Un día sin hostelería en Gijón: el sector protesta por la «demonización» que sufren

Marcos Gutiérrez GIJÓN

GIJÓN

Empleados de una terraza de la plaza San Miguel de Gijón
Empleados de una terraza de la plaza San Miguel de Gijón Alberto Morante

Dueños de bares y locales  protestarán el 28 de octubre ante el Ayuntamiento. «Ahora mismo estamos solos, sin ninguna ayuda por parte de las administraciones», denuncian

19 oct 2020 . Actualizado a las 10:32 h.

La hostelería es, sin duda, uno de los segmentos de la sociedad que más miradas está recibiendo ante el aumento de los contagios en Asturias. Bares y pubs centran muchas de las suspicacias en esta segunda ola de la COVID 19. Los profesionales se quejan, sin embargo, de que, por un lado, desde el comienzo de la desescalada han cumplido con todos los requerimientos y normas impuestas por el Gobierno regional y, por otro, de que no se les está proponiendo un plan ‘b’ ante las reducciones de horarios y aforos que padecen.

Es por eso que los dueños de estos negocios en Gijón se han organizado y van a realizar una protesta el miércoles 28 de octubre a mediodía ante el ayuntamiento. Ese día está previsto el cierre de la hostelería de Gijón, como medida de protesta por la situación que está viviendo el sector. Desde la plataforma que convoca la protesta se denuncia que, varios meses después  del inicio de la pandemia, la «desesperación» en el sector ha calado ante la «demonización» que, a su juicio, padecen.

Bajo el hashtag #SalvemosLaHosteleria, el colectivo aglutina a los dueños de negocios de La Calzada, Natahoyo, Cerillero, Jove, Tremañes, Veriña, La Arena, El Bibio, Las Mestas, Viesques, El Coto, Ceares, El Llano, Centro, Cimavilla, Laviada, Pumarín, Montevil, Polígono, Perchera, Nuevo Gijón, Roces y Santa Bárbara. Buscan hacer llegar a las administraciones públicas de Asturias su sentir generalizado hacia la deriva actual de la situación en la ciudad.

«A día de hoy, y después de 7 meses, estamos peor», resaltan. Desde la plataforma insisten en que este segmento de la economía de la ciudad da trabajo y proporciona ingresos a «gran número de trabajadores, autónomos y familias». También recuerdan que de la hostelería dependen, de modo indirecto, «distribuidores de bebidas y alimentación, panaderos, carniceros, pescaderos, kioskos y así un largo etcétera».

Recuerdan que este colectivo, desde el comienzo de la desescalada en mayo, «con la apertura de las terrazas de hostelería y posterior desarrollo en las distintas fases ha cumplido todas y cada una de las medidas impuestas», tales como desinfección en mobiliario e instalaciones, distanciamiento entre clientes y reducción de aforos. «Nos vemos en la obligación de ser policías en nuestra propia casa para hacer cumplir las normas», explican y añaden que todo esto lo hacen «siempre sin rechistar y corriendo con todos los gastos derivados de las limitaciones impuestas», explican.

A pesar de eso, apuntan, «un positivo que pasea todo el día por diferentes comercios y luego toma un café en un local de hostelería, afecta al cierre del mismo achacando éste a que la hostelería es un foco de contagio», resaltan. «No somos el virus. Somos trabajadores con padres, hijos y familias que mantener. Y no solo somos los locales. Somos un engranaje muy grande que se está viendo afectado por todas las prohibiciones que nos están imponiendo, impidiendo que podamos realizar nuestro trabajo pero queriendo cargarnos los mismos pagos», lamentan.

Insisten en la idea de que los hosteleros «están siendo responsables, por lo menos la gran mayoría, incluso cerrando sus locales en los casos de duda como medida de prevención sanitaria, tanto para sus trabajadores como para los clientes de los mismos, con el fin de no propagar el virus». Tras las últimas medidas impuestas en el Principado para frenar el avance del coronavirus temen que el cierre sea la única salida para la gran mayoría de dueños de negocios del ramo. «Estas limitaciones vienen acompañadas de menos ingresos, pero los gastos no se han visto limitados de ninguna manera, seguimos pagando la misma renta, luz, agua, Internet, sueldos y, así, una lista interminable», denuncian.

Creen que los gobiernos autonómicos y locales están contribuyendo a demonizar al colectivo, tachándole de «de foco de infección de coronavirus e incitando a la gente a que no entre en nuestros locales». «Ahora mismo  estamos solos, sin ninguna ayuda por parte de las administraciones, y solo nos queda luchar por defender nuestros derechos», insisten.