Considerada una de las hortalizas imprescindibles en la dieta mediterránea, la berenjena es versátil y rica en nutrientes a partes iguales. Te sorprenderá todo lo que puedes hacer con ella

La berenjena está considerada un alimento muy recomendado para dietas de adelgazamiento o control de peso ya que es muy saciante, contiene unas 20 calorías por cada 100 gramos y, además, está compuesta por más de un 90% de agua. Sus propiedades también suponen un alto aporte de fibra y apenas tiene grasa. En cuanto a minerales, son ricas en potasio, magnesio y ácido fólico. La berenjena puede reducir también el riesgo cardiovascular ya que está demostrada su acción cardioprotectora.

Existen distintas variedades de berenjena pero todas tienen un sabor muy parecido: suave y ligeramente amargo. Se suelen clasificar según su tamaño, su forma (larga, ovalada, redonda…), su color (negra, morada, verde o blanca) y su distribución del color (uniforme, reticulado, en listas…). Sin duda, las más comunes son las de tamaño medio-grande, de forma ovalada y de color negro y liso.

Los métodos de cocinado más saludables para la berenjena son la plancha, el horno, el microondas y el vapor. Porque, a diferencia del calabacín, no se puede consumir cruda. Por supuesto, hay muchísimas más opciones para cocinarla como rebozarlas, freírlas, guisarlas, saltearlas, escabecharlas, etc. Pero las más recomendadas son, sin duda, las mencionadas anteriormente.

Algo muy común es dejar sudar la berenjena, procedimiento que ayuda también a reducir ese amargor que la caracteriza. Cortándola en rodajas y espolvoreando sal por encima y a ambos lados, la berenjena va soltando gotitas. Lo ideal es pasarles un papel de cocina para retirar esas gotas de «sudor», lo cual ayudará también a que, al cocinarlas, absorban menos cantidad de aceite si es el caso.

¿Qué platos sorprendentes podemos hacer con berenjenas? Las propuestas que traemos esta semana se pueden dividir en tres categorías. Por una lado, formato untable con un paté de berenjena con atún y tomate seco ideal para picar como aperitivo o para hacer un bocadillo diferente si queremos huir del clásico embutido. Se prepara en cinco minutos y aguanta varios días en la nevera, por lo que es un recurso saludable, delicioso y sencillo.

La segunda es una doble propuesta de guarnición. Por un lado, láminas de berenjena crujiente que se pueden consumir a modo de nachos y, por otro lado, caviar de berenjena, muy recomendable para dipear o acompañar un pescado o una carne.

Cerramos la ronda con un plato más elaborado pero también diferenciador: albóndigas de berenjena. Para esta receta conviene tener en cuenta lo que comentamos anteriormente del alto contenido en agua de la berenjena. Una vez troceada la berenjena con la que haremos una masa, conviene escurrirla para desechar todo el agua posible y conseguir una masa que se deje moldear fácilmente junto con el resto de ingredientes que se le van a añadir, que en este caso serían huevo cocido, cebolla, queso parmesano y salsa de tomate.

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