Gutiérrez GIJÓN

GIJÓN

Interior de una vinatería
Interior de una vinatería

Expertos y profesionales desgranan las razones por las que en la región desaparece un local cada tres días

16 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Seguro que la frase «habrá mucha crisis, pero los bares están llenos» les resulta familiar. Este mantra urbano se hizo bastante popular durante los peores años del, valga el eufemismo, frenazo de la economía española. Los datos que recientemente publicaba la patronal Hostelería de España en su anuario muestran que, por desgracia, los chigres no estaban tan llenos como parecía. No todos, al menos. O tal vez el problema era que, aún triunfando, muchos no resultaban rentables. En efecto, a día de hoy son 5.370 los establecimientos de barra que hay abiertos en la región, mientras que en 2010 había 6.259. Esto equivale a decir que en el Principado cierran de media al año 111 locales o, lo que es lo mismo, uno cada tres días.

Expertos y profesionales creen que las causas fundamentales de este desplome se deben en muchos casos al escaso conocimiento del medio de los dueños de nuevos bares que abren, a la saturación, la falta de relevo generacional y, asimismo, a la escasa especialización de algunos locales.

Pepe Álvarez, gerente de la Unión de Comerciantes de Avilés y Comarca, que engloba a los empresarios de hostelería, explica que «aquí está como en todos los sitios la situación. Cierran muchos bares por jubilaciones y porque ha habido una saturación en la hostelería. Pero también están los casos de los típicos bares que se abren como salida profesional en un sector refugio, sin tener en cuenta que es una actividad costosa que hay que mimarla y trabajársela».

En efecto, según los hosteleros más curtidos, muchos de los que acceden al sector lo hacen sin conocer sus códigos, necesidades y, asimismo, sin disponer de la imprescindible experiencia contable. «Ahora estamos notando que abren bares muy especializados en vino, en el sector hoteca y locales de noche especializados en cócteles. Es fundamental dar comidas de tapeo u otras elaboraciones singulares», destaca Álvarez. Insiste en que «el bar de toda la vida aún existe y los habrá siempre, especialmente en zonas rurales», si bien en las ciudades el futuro de los negocios pasa por crear micro-nichos.

Falta de experiencia

Juan Díaz Permuy, profesional y miembro de la Unión de Comerciantes y Hosteleros del Caudal, explica que en la zona «abren locales, cierran, luego vuelven a abrir, … al final el número está estable, ya que son los que salen por los que entran». Coincide con Pepe Álvarez en que gran parte del problema radica en el desconocimiento del sector por parte de muchos de los que llegan a él como tabla de salvación. «La gente no tiene conciencia de los costes de hoy en día», asevera. «Muchos no son profesionales del sector, sino personas que tienen una indemnización o algo de dinero ahorrado», apunta. «Hace 30 años el traspaso de una cafetería costaba 120.000 euros. Hoy se coge un bar sin traspaso a cambio de la renta y al principio todo es muy guapo, hasta que empiezan a llegar las facturas, hay que pagar a autores, la Seguridad Social, … además se suele empezar cobrando precios demasiado bajos», dice. Cree esencial «profesionalizar» un sector en el que «las ventas están por el suelo». «Hay más bares que hace treinta años y en el Caudal tenemos 38.000 habitantes, cuando en el 2000 había 50.000», indica.

La presidenta de la Asociación de Autónomos, Comerciantes y Servicios de Villaviciosa, Cristina Simón Roda, resalta que en su zona de influencia «en los últimos meses hemos asistido al cierre de varios locales dedicados a la hostelería, algunos por jubilación y otros por la mala marcha del negocio. Por otra parte hay nuevas aperturas, con lo que la oferta se mantiene».

Asevera que «en los últimos años se ha resentido el consumo, las ventas son menores. Eso, unido a que los precios de los alquileres siguen en niveles similares a los de épocas en los que la facturación era mayor y a que los gastos fijos del negocio han ido subiendo, te deja en una situación difícil. Si se ajustasen los precios a las necesidades reales posiblemente estaríamos hablando de equipararnos a la hostelería del resto de Europa, donde fácilmente pagas 3 euros por un café y donde, a partir de las diez de la noche, resulta difícil encontrar algo abierto».

Cree que hay muchos factores que entran en juego a la hora de explicar las razones por las que unos bares permanecen abiertos mientras otros cierran sus puertas. Entre ellos «fundamentalmente el buen trato al cliente. Por ejemplo: si voy a tomar café, es de agradecer que el camarero recuerde si es solo, cortado, o si tomo azúcar o sacarina. Si además de eso te recibe por tu nombre y con una sonrisa ya es más fácil que te sientas a gusto y vuelvas cada día. Pero eso no es todo; influye desde la decoración del local hasta la posibilidad o no de poner terraza. Mucho trabajo y una pizca de suerte... por desgracia, no existe la receta perfecta».

Especializarse para sobrevivir

Marta González, vicesecretaria general de la Federación de Servicios, Movilidad y Consumo de UGT, cree que el problema de los cierres de estos locales «viene derivado de que en Asturias hubo una época en la que se pusieron bares sin control ninguno». Considera que muchas personas lo vieron como un sector refugio «creyendo que la hostelería era fácil, cuando no es tan sencillo abrir un bar». Cree que el exceso de oferta es una de las causas de esas cifras, ya que «el mercado al final da para lo que da» y, además, «se abrieron algunos locales con poca profesionalización». «La competencia en Asturias es muy fuerte. Ya de mano en Asturias no había una mala hostelería en absoluto, por lo que compites con verdaderos expertos», asevera.

Destaca que la zona central y las cuencas son las áreas de Asturias más afectadas por el cierre de establecimientos. «Las cuencas son una zona debilitada ahora mismo en ese sentido y los locales sufrieron, pero es algo que se reproduce en el conjunto de la región». Considera que la clave para que un bar pueda salir adelante hoy en día es «que vaya acompañado de restauración. Sobreviven más fácil aquellos que atienden de manera atenta, dan comidas y se especializan».

«Es necesario apostar por los buenos profesionales, trabajadores que tienen que estar formados y bien pagados. La hostelería es un trabajo muy sacrificado y hay que profesionalizar al sector», concluye.

El secretario general de la Federación de Servicios de CCOO, Alfredo García, considera que ese escenario de cierres que dibujan las estadísticas se explica groso modo porque hace años «tal vez había un exceso de bares. Cuando vino la crisis mucha gente puso este tipo de locales como salida laboral». Cree que, asimismo, estamos viviendo una «reconversión de formatos de bares, pero también de restaurantes y cafeterías».

Considera que en los cierres influye también un factor tan incontrolable como el cambio de los hábitos de los consumidores a la hora de acudir a ciertos establecimientos, en el sentido de que «de repente hay zonas que se ponen de moda y otras que lo estaban se van quedando atrás». Pese a que en el apartado de los establecimientos de barra los datos de la patronal nacional no son del todo positivos, Alfredo García cree que en el global de la hostelería «el empleo está creciendo» en Asturias.

También pone sobre la mesa el efecto que el «relevo generacional» tiene en los cierres de negocios como los bares que, en muchas ocasiones, tienen un marcado componente familiar. «Luego también hay una idea equivocada que viene de muy antiguo, que era la de que tu ponías un bar y ganar dinero era fácil», concluye.