Estos son los disfraces más vendidos para Carnaval en Oviedo

Esther Rodríguez
Esther Rodríguez REDACCIÓN

LA VOZ DE OVIEDO

Patricia Santirso, propietaria de Disfraces El Toldo
Patricia Santirso, propietaria de Disfraces El Toldo

La icónica tienda Disfraces El Toldo, lleva 37 años disfrazando a los ovetenses para el Antroxu. Patricia Santirso, su propietaria, asegura que la mayoría de los clientes tienen las ideas claras pero que no están teniendo muchas ventas

16 feb 2023 . Actualizado a las 09:45 h.

La fiesta más colorida de Oviedo ya está a la vuelta de la esquina. Con ella llega el momento perfecto para elegir disfraz y convertirse en el rey o la reina del Carnaval. Una decisión que no resulta nada fácil. Quienes más claro lo tienen son los más pequeños, que ya cuentan los días para enfundarse el traje con el que se transformarán, aunque sea por unas horas, en esos superhéroes o personajes que tanto admiran. En cuanto a los mayores, algunos desde hace meses ya han dado rienda suelta a la imaginación para crear una vestimenta con la que dejar boquiabierto a todo el mundo, mientras que otros prefieren dejarse aconsejar para comprar un atuendo con el que sumarse al sarao. Por lo general, estos últimos acuden a Disfraces El Toldo, una tienda completamente especializada en esta celebración. Situada en la calle Viaducto Marquina, este comercio lleva nada más y nada menos que 37 años disfrazando a los ovetenses.

Disfraces protagonistas en este Carnaval

Este año los disfraces que más triunfan entre los niños son lo de Sonic, Mario o el Gato con Botas, a parte de Spiderman o Batman, tal y como asegura Patricia Santirso, de Disfraces El Toldo, antes de señalar que en el caso de las niñas el disfraz elegido es el de Encanto y si son «un poco más mayores» el de Miércoles Adams. «Al fin y al cabo los niños van mucho por impulsos, por las últimas series y películas que vieron y como hoy en día hay Netflix, Disney Plus y demás pues ven mucho de todo», apunta la propietaria de esta icónica tienda que cuenta con un millar de disfraces distintos, más de 200 pelucas y decenas de complementos de fiesta.

Para los bebés la temática elegida es la de siempre, «disfraces de animales con los que ir bien abrigados y cómodos». No obstante, «los más elegidos y que seguirán siéndolo hasta que yo me jubile son Micky y Minnie», confiesa Patricia Santirso. También a los adolescentes les gustan «mucho» los atuendos de animales. En cambio en los adultos es diferente. El disfraz elegido por las mujeres es el de Miércoles Adams, mientras que «este año los papás se están atreviendo a ir de Joker porque a sus hijas les gusta mucho ir de Harley Quinn. También hay quien va de Gómez Addams», detalla Patricia Santirso.

Escaparate de Disfraces El Toldo
Escaparate de Disfraces El Toldo

«Según mis cálculos no vamos a hacer unas cifras normales de campaña, va a ser un mal año»

Aunque la idea del disfraz en la mayoría de los casos está clara, Patricia Santirso asegura que este año no hubo un gran anticipo a la hora de adquirir los mismos. «Este año Carnaval cayó muy temprano, ni siquiera salimos de las rebajas, entonces la gente no ha sido muy consciente de ello», manifiesta. Es por ello, que Disfraces El Toldo no está realizando un gran volumen de ventas. «Según mis cálculos no vamos a hacer unas cifras normales de campaña, va a ser un mal año porque al ser justo después de las Navidades, que suponen un gran desembolso económico para las familias, y luego con toda la subida de la luz, de la gasolina… entonces al final tú de qué te quitas, pues de ponerse un disfraz», confiesa Santirso, quien reconoce que a pesar de que las previsiones son malas, «estamos ahí y por el momento está siendo mejor que en los dos últimos años».

Las plataformas online, la gran amenaza del pequeño comercio

Por si fuera poco, Disfraces El Toldo debe además hacer frente al cambio de modelo de consumo debido al auge del comercio electrónico. «Que haya plataformas como Aliexpress o Amazon nos viene fatal como a todo el mundo. No podemos competir con ellas porque ni respetan el precio de venta al público recomendando y ni siquiera sabemos cómo hacen para ofrecer todo gratis. Yo por ejemplo, tengo que cobrar los gastos de envío porque la empresa de transportes me la cobra a mi. Además si el cliente necesita devolver la talla pues tiene que asumir ese gasto porque al final yo pierdo el beneficio en el transporte», denuncia Patricia Santirso, quien señala que sí puede competir con el Corte Inglés a pie de calle porque «puedo ofrecer un mejor trato, un mejor escaparate…».

Bajo esta premisa, la propietaria de Disfraces El Toldo insiste en que «estas industrias acaban con nosotros, con las tiendas de barrio que al final se traduce en pérdida de puestos de trabajo y dinero, ya que hay una generación que adónde va a ir a buscar trabajo porque en un futuro no va a haber suficientes puestos de informáticos y en este mundo tiene que haber de todo, desde carniceros hasta fontaneros y dependientes». Es por ello que Patricia Santirso reclama a las autoridades que tomen algún tipo de medidas. «Hace muchos años que vienen diciendo que van a poner una tasa por emisión de CO2, que no van a poder repartir por el centro de las ciudades... pero al final no hacen nada a pesar de que las ciudades sin tiendas no tienen vida y sobre todo aquí en Asturias, donde en el invierno a las 5 de la tarde es de noche, pues imaginate una calle sin luz», manifiesta.

Disfraces El Toldo cuenta con cerca de 200 pelucas diferentes
Disfraces El Toldo cuenta con cerca de 200 pelucas diferentes

Bajo esta premisa, Patricia Santirso apunta que sin comercios tampoco sería seguro andar por las calles. «Aquí muchas veces vienen crías preguntando si pueden entrar mientras llegan sus padres a recogerlas porque fuera hace frío. También en alguna ocasión hubo alguna chica que tuvo que meterse aquí porque sentía que un tío raro la estaba persiguiendo o señoras mayores a las que le da un vahído y necesitan un vaso de agua o algo de azúcar» resalta antes de concluir que «un negocio no solo fomenta la economía sino que es una puerta abierta a la que la gente puede acudir y pedir ayuda».

Concienciación social sobre la compra en los pequeños negocios

Asimismo reclama «un poco de cultura y sensibilización» a la hora de comprar ya que «es imposible que nunca necesites nada de una tienda de barrio». «Hay gente que ni siquiera es consciente de lo que supone comprar en las grandes superficies a pesar de que en la mayoría de los casos sus productos son mucho más caros». En este punto, Patricia Santirso asegura que «en los bazares lo que es igual a lo que yo tengo aquí, es decir, lo comprado a un proveedor nacional los precios son más caros que los míos». Sin embargo, «aquello que es más barato es porque apenas ha pasado ningún control».

«Y eso que los disfraces y todos los complementos están dentro de la categoría de juguetes y por tanto deben pasar por una cantidad de controles que no te puedes ni imaginar», prosigue antes de poner como ejemplo las pelucas.«Ellos las venden a cuatro euros porque son pelucas que no tienen ningún tratamiento ignífugos. Si le prendes fuego en dos segundos este llega arriba y sabes que el pelo quema muy rápido y, por tanto, puedes armar una muy gorda. En cambio las que nosotros tenemos, si las enciendes tardan dos horas en quemarse porque tienen un retardante», aclara.

Caretas y máscaras de Disfraces El Toldo
Caretas y máscaras de Disfraces El Toldo

Perfil del cliente de Disfraces El Toldo

Esa calidad en los productos permite a Disfraces El Toldo mantener una fiel cartera de clientes. Unos consumidores que son de «toda» Asturias. «Evidentemente la mayoría de la gente es de aquí de Oviedo, pero también hay de Gijón, de Avilés y de cualquier parte de la región, ya que hacemos envíos», resalta antes de lamentar que en el perfil de consumidor no figuran ni los adolescentes ni la gente joven. «Durante estos años hemos notado que se ha perdido una generación. Nosotros vemos que hay niños que vienen con sus papás desde que nacen hasta que tienen 12-14 años. De repente esos niños desaparecen y no vuelven a venir hasta que son padres. Es muy fuerte y triste a la vez porque esa generación es de ‘me lo pido en Aliexpress o Amazon y no me complico' a pesar de ser niños que tienen una cultura gracias a sus padres de ir a la tienda, elegir el disfraz, probarlo, etc.», implora Patricia Santirso.

Historia de Disfraces El Toldo

Disfraces El Toldo nació en febrero de 1986 y lo hizo como una tienda de deportes. «La llevaba mi abuelo y después en este mismo local hizo como una especie de imprenta donde ponía nombre a las placas de los trofeos y demás. Cuando murió mis padres cogieron el negocio y pusieron una sala de máquinas y por lo que siempre les escuché decir a ellos estas máquinas tienen como una vida, cogen una generación y luego es muy difícil coger la siguiente», cuenta Patricia Santirso. Entonces, para llegar a un mayor número de clientes los progenitores de Patricia Santirso empezaron a vender chucherías, helados y todo tipo de dulces. «Adaptaron el negocio a un tipo de Tutti Frutti. Luego, dentro de este espacio, metieron cosas de la tele, que si la almohada de un famoso, objetos del Real Madrid o de F.C. Barcelona… hasta que un año fueron a Madrid a una feria y vieron las piñatas, las guirnaldas, las máscaras…», detalla.

Aunque ahora es imprescindible en cualquier fiesta de cumpleaños, por aquel entonces las piñatas eran completamente desconocidas. Es por ello que tras traer este producto a la tienda, el éxito estuvo asegurado y llevó a que se incorporasen más elementos de fiesta. «La propia tienda se fue haciendo a sí misma hasta que llegó un momento en el que mis padres ya tenían un gran volumen de mercancía que tuvieron que quitar las chucherías y todo porque el Carnaval se hizo con todo el espacio», precisa Patricia Santirso, quien se puso al frente del negocio familiar tras jubilarse sus padres.

«Hasta dentro de tres carnavales no voy a saber la viabilidad que tiene esta fiesta»

Ahora es ella la encargada de llevar esta tienda que «desde hace bastante tiempo necesita unos cuantos metros más». «A pesar de que hay muchos locales vacíos en Oviedo, no están en unas condiciones que me sirvan. Además tal y como estamos en la pandemia no me atrevía a meterme en más gastos. Era una incertidumbre que a día de hoy sigue porque sé que este año no va a ser bueno porque Carnaval cae temprano, el año que viene va a caer mucho primero y hasta dentro de tres carnavales no voy a saber la viabilidad que tiene esta fiesta», reconoce Patricia Santirso antes de resaltar que aunque en el carnaval de Luanco o en el Descenso Folclórico del Nalón hay ese «furor» por disfrazarse, «yo este año vendí menos que otros».

A pesar de que la venta de disfraces no está en su máximo apogeo, Disfraces El Toldo capea el temporal y va adaptándose a los tiempos para mantener más viva que nunca su actividad, incluso durante la pandemia. «Cuando me vi con la tienda cerrada, la persiana bajada y sin personal puesto que tuve que despedir a todo el mundo y además las facturas seguían llegando pues me asusté, algo que nunca me había pasado. Vi que era el momento de dar la cara, cosa que nunca hice porque me daba mucha vergüenza, y empecé a publicar vídeos en redes sociales, eso sí con mascarilla», rememora. Unos contenidos que le han permitido afianzar la clientela e incluso dar nombre a la misma.«Ahora siempre digo que somos tolderis», ensalza Patricia Santirso.

Arcoiris con globos realizado por Disfraces El Toldo
Arcoiris con globos realizado por Disfraces El Toldo

Además, en Disfraces El Toldo no solo cuentan con una gran variedad de atuendos para Carnaval o Halloween sino que además tienen a disposición del público un sinfín de artículos de fiesta, así como de maquillaje, pirotecnia y trajes asturianos. Asimismo cuentan con globoflexia, que a día de hoy es lo que «más éxito» está teniendo. «Estamos incluso pensando en coger otro local y formar una empresa aparte para dedicarnos exclusivamente a ello», asegura Patricia Santirso, quien desde el confinamiento comenzó a formarse en globos de aire. «Una cosa que a mi me encanta y me permite seguir siendo competitiva», apunta la joven quien espera poder jubilarse en la tienda y seguir repartiendo ilusión tantos años como hicieron sus padres.