¿Se le van las vitaminas si no lo tomas enseguida? ¿La vitamina C ayuda a curar los resfriados? ¿El zumo de naranja tiene más azúcar que una naranja? ¿Te resultan familiares estas afirmaciones? Ha llegado el momento de desmentirlas

El que no haya oído alguna frase sobre el zumo de naranja y la fugacidad de sus vitaminas que dé el primer trago. Ya no es una frase relegada a padres y abuelos que apuraban los segundos para que del exprimidor al vaso y del vaso a la boca no pasaran más que microsegundos. ¡Relax! Vamos a romper el mito y a confesar algo que hará temblar los árboles genealógicos de muchas familias: al zumo de naranja solo se le van las vitaminas si han pasado 12 horas después de exprimirlo. ¿Que ya no sabe igual a la hora de exprimirlo? Sí, correcto, pero aunque cambia el sabor el contenido de vitamina C sigue siendo el mismo.

Desterremos otro mito, el de que la cantidad de azúcar que tiene un zumo de naranja es superior al de la fruta entera. Esta afirmación tiene matices y es que aunque tanto un vaso de zumo de naranja como el de la pieza de fruta (en bruto) contienen el mismo azúcar la diferencia está en que entre en nuestro cuerpo de distinta manera. Mientras que al tomar la pieza de naranja estamos ingiriendo al mismo tiempo otro nutrientes valiosos como puede ser la fibra, si bebemos un vaso de zumo estaremos consumiendo únicamente azúcares libres. Y os preguntaréis, ¿qué son azúcares libres? Tal y como explica la OMS, son los monosacáridos y disacáridos añadidos a los alimentos por fabricantes, los cocineros o los propios consumidores, pero también son los azúcares presentes de forma natural en la miel, los jarabes como el de ágave o los zumos de fruta, sean concentrados o no. Entonces, ¿si tomo el zumo de naranja con pulpa es como si consumiera la fruta entera? Pues no. Solamente afectaría levemente al nivel de saciedad por lo que, entre las tres opciones -zumo sin pulpa, zumo con pulpa o pieza entera- la opción más recomendable siempre será la fruta entera.

¿Y qué hay de los maravillosos beneficios de la vitamina C del zumo de naranja para curar un resfriado? Saquen el pañuelo, pero no para sonarse sino para secarse las lágrimas de decepción. La vitamina C es un nutriente que el cuerpo humano no genera por sí mismo, por lo que su ingesta está supeditada a través de ciertos alimentos. Entre sus funciones está la de intervenir en el proceso de envejecimiento, favorecer la absorción de nutrientes, reparar y mantener los tejidos celulares como piel, cabello y uñas o mantener el sistema inmune. La escasez de vitamina C en nuestro cuerpo se relaciona con diversas sensaciones de malestar como puede ser dolor de articulaciones, cansancio, gingivitis o pérdida del apetito. Si nos centramos en cantidades, la OMS recomienda consumir unos 90 miligramos diarios en hombres y 75 en mujeres, aunque si se trata de mujeres embarazadas o en periodo de lactancia la dosis tendría que ser más alta (entre 85 y 120 miligramos diarios).

Volviendo al tema de los resfriados, estos son causados por virus. En cuanto a la vitamina C, los expertos afirman que se necesitan más ensayos para esclarecer esa supuesta función terapéutica de la vitamina C. Entonces, ¿de dónde viene esta leyenda urbana? En los años 30 se consiguió aislar la vitamina y en los 70 el premio Nobel Linus Pauling concluyó tras varios ensayos que la vitamina C podía prevenir y aliviar el resfriado común. Posteriormente, tras la revisión de todos los estudios y relacionándolos con los fracasos de los efectos de los suplementos de vitamina C que prometen frenar la incidencia de los resfriados, los científicos nos han hecho caer de la burra. Eso sí, no se descarta que el consumo de vitamina C ayude a recuperarse antes, pero en ningún caso a curar los procesos gripales.

Ahora que ya conocemos más sobre el aclamado zumo de naranja, ¿con qué sacarle partido sin renunciar a una alimentación saludable? Proponemos tres recetas: carpaccio de manzana con salsa de naranja y avellana como opción refrescante; una crema dulce de naranja con espárragos trigueros a la plancha como entrante y una lubina asada con risotto de naranja como plato principal.

Más sobre gastronomía saludable en
La Salud Sabe Bien.