UN PROYECTO DE ALIMERKA

Objetivo: no tirar comida a la basura y, si se hace, que sea lo mínimo posible. Con aplicar unas pocas reglas básicas es fácil conseguirlo

El año pasado abordamos en varios artículos el tema del desperdicio alimentario y también publicamos sobre qué alimentos no deben faltar en tu despensa. Siempre intentamos que unos artículos no contradigan a otros, si bien es cierto que ahora que empieza el año se juntan dos factores importantes. Por un lado, los buenos propósitos para el 2023 y, por otro, todos los despropósitos que se acumularon en 2022 y que en diciembre se agudizaron con toda la comida que ha ido pululando por casa y que, a pesar de tanto invitado y tanta ingesta navideña, se ha quedado sin consumir.

Y como no hay año nuevo sin lista, aquí recopilamos los trucos que mejor nos ayudarán a que la comida de nuestra despensa o nevera no termine en el cubo de la basura.

Prestar atención a las fechas de caducidad y de consumo preferente

Si tenemos una despensa amplia es muy fácil perder el control de las fechas de caducidad de todos los alimentos. Aunque lo recomendable en una despensa es ordenar los productos por tipo de artículo, evita caducidades colocando en la parte de delante de la despensa los envases más próximos a pasarse de fecha y en la parte trasera los que aún tengan margen para el consumo.

De esta manera, podremos ir dando salida a los alimentos en riesgo de caducar y no dar prioridad a los que tardarán meses o años. Parece una tontería pero es algo en lo que normalmente no nos fijamos y luego vienen los lamentos.

Importante también es fijarse en cuánto tiempo se mantiene un producto una vez abierto. Por ejemplo, hay conservas vegetales que deben consumirse en cinco días tras su apertura, tenlo en cuenta.

Utilizar tarros de cristal

Esto ayuda a visualizar el ingrediente en sí y a que en nuestro cerebro se active una chispa que nos anime a consumirlo o a buscar una receta para darle salida antes de que sea demasiado tarde. Almacenar en tarros de cristal ayuda también a la conservación del producto, mucho mejor que mantenerlo en su envase original de plástico con una pinza de la ropa.

Pegar un repaso a la nevera y a la despensa antes de ir a la compra

Puede parecer también muy obvio, pero ¿a que no lo hacemos? Generalmente, vamos al supermercado directamente al salir de la oficina y no tenemos esa visión de la despensa en la cabeza que nos mentalice de la compra que realmente se necesita. Más bien, de lo que no se necesita… Si por error acabamos comprando productos duplicados, nos aplicamos la primera norma del listado: pasarlo al fondo de la despensa. Si se trata de productos frescos, ya son palabras mayores, pero recuerda que el congelador es siempre un gran aliado.

Usa tu imaginación

Simple pero sabio consejo. Innovar en la cocina y que el resultado esté rico es más satisfactorio que terminar una maratón. Prueba a dar salida a ciertos alimentos próximos a caducar con tu imaginación y con ayuda de Google. Los salteados son un recurso muy acertado, por ejemplo, este de pasta con edamame o este otro de garbanzos con quinoa y vinagreta de cacahuete.

¿Que se nos han acumulado varias verduras sueltas en la nevera y ya empiezan a ponerse feas? Resuélvelo con un puré de lentejas resultón, práctico y sencillo.

Como no queremos saturar -ni la despensa ni tu cabeza-, nos guardamos más consejos para próximas entregas.

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