Rompiendo las barreras y el techo de cristal de las mujeres en la ciencia

Ana María Rodríguez | Tamara Cuñado

OPINIÓN

Un laboratorio
Un laboratorio

11 feb 2022 . Actualizado a las 16:25 h.
«Las mentiras son muy difíciles de matar, pero una mentira que atribuye a un hombre lo que en realidad era el trabajo de una mujer tiene más vidas que un gato». Marie Curie

Comenzamos la jornada que se conmemora hoy, 11 de febrero, Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, refiriéndonos a Marie Curie. La desigualdad es sistémica, lleva años cronificada en la sociedad. A la primera persona doble premio Nobel en dos categorías distintas, la física y la química. Le costó que le reconocieran sus logros única y exclusivamente por no ser un hombre. Sin embargo, pese a innumerables avances, hoy, más de un siglo después, la mujer sigue excluida de puestos de responsabilidad en la ciencia.

La igualdad real en todos los ámbitos de la sociedad sigue siendo una asignatura pendiente: hay brechas en lo laboral, en lo académico… Lamentablemente, en Asturias seguimos teniendo el triste honor de encabezar la brecha salarial, la mayor diferencia en ingresos entre hombres y mujeres de todo el país. Se habla mucho del techo de cristal, de aquellas barreras (ya no tan ocultas) que dificultan y hasta impiden el ascenso o avance laboral de las mujeres, y que ahora toca romper. No se puede permitir, y más en sectores de alto conocimiento, excluir a las mujeres.

La realidad es que, por diferentes factores, las mujeres tenemos más formación que los hombres. El 65% de los títulos universitarios de la UE los obtenemos nosotras. A medida que se avanza, en una formación post universitaria y en el desarrollo profesional, se empieza a invertir la tendencia. En el predoctoral la proporción de mujeres empieza a reducirse (menos del 60%), y en el de profesora de investigación, menos del 25%.

La Universidad de Oviedo ofrece datos similares, con un claro avance en igualdad en los últimos tres años: cada vez más mujeres lideran los grupos de investigación, aunque porcentualmente siguen por debajo de sus compañeros masculinos en esta materia.

Lo académico es el primer reflejo de la desigualdad latente de la sociedad: casi dos tercios de las titulaciones universitarias son de mujeres, pero más de tres cuartas partes de los puestos de más responsabilidad son de hombres. Nosotras enseñamos, ellos mandan. Algo pasa y se conoce en el argot coloquial como «suelo pegajoso».

Más clamorosa quizás sea la situación en la sanidad y los sectores sociosanitarios. Son profesiones muy feminizadas. Casi el 70% de los trabajos los ocupan mujeres. Sin embargo, en puestos de dirección y toma de decisiones, la tendencia se invierte y son los hombres quienes los ostentan.

Está empezando a haber cambios en pos de la igualdad. Por ejemplo, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) tiene una presidenta y asturiana, Rosa Menéndez. En Asturias, sus cuatro ramas son paritarias: dos las dirigen mujeres; y la delegada autonómica del CSIC también es una mujer.

La investigación es esencial. La pandemia lo demostró: debe haber una inversión sólida en I+D+i, que siente las bases del futuro, que nos permita afrontar las adversidades con conocimiento. Hay que dotar de más recursos a la ciencia, invertir en una educación y sanidad públicas. La investigación es progreso y salud. Nos da conocimiento, salva vidas.

Lo primero que debe hacerse es dignificar el trabajo de investigación. Es un compromiso firme de CCOO. Tras movilizaciones, tanto en la Universidad como en la Junta General, y acciones judiciales con una sentencia que nos daba la razón, se logró aplicar el Estatuto del personal investigador predoctoral en formación, logrando con carácter retroactivo la remuneración del personal investigador, tal y como marca la normativa. Los investigadores e investigadoras son trabajadores y trabajadoras. Ahora hemos interpuesto una demanda por el pleno reconocimiento del personal predoctoral y posdoctoral y lograr la equiparación salarial como empleadas y empleados de la Universidad.

Debemos realizar un diagnóstico, ver dónde se inicia la brecha para, de una vez por todas, poder cerrarla. Con preocupación, año tras año, observamos que en el campo de la ciencia se reproducen los roles. Más mujeres inicialmente, más formadas, más preparadas, y a medida que avanza su carrera profesional, los hombres las alcanzan y las superan. Y no es que pierdan facultades de repente. ¿Entonces?

En el informe Mujeres Investigadoras 2021 del CSIC se alerta de la persistencia del techo de cristal para las científicas, pues promocionan menos y se mantienen más tiempo en la misma escala; tienen menos quinquenios y sexenios en escalas superiores: el equivalente a un salario más bajo.

El momento clave es el de la acreditación, cuando se valoran los méritos para seguir investigando, y conseguir la ansiada estabilidad. Es un tiempo de muchísimo esfuerzo, de dedicación casi exclusiva a la ciencia. Además, esos años suelen coincidir con momentos vitales como la maternidad. ¿Dónde está la conciliación?

Resulta alarmante que los cuidados familiares sigan recayendo casi en nosotras. Somos las que normalmente sacrificamos nuestro desarrollo laboral y muchas veces personal (sobre todo en el campo de la ciencia) por tener que ser el sostén vital de la familia y del hogar. Hay que acabar con los roles estereotipados de género.

Concluyamos como empezamos: hablando de Marie Curie, y es que en 2022 se cumplen 100 años de que fuera elegida la primera mujer en la Academia Nacional de Medicina de Francia. Además, en estos momentos de discursos del odio y la xenofobia, no conviene olvidar que era una emigrante polaca en Francia, que la distinguió con honores. Una mujer con conciencia, científica, feminista y antifascista.

En este Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia recordamos que se están dando pasos, pequeños eso sí, que nos permiten avanzar. Insistimos: la igualdad es un camino sin retorno.

Ana María Rodríguez, enfermera y responsable de Igualdad de CCOO de Asturias.

Tamara Cuñado,  química y responsable de Comunicación de CCOO de Asturias.