«Oviedo tiene identidad propia, pero ha sabido crecer»

Carolina García

OVIEDO

Carmen Ordiz y Juanjo Cimas
Carmen Ordiz y Juanjo Cimas Tomás Mugueta

La vida comercial, la cercanía entre los barrios, la gastronomía, los espacios verdes o el clima hacen de Oviedo una pequeña gran ciudad, amable para vivir a ojos de Carmen Ordiz y Juanjo Cima, jóvenes y emprendedores

03 sep 2019 . Actualizado a las 17:24 h.

 Han viajado mucho y se quedan con Oviedo. Son jóvenes, emprendedores y además buenos amigos. Carmen Ordiz y Juanjo Cima coincidieron por trabajo hace cinco años en una cata de vinos y ahí comenzó a forjarse su relación profesional. Probablemente antes de ese primer encuentro ya se habrían visto antes. Oviedo tiene eso, es una pequeña gran ciudad en la que resulta complicado salir de casa y no encontrar un rostro conocido, o coincidir con una misma persona en lugares distintos el mismo día. Forma parte de su encanto. «Toda la ciudad es tu casa», relata Ordiz, que a sus 28 años es una reconocida bloguera gastronómica. Fue la primera mujer que metió la cabeza en un mundo que hasta entonces era «de hombres». En Juanjo Cima, reconocido hostelero encontró un apoyo desde el principio. Hoy son grandes amigos.

Comparten su amor por la gastronomía y por su ciudad. Valoran de ella la calidad de vida y su manera de acoger al que llega de fuera. «Si tienes trabajo se vive bien», explican. Las distancias son cortas y es cómodo desplazarse a pie. Coger el coche tampoco no supone un problema, no hay grandes aglomeraciones de tráfico. A Carmen Ordiz le relaja pasear. Lo hace todos los días. «Me gusta caminar por el Parque de Invierno hasta Las Caldas. Siempre pienso, ¡qué suerte tenemos!», sonríe. En pleno corazón de la ciudad, otro pulmón verde, el Parque de San Francisco, es uno de sus lugares preferidos. Lo es por su entorno natural y porque vivió grandes momentos en su infancia.

Para esta joven de 28 años hablar de Oviedo es hablar de una ciudad con pulso propio. «Es súper interesante, ha sabido crecer», recalca Ordiz. Coinciden en que cada barrio tiene su identidad, pero siempre bajo la protección de la gran casa que es Oviedo. Para Juanjo Cima la zona de El Campillín es su segundo hogar. La ha elegido para desarrollar uno de sus negocios hosteleros: Las Tablas del Campillín. Cree que ha sabido conjugar el comercio de  antaño con nuevas aperturas, y además ha arropado a los vecinos que han decidido fijar su residencia en un barrio de toda la vida. Puede comprobarlo todos los días. Su restaurante es testigo de esa buena convivencia. También lo fue de sus primeras cañas. El destino quiso que su negocio es el mismo local donde Juanjo Cima, que bromea con que en realidad «quería ser estrella del rock», aprendió a servir cañas. Así que también hay cierto factor sentimental. Igual que el trato con el pequeño comercio, que le viene de familia. Le gusta hacer las compras en el barrio y conversar con sus gentes. Se trata de tomar el pulso a sus vecinos. Y eso le gusta. Como buen hostelero barre para casa. Defiende el esfuerzo del sector y el buen trabajo que realizan día a día todos los que forman parte de la gran familia hostelera de la ciudad. De ahí que si tiene que pensar en uno de sus lugares preferidos no lo duda, el Diario Roma, en pleno casco viejo. «¿Quién no conoce el Diario Roma? Es un bar auténtico y cada uno puede ser quien es», recalca. Así que siempre que puede, no lo duda.

Oviedo es una ciudad cómoda para vivir donde además, a diferencia de lo que ocurre en grandes ciudades, es posible vivirla con amigos. «Es fácil hacer planes y encontrase con familias y amigos», explican. Como lo fue cuadrar agendas para que Juanjo y Carmen nos relataran por qué les gusta su ciudad. De hecho, para toma un café tampoco se hace imprescindible quedar con antelación. «Si quiero encontrarme a alguien sé a donde puedo ir para ver gente conocida. Es fantástico», relata entusiasmada Ordiz. Es una pequeña capital y una gran ciudad. En gran parte, explican, lo es por sus vecinos. Y esa es otra de las claves. «Me encanta el carácter de los ovetenses, su sentido humor, su facilidad para acoger a la gente, sus cantares en los bares, su cercanía en el trato…», insiste Cima. Y el clima. Dos bazas importantes para atraer el turismo en la ciudad.  

La gastronomía

Juanjo Cima y Carmen Ordiz no tienen duda. Coinciden en que en Oviedo se vive bien, pero aun así creen que hay aspectos donde hay que mejorar y sectores que reclaman un empujón. Como ocurre con la gastronomía, «que habría que aprovechar más su tirón», explica. «Es difícil encontrar un lugar donde no se coma bien. Hay calidad porque en general se está haciendo un trabajo excelente pero hay que apoyar más la hostelería, es una de las fortalezas». También hay cuidar el pequeño comercio, el de toda la vida, el local, para que no se pierda.

Y si Oviedo sabe acoger como en fuera su casa al que viene de fuera, ambos jóvenes consideran que hay que atraer talento a Oviedo para hacer aún más atractiva la ciudad para vivir y para iniciar negocios. «Le falta regeneración. Es muy administrativa y civil y hay que apostar por la gente joven para que no se vean obligados a emigrar». Hay grandes espacios para desarrollar muchos proyectos. Ambos han podido desarrollar sus negocios en Oviedo, pero nadie les ha regalado nada. Ha sido fruto de mucho tesón, esfuerzo, trabajo y de insistir hasta que lo han conseguido. ¿La clave? Constancia y no rendirse. De constancia y de no tener envidia en la vida, puntualiza Ordiz. Al final, se trata de convivir en esta ciudad que sienten su casa.

Juanjo Cima

Hostelero de raza. En constante evolución no cesa de buscar nuevas recetas y propuestas para seguir conquistando a su público. Propietario de Las Tablas del Campillín y Vinoteo acumula premios que comparte con su equipo. Acaba de ganar el Mejor Cachopo de Asturias 2019 con su cachopo minero.

Carmen Ordiz

Ovetense de 28 años es G de Gastronomía, bloguera de prestigio, diplomada en Ciencias Gastronómicas por la Universidad de Pollenzo (Italia), consultora de comunicación gastronómica y asesora de productos, marcas y eventos.