Pablo González: «No tengo conciencia de que haya habido ningún desencuentro con Marín»

Marcos Gutiérrez GIJÓN

GIJÓN

Pablo González, presidente del Partido Popular de Gijón
Pablo González, presidente del Partido Popular de Gijón M. G.

El presidente del PP de Gijón habla con La Voz de las claves para «coser los agujeros» en el partido, tras haber superado unas semanas «personalmente desagradables»

30 sep 2021 . Actualizado a las 11:55 h.

Pablo González (Gijón, 1970) trata de exprimirle minutos a la jornada en sus primeros días como presidente del Partido Popular en Gijón. Recibe a La Voz de Asturias en la sede de la formación cuando hace ya tiempo que ha oscurecido, tras un día de apretada agenda. Cree que el «reto» de «coser los agujeros» en el partido bien merece el esfuerzo. Un esfuerzo que pasa por lograr que la organización llegue fortalecida al próximo congreso, olvidando las disensiones y desencuentros públicos como el acaecido con el anterior presidente, Mariano Marín.

--¿Cómo están siendo sus primeros días como presidente del PP de Gijón?

--Lo estoy valorando muy positivamente. Estoy hablando cada media hora con toda mi junta directiva, que es amplia. Y es que quiero saber lo que piensa cada uno de ellos; su opinión sobre cómo ven el partido y la organización; qué aspectos de mejora ven y en qué posición están ellos en relación al PP de Gijón. Es esa labor de encaje, porque una de mis obligaciones es adaptar el partido a la necesidad de las personas. Es parte de mi estilo personal. Me gusta ser muy respetuoso con todos mis compañeros y parte de ese respeto que les debo pasa por repartir funciones en relación con sus necesidades, y no al revés. Es un cambio de cultura que también quiero implantar en este partido. Estoy ilusionado, porque veo que la gente responde muy bien.   

--¿Hasta qué punto es un desafío recomponer la organización?

--Políticamente me va la marcha y los retos. Me gusta confrontar, pero para poder llegar a acuerdos. Si no, lo que se produce es una cesión. Internamente el PP de Gijón es un reto. Es una formación con mucha historia, que tiene que evolucionar. Estamos en ese proceso de adaptarnos a una sociedad que ha cambiado mucho. Llevo desde los 18 años aquí. La casa me la conozco muy bien (ndr: risas).

--Llega tras unas semanas que, como usted ha reconocido, han sido «desagradables».

--Sí. Han sido personalmente desagradables. Y luego, desde el punto de vista de la organización, evidentemente son situaciones que no son deseables. Yo quiero separar lo personal y centrarme en mirar con claridad al futuro. Ahora bien, aprendiendo del pasado. Esa es otra de las cuestiones que quiero cambiar de la cultura de este partido. No puede ser que cada vez que llegue un presidente todo lo pasado se olvida, se aparta o arrincona. Al contrario, hay que coger todo lo bueno, mucho, que tiene el pasado y aprender de lo que no lo es tanto. Las organizaciones aprenden de dos maneras. Una es confrontando y otra es a través de la reflexión. Creo que el Partido Popular tiene que optar por la segunda.

--¿Qué criterios ha empleado para conformar el equipo que le acompaña?

--Salvo una persona es un equipo que ya estaba. Son mis compañeros, los conozco y mantengo con todos una buena relación. En lo personal, que es otro aspecto que forma parte de ese cambio de cultura del que hablaba, hay que ser absolutamente respetuosos entre nosotros. Se puede discrepar, discutir y estar absolutamente en contra con respeto. Eso es básico. ¿Cómo creo que tienen que ser los equipos en todos los órdenes de la vida? Considero que tienen que combinar cantera con experiencia. Y contar con personas que son constructivamente críticas también.

--¿Qué quiere aportar como presidente al PP de Gijón?

--Es una metáfora muy manida, pero creo que hay que coser agujeros. Eso se logra hablando con las personas y mirándolas a la cara. Cuando se es honesto y sincero es muy fácil llegar a acuerdos. A partir de ahí hay que llegar a compromisos compartiendo objetivos comunes. Como te comentaba, eso pasa por un cambio de cultura para ser más eficaces, competitivos y respetuosos entre nosotros. Para resumirlo, se trata de competir mejor cara a los afiliados en el sentido de comunicar y ser más cercanos. Tenemos que ser una factoría de ideas, estar en ebullición y competencia. Incluso en lo que respecta a la gestión de nuestra historia que, afortunadamente, la tenemos. No es más que poner en valor lo que poseemos. Quien crea que la política está aún anclada en los parámetros del bipartidismo es que no se entera de nada. Hay mucha competencia y en el espectro del centro-derecha, que pueden ser votos muchas veces intercambiables, es a veces feroz y dura. No quiere decir que no pueda ser sana. Es algo que se resuelve compitiendo mejor de los demás.

--Hablaba de «coser los agujeros» que tiene el partido. ¿Se pueden reconciliar las diferentes corrientes que hay en el PP de Gijón?

--Más que de corrientes prefiero hablar de puntos de vista o etapas del partido. La clave es conciliar perspectivas y personas que han tenido una vida activa en el PP hace 20 años, 10 o incorporaciones para el futuro. Hace falta una buena labor de entrenador de equipo.

--También ha dicho que su obligación es la de adaptar el partido «a las necesidades de quien voluntariamente quiere trabajar, y no al revés». ¿Fue ese uno de los problemas que existieron con el anterior presidente, Mariano Marín?

--Tengo todo el respeto personal hacia Mariano Marín, al margen de cómo haya sido todo. Porque, salvo los exabruptos del final, no tengo conciencia de que haya habido ningún desencuentro con él en ningún momento. Las organizaciones, cuando hacen las cosas de manera mejorable, algo que no es necesariamente achacable a alguien en concreto, tienen que ser capaces de detectarlo e implementarlo.

--¿Qué desencadenó la situación con el anterior presidente?

--Por mi parte, nada. No lo sé. Algún día me lo contará como hemos hecho siempre. Los dos hemos tenido muchas conversaciones. En el futuro creo que se producirá un diálogo y lo sabré.

--¿Va a cambiar la manera de hacer oposición del grupo municipal?

--La política de oposición en el Ayuntamiento va a mejorar necesariamente, porque hasta ahora no existía un partido respaldándola y ahora va a empezar a haberlo. Eso ya de por sí es una ayuda. En cualquier caso, lo que yo quiero es que los concejales tengan más herramientas y recursos para hacer política. A partir de ahí, el enfoque que se tenga que tomar tiene que ser consensuado con ellos. Tenemos que hablar mucho.

--¿Entra en sus planes ser candidato a la alcaldía?

--Estoy tan abrumado con lo que tengo entre manos que solamente espero llegar físicamente con vida al próximo congreso (ndr: risas). Esto me absorbe más de 24 horas al día. Mi horizonte llega justo hasta ese punto, con el objetivo de que, pase lo que pase en el congreso, el partido salga fortalecido.

--En el último Comité Ejecutivo Autonómico, Jaime de Olano, vicesecretario nacional de Participación del partido, hablaba de la necesidad de concentrar el voto del centro derecha. ¿Hay voluntad de ir en esa línea?

--Eso está íntimamente relacionado con el concepto de competir del que hablábamos. El partido tiene que ser más interesante y fidelizar al voto de quienes ya le votan, pero también atraer a quienes no lo hacen. Antes de plantearnos nada tenemos que pensar cómo ser más atractivos y recuperar lo que siempre fuimos, la casa común del centro y de la derecha. Eso no implica confrontación u operaciones con otros partidos, sino que tiene que ver con el respeto entre organizaciones para ser más atractivos a los votantes de todas ellas.

--Precisamente esa atomización del voto, tradicionalmente patrimonio de la izquierda, 'afecta' desde hace unos años también a la derecha.

--Es que al final la sociedad es muy diversa. Cada vez más. Y esa diversidad se traduce en que, habiendo partidos diferentes, unos encajarán más con unos votantes y otros con otros. Eso se gestiona como se ha hecho toda la vida. Intentando ser mejor que tus competidores.

--¿Qué pasará con el funcionamiento de la sede? Mariano Marín decía que no había dinero para mantenerla abierta.

--Ayer mismo he pedido información al tesorero. Evidentemente nuestra obligación es optimizar los recursos que tenemos. Tenemos que apretarnos el cinturón como todo el mundo. En Gijón hay familias, autónomos y trabajadores que están pasando muchas necesidades. Esto, en parte, es como una economía doméstica. ¿Qué no tienes recursos? Pues te aprietas el cinturón e intentas hacer más con menos.

--¿Cuáles son, a su juicio, los principales ‘debes’ que ha de afrontar Gijón?

--El gobierno municipal tiene que abandonar el frentismo. Tenemos que volver a respetar y dar valor a los consensos. Por ejemplo, saltó por los aires el del Plan de Vías. Si no hay consenso, lo que queda es confrontación, y yo eso no lo quiero. Lo que es malo para los ciudadanos, lo es para Gijón y para nosotros. Hay partidos que están cómodos en ese escenario y yo considero que no es legítimo, porque implica anteponer las tesis electorales al interés general. En segundo lugar, ya en positivo, hace falta un proyecto de ciudad. Un equipo de gobierno tiene que tener claro qué es lo que quiere para la ciudad. Y yo, de momento, solo sé lo que nos prohíben. Pero oiga, ¿y dónde está, lo que quiere, la ilusión, lo que libremente vamos a hacer, las posibilidades que vamos a tener? Solamente se habla de lo que se nos quita, no de lo que se nos da y me parece vergonzoso.

--¿Se observa una falta de autocrítica y comunicación en el equipo de gobierno municipal?

--Personalmente creo que al equipo de Gobierno en el Ayuntamiento parece que no le importa todo lo que no sea el propio equipo de Gobierno. No le importan los otros partidos, los consensos y los ciudadanos cuando piensan contrariamente a como lo hacen ellos. Eso es el antimunicipalismo.