UN PROYECTO DE ALIMERKA

Diarreas y vómitos son los indicadores más frecuentes de haber sufrido una intoxicación tras la ingesta de ciertos alimentos. Pero este artículo no es para diagnosticar, sino para prevenir

En casi todos los hospitales de España se reciben a diario pacientes que presentan cuadros de intoxicación por la ingesta de productos en mal estado o por consumirlos cuando no debían haberlo hecho. Salmonelosis, listeriosis, toxoplasmosis, anisakis… son nombres conocidos, ¿verdad? Pero, ¿Sabemos cómo evitar que todas estas palabras entren en contacto con nuestro cuerpo y nos hagan sufrir una mala experiencia estomacal?

Ahora que llega la primavera llegan también más casos de intoxicaciones alimentarias. El tiempo acompaña e invita a organizar un picnic al aire libre, en espacios donde no siempre hay una nevera a mano o momentos en los que aportamos elaboraciones deliciosas pero sin pensar en los riesgos que puedan implicar que esas recetas no se conserven en las condiciones adecuadas antes de su ingesta.

Generalmente, las intoxicaciones alimentarias proceden de alimentos contaminados, descompuestos o tóxicos y cuya causa es la presencia de bacterias, virus, toxinas o parásitos en uno o varios de sus ingredientes. Ahora que llegamos a la estación primaveral, empiezan a aflorar mucho los gazpachos. Son un plato muy recurrido, fácil de preparar en casa y fácil de consumir fuera de ella. Lavar minuciosamente las frutas y verduras que vayamos a utilizar para preparar un gazpacho o cualquier otra crema de hortalizas para eliminar restos de tierra, químicos, pesticidas u otros agentes patógenos. Lo ideal es sumergirlas media hora en agua con unas gotas de lejía alimentaria.

Otra de las amenazas más frecuentes en cuanto a intoxicaciones es la salmonelosis. Se encuentra en una variedad importante de productos como la carne, los huevos o las mayonesas. Dejar una carne durante más de una hora al aire libre es caldo de cultivo para esta enfermedad bacteriana que nos deja fuera de combate en poco tiempo en forma de vómitos y diarreas en el mejor de los casos. Otro de los platos más apetecibles para esta época calurosa que comienza es la ensaladilla rusa y sus múltiples variantes. Lo mejor para evitar riesgos es que no le incorporemos huevo y que si le vamos a añadir mayonesa sea envasada y no casera.

Vamos con otro clásico de las intoxicaciones. Se trata de un parásito que puede provocar alteraciones digestivas muy serias: el anisakis. Presente en el pescado, para eliminarlo es necesario congelar el producto más de 72 horas a una temperatura de -20 grados. Y aquí vamos a descubrir que la gran mayoría de los casos diagnosticados de anisakis proceden de los boquerones en vinagre. Tapita imprescindible de la caña y el vino en España, los boquerones están detrás del 90% de casos de anisakis -siendo un parásito presente en casi todos los pescados- pero que al tratarlos únicamente en vinagre o salmuera no es suficiente para aniquilar al bicho. Sin congelación, no hay exterminación.

¿Cómo prevenir las intoxicaciones alimentarias?

Primero de todo, con conocimiento. Saber manipular los alimentos correctamente es uno de los pasos imprescindibles para evitar malos tragos. Lavarse las manos antes de cocinar o preparar algún alimento es la norma número uno. Evitar cocinar con anillos y pulseras es también una buena recomendación, pues suelen acumular suciedad. Tampoco es conveniente cocinar con el pelo suelto, la ropa sucia o exponer la comida a fluidos corporales como los que circulan cuando estornudamos, cosemos o mascamos chicle.

En cuanto a la manipulación de los productos, no está de más repetir que las frutas y verduras deben lavarse concienzudamente antes de su consumo, mientras que las carnes, pescados y huevos deberían alcanzar una temperatura de cocinado de 70 grados. El consumo de pescado y marisco crudo debe hacerse tras una congelación previa de al menos 72 horas a -20 grados para garantizar la eliminación de toda bacteria.

En este sentido, las embarazadas deben tener mucho cuidado con lo que comen y cómo lo comen, ya que sufrir una intoxicación durante la gestación puede provocar, entre otros riesgos, un parto prematuro o un aborto espontáneo.

En el siguiente nivel de la higiene alimentaria está la limpieza a fondo de las cocinas. Los trapos de cocina deberían cambiarse a diario y la basura debe estar siempre tapada y alejada de las superficies de trabajo.

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