El centro de Oviedo se vacía: decenas de tiendas bajan su persiana para siempre

Esther Rodríguez
Esther Rodríguez REDACCIÓN

LA VOZ DE OVIEDO

El sociólogo Jacobo Blanco alerta de que si no se plantea una segunda actividad para dichos espacios «no serán ocupados jamás en el futuro»

21 feb 2023 . Actualizado a las 09:53 h.

Que el pequeño comercio se extingue ya es más que una realidad. Cada vez es mayor el número de negocios que bajan sus persianas y deciden de un día para otro no subirlas nunca más. Sin ir más lejos, en Oviedo cientos de escaparates ya lucen el cartel de «se vende o se alquila». Un fenómeno que empezó en las zonas rurales y en los barrios de la capital asturiana pero que desde hace unos años ha llegado a las propias calles del centro donde abundan locales vacíos o cerrados. Espacios que en su día daban vida y ambiente a la ciudad pero que ahora están completamente apagados, a pesar de que podrían albergar tiendas, bares o servicios terciarios. «Si no se plantea pronto que usos podrán tener no serán ocupados jamás en el futuro», alerta el sociólogo Jacobo Blanco, quien ha publicado un vídeo en las redes sociales para mostrar el apagón comercial y que ha generado un gran revuelo en las mismas.

Concretamente, «Oviedo perdió 1140 comercios entre 2007 y 2021, es decir, el 17% del comercio desapareció de la ciudad», asegura Jacobo Blanco antes de resaltar que entre la confluencia de la calle Uría con Fruela a día de hoy hay «aproximadamente 15 locales vacíos». «Cerca de la escandalera hay cuatro, las casas del cuitu están ahí ni se sabe el tiempo ya, en plena calle Uría hay un solar sin nada, en la calle Asturias, Cervantes, Arquitecto Reguera también hay locales vacíos, los hay por todas partes», detalla.

Además, por si fuera poco, otro tipo de negocio que cada vez tiene menos actividad en la capital asturiana son las sucursales bancarias. «Una cuarta parte ya cerró y más que van a perderse», advierte el sociólogo especializado en población, territorio y política. Esto supone una voz de alarma puesto que cada vez que cierra una oficina de alguna institución financiera los negocios que hay a su alrededor al cabo del tiempo hacen lo mismo, como si de una sucesión se tratase.

Un pequeño comercio del centro de Oviedo cerrado
Un pequeño comercio del centro de Oviedo cerrado

El apagón comercial se debe en gran medida a los cambios en el modelo de consumo. «Ahora no compramos a diario sino que lo hacemos en las medianas y grandes superficies una vez a la semana. Además está el tema del comercio online. En España la compra a distancia nunca funcionó puesto que en las ciudades teníamos a tan solo 15 minutos andando desde nuestra casa todo lo necesitábamos, incluso en muchos casos el trabajo, sin embargo nos apuntamos con entusiasmo a comprar por internet ya que nos facilita la vida. Hoy en día hay un problema de conciliación horaria considerable, al estar fuera de casa mucho tiempo cuando volvemos lo único que queremos es estar con la familia o dedicar tiempo al ocio. Esto hace que el tiempo que dediquemos a comprar sea menor», explica el sociólogo, quien lamenta que se están alejando «progresivamente» los comercios de debajo de casa y por tanto cada vez es menor el número de «lugares de encuentro» entre las personas.

Por si fuera poco, a esto hay que sumarle la caída y el envejecimiento de la población, que son otro de los detonantes de la extinción del pequeño comercio en la capital asturiana. «Cada año que pasa Oviedo pierde población. Al igual que el resto de las ciudades de Asturias sufre un decrecimiento demográfico. Además, como antiguamente era un barrio de clases profesionales y funcionarios que tenían hijos ahora solo viven jubilados con pensiones que aunque sean elevadas no dejan de ser pensiones y a pesar de que tienen menos bocas que alimentar consumen mucho menos que la gente joven. También debido a la edad, cada vez hay más gente que les resulta difícil acudir al supermercado porque ya lo tienen a varios metros de casa y la gente joven que queda apenas tiene poder adquisitivo», señala Jacobo Blanco.

Otro de los factores que entra en juego en el apagón comercial es el desajuste entre la oferta y la demanda. «Hace 20 años tendían a despacharte en vez de adecuarse a la demanda y atenderte. Y hoy estamos pagando las consecuencias de esto. Es evidente que los alquileres están muy altos, pero claro tiene que ceder alguien porque una vivienda vacía nunca renta. Sin embargo, yo me pregunto si el problema está en que los locales en Oviedo son caros o si tenemos negocios poco rentables que no pueden soportar el precio del mercado inmobiliario, que debería de acoplarse a necesidades de negocio porque desde un primer momento tendría que haber una rentabilidad asegurada para poder pagar el alquiler. Da igual los negocios que se pongan que acaban fracasando y todo porque la demanda es débil», puntualiza Jacobo Blanco.

Pintadas en las persianas de un comercio de Oviedo que lleva tiempo cerrado
Pintadas en las persianas de un comercio de Oviedo que lleva tiempo cerrado

De la misma manera, el problema también radica en que la concentración de las grandes compañías y multinacionales «condicionan el tipo de espacio urbano». «Las empresas que hacen reparto ponen ellas las condiciones para hacer el mismo y esto da lugar a que la gestión de la ciudad se haga de acuerdo a sus intereses. Por ejemplo, la calle de Cimadevilla que en los años 40 o 50 era comercio puro y duro, ahora está lleno de franquicias que abren locales de ocio y restauración orientados al turismo», explica el sociólogo.

Consecuencias del cierre de pequeños comercios

Todo ello lleva a que los locales cierren sus puertas y a partir de ese momento se produzca una «degradación» en el ambiente urbano. «Al generarse espacios oscuros se produce un círculo vicioso porque los comercios van a menos ya que no son zonas agradables para comprar, ni tampoco seguras ya que en mayor o menor medida los escaparates iluminados no solo dan vida sino también seguridad. Primero empiezan a aparecer pintadas, algunas simpáticas como puede ser ‘Marta, te quiero', hasta que luego está todo lleno de graffitis, los cristales sucios... y además si la gente deja de pasar por ahí suelen aparecer ratas», apunta el sociólogo, quien lamenta que «en este momento lo que estamos haciendo en Oviedo, concretamente, es andar jugando con mover actividades de un sitio a otro, pero no se crea ninguna nueva».

¿Cómo sacar rentabilidad a los bajos comerciales?

Bajo esta premisa, Jacobo Blanco asegura que para evitar la progresiva degradación de los bajos comerciales de la ciudad hay que establecer un plan general de ordenación con usos apropiados, favorecer y estimular la puesta en el mercado de los locales, así como buscar una nueva actividad para estos espacios que realmente resulte rentable. «No es buena idea o parece inapropiado que los locales vacíos se conviertan en viviendas en Oviedo, ya que hay decrecimiento demográfico», apunta antes de proseguir que «las clínicas privadas como puede ser un dentista, una óptica… no dan para tanto, al igual que los bares y el ocio es lo que es». No obstante, sí que podrían dar un servicio social. «Podrían convertirse, por ejemplo, en centros para recoger paquetes de mensajería, ya que los buzones de reparto de compañías como Amazon y demás no acaban de funcionar. Teniendo en cuenta que tenemos las viviendas en piso pues se podría establecer sitios de carga y descarga donde las furgonetas puedan aparcar para dejar los paquetes correspondientes al barrio y salir».

«Mientras que en Madrid ponen tiendas, aquí se ponen residencias y hospitales porque la población decrece y envejece»

No obstante, no solo el pequeño comercio desaparece de la ciudad sino que esto lleva a que «no se genera actividad suficiente para poner en marcha proyectos pendientes». «En el antiguo HUCA no se hace nada porque no hay demanda y por tanto no sale adelante. Lo mismo pasa con La Vega, que va a costar llenar aquello», deplora el sociólogo, quien resalta que otras áreas metropolitanas tienden a crecer, mientras que Oviedo no. «La clave está ahí. Mientras que en Madrid ponen tiendas, aquí se ponen residencias y hospitales porque la población decrece y envejece. En 2007 estaban todos los locales ocupados. Aquí por ejemplo había un taller de coches, una iglesia integrista, una carnicería, una tienda de enmarcaciones de cuadros, una frutería y hasta una academia de conducir, pero ahora no hay nada. Convivimos con ello y no nos damos cuenta. La gente no percibe los cambios, que aunque sean graduales y lentos, llevan a que todo desaparezca», sentencia Jacobo Blanco.