La inversión pública en empresas de Asturias superó los 100 millones en un lustro

INVERSIÓN

Entre los años 2015 y 2019 las subvenciones de líneas estatales y del IDEPA financiaron casi 2.500 proyectos que crearon 1.500 empleos

27 may 2020 . Actualizado a las 17:48 h.

A punto de que se aprueben los primeros presupuestos de la legislatura, Asturias llega a la culminación de 2019, después de meses intensos con gran actividad electoral y tras un mandato en el que las prórrogas fueron la norma, con un debate existencial sobre gastos e ingresos. La patronal asturiana llega a esta recta final con un duro y reforzado discurso de críticas a la política fiscal y reclamaciones de inversión como si fueran un juego de suma cero, pero lo cierto es que la economía es circular. La competencia por los impuestos llega al ámbito territorial, los inspectores de Hacienda han reclamado más control sobre personas que fingen vivir en Madrid para eludir el pago de tasas en lugares como Asturias, pero a su vez muchas de las grandes empresas han recibido fondos públicos en distinto grado. El grueso de las ayudas, correspondientes a apoyo al desarrollo y al investigación, superan de largo los 100 millones de euros en el último lustro.

Las cifras del balance del Instituto de Desarrollo Económico del Principado de Asturias (IDEPA) toman como referencia las gestionadas por el propio organismo asturiano y la administración del Estado (LIR, Miner y Miniminer); y revelan que el número total de empresas que se han beneficiado de estas ayudas entre los años 2015 y 2019  son 1.115, que han desarrollado 2.493 proyectos con una inversión total de 576.917525 €, lo que ha permitido la creación de 1.509 puestos de trabajo. Estas empresas han recibido subvenciones por un importe de 109.974.608 (sumando los fondos procedentes del Principado y el Estado).

A la hora de desagregar los datos, el IDEPA detalla que el monto más alto de subvenciones a empresas es el de convocatorias para la Transformación Empresarial, que suman casi 62 millones de euros, y que son «subvenciones a fondo perdido para la implantación de soluciones de mejora en los ámbitos del proceso, producto y modelo de negocio de las empresas, en el ámbito de la Industria 4.0». Con ellas se acredita la creación de más de 1.500 empleos. Los montos más altos corresponden a las líneas estatales pero también a la asturiana de proyectos de inversión empresarial. 

El segundo corresponde a las líneas que forman las ayudas a Innovación y Competittividad, que suman más de 39 millones de euros. Se concecieron a 1010 proyecto y la parte más grande correspondió a cheques de innovación tecnológica. Las ayudas convocadas para la internacionalización y creación de empresas de baste tecnológica y los semilleros suman el resto, casi 20 millones de euros.

A comienzos del mes de diciembre, la Federación Asturiana de Empresarios (FADE) relanzó una campaña bajo el lema «sin empresas no hay paraíso» en el que quería destacar la importante aportación del sector privado a la economía asturiana. Uno de ellos, con un tono muy crítico respecto a una serie de infraestructuras pendientes de culminar en Asturias, llegaba a poner en cuestión la pertinencia del atractivo de la comunidad para atraer inversión exterior. Respecto a los presupuestos regionales para 2020, los empresarios reclamaron que se aumentara la partida de inversión, especialmente hacia la construcción, mientras se cargaba contra las partidas previstas para el salario social que, a su juicio, desincentiva la búsqueda de empleo. Pero junto a las «deficiencias» denunciadas por la patronal en la inversión, los empresarios han cargado en los últimos meses contra impuestos, como el de sucesiones, que tiene una tasa más alta en Asturias frente a comunidades como Madrid.

Empresas señeras asturianas, como la clínica del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega en Oviedo recibieron en su tiempo una generosa aportación de los fondos mineros, casi 200.000 euros que su utilizaron para el área de investigación.

A la hora de medir las ayudas a la investigación en Asturias entre 2015 y 2019, el IDEPA explicó su metodología: tomando como referencia un listado completo de los beneficiarios de todas las líneas de ayudas «y marcamos todas las empresa sin repetición, es decir que si una empresa se presenta a varias líneas de ayudas (PIE, I+D y PI), solo se cuenta como una empresa aunque se consideran las tres inversiones y subvención concedidas». Del mismo modo, en los datos desagregados por grupos de ayudas (innovación, inversión) «hacemos la misma operación, pero en este caso solo cruzamos las ayudas concedidas a una empresa en ese grupo (aunque pueda tener otra ayuda en un grupo distinto)». De este modo, «la suma del número de empresas beneficiarias en los distintos grupos, no es la misma que el de totales, porque el dato neto, en este caso, solo se obtiene de las empresas/ayudas obtenidas en cada grupo. No obstante, la suma de los parciales de inversión, subvención, sí dan la cifra de los totales».