La campana en activo más antigua de España está en Oviedo

Esther Rodríguez
Esther Rodríguez REDACCIÓN

LA VOZ DE OVIEDO

Así luce 800 años después la Bamba, que es la campana más vieja de la Catedral de Oviedo y la más antigua en activo de España
Así luce 800 años después la Bamba, que es la campana más vieja de la Catedral de Oviedo y la más antigua en activo de España

Ha conseguido sobrevivir a incendios y rayos, así como a los bombardeos que cayeron sobre la ciudad durante la Guerra Civil

06 mar 2023 . Actualizado a las 09:41 h.

Oviedo cuenta con un sinfín de tesoros. Uno de los más grandes se encuentra en pleno centro de la ciudad, en la Catedral de San Salvador. Aparte de las reliquias milenarias que se hallan custodiadas en la Cámara Santa, en la torre de la Basílica que también recibe el nombre Sancta Ovetensis se alberga la campana en activo más antigua de España. «Creemos que también es la más antigua del mundo pero bueno, no podemos ser demasiado pretenciosos», asegura el deán Benito Gallego. Aunque es difícil verla y oírla, recibe el nombre de Bamba y trae mucha historia consigo, puesto que no solo ha conseguido sobrevivir a incendios y rayos sino también a los bombardeos que cayeron sobre el templo en el siglo XX.

La Bamba es la campana más antigua de la Catedral de Oviedo. Comparte espacio con la Santa Cruz (a la izquierda) que es la de mayor tamaño de todo el campanario
La Bamba es la campana más antigua de la Catedral de Oviedo. Comparte espacio con la Santa Cruz (a la izquierda) que es la de mayor tamaño de todo el campanario

Fundida en bronce, con una altura de 105 centímetros, un diámetro de 130 centímetros y un peso de 833 kilos, la Bamba fue fabricada a principios del siglo XIII tras el encargo realizado por Pedro Pelayo Cabeza. El que por aquel entonces era el canónigo de la Catedral quería honrar al «Santísimo Salvador», tal y como se desprende de una de las inscripciones en latín que conserva la pieza en la que se lee: «Para dar honra a Dios y libertad a la Patria. Cristo nos llama. Cristo vence. Cristo impera. Cristo reina, en nombre del Señor. Amén».

Concretamente la Bamba data del año 1219 y no hay ninguna en España que la alcance en edad. Para fechar la autoría de la siguiente hay que esperar hasta 1305, año en el que los herreros forjaron «Caterina», que se encuentra en «Miguelete», la torre campanario de la catedral de Valencia, según recoge Europa Press. Cabe destacar que aunque la Bamba es del siglo XIII, las campanas comenzaron a utilizarse con un fin litúrgico en el siglo IV. Fue el senador romano San Paulino de Nola quien empezó a usarlas en la catedral de la región italiana de Campania. De ahí el nombre de las mismas, que también son denominadas como nolas.

¿A qué se debe su nombre?

En el caso de la Bamba el origen de su nombre genera un cierto debate. La tradición señala que se denomina así debido al Rey visigodo Wamba. Sin embargo, hay quienes defienden que se debe al «bam-bam-bam», es decir, al propio sonido de la campana, tal y como cuenta Benito Gallego, quien es más partidario de esta opción, ya que «lo he oído de unos y otros que parecen que entienden sobre ello».

Vista de la torre vieja de la Catedral de Oviedo, donde en un principio se ubicaba la Bamba
Vista de la torre vieja de la Catedral de Oviedo, donde en un principio se ubicaba la Bamba

La monumental campana fue instalada en un primer momento en la torre románica de la Catedral. Allí estuvo hasta el siglo XVI, momento en el que se empezó a construir la torre alta de la Basílica y, entonces, «mientras esta se edificaba se decidió traspasar la Bamba a la gótica», detalla Benito Gallego, antes de señalar que desde aquel momento no ha cambiado de ubicación, puesto que, para hacerlo, «habría que romper todos los ventanales».

Como el resto de campanas, la Bamba tenía varias funciones. «Había un campanero contratado oficial que tocaba de distinta manera en función de lo que ocurriese», explica Don Benito Gallego. Con ella no solo se avisaba de que pronto iba a empezar la misa sino que «también se alertaba de incendios, si había fallecido alguien o si llegaban determinadas visitas». De la misma manera, el repique de las campanas servía para espantar las nubes. «Si se preparaba una tormenta se tocaban las campanas y el sacerdote bendecía las nubes para defenderse de la agresividad de las mismas», detalla el deán.

Sin embargo, con el paso del tiempo, la Bamba se fue mecanizando pero aún conserva su badajo. Funciona todos los días del año, pero a diferencia de antiguamente, a día de hoy «solo toca 15 minutos antes de cada misa». Además, en el caso del fallecimiento de un personaje o celebridad importante también repica.

Vista desde abajo de la Bamba. A día de hoy conserva el badajo, pero para hacerla sonar se utiliza un sistema de automatización
Vista desde abajo de la Bamba. A día de hoy conserva el badajo, pero para hacerla sonar se utiliza un sistema de automatización

La monumental campana, una gran superviviente

Durante estos 804 años, la Bamba tuvo que hacer frente a varios contratiempos. El primero de ellos tuvo lugar en 1521, uno de los años más catastróficos que se recuerda de la ciudad. Tras una gran tempestad que ocasionó importantes daños en la capital asturiana, un incendio declarado en la madrugada de Nochebuena consumió «la mayor y mejor» parte del núcleo urbano. Las llamas que se originaron en una casa en la calle Cimadevilla devastaron todo, salvo la casa de la Rúa y la Santa Iglesia y, por tanto, la vetusta campana. A partir de ese momento, surge un nuevo apelativo para los ovetenses que a día de hoy ha quedado en desuso.

Otra de las peripecias que pudo cargarse la bamba ocurrió años más tarde. Concretamente a principios del siglo XVIII, cuando un rayó cayó sobre la propia basílica. «Este agrietó las fachadas de la pared hasta el suelo, tirando parte de lo construido. Sin embargo, la campana quedó intacta», rememora Benito Gallego, antes de señalar que desde aquel entonces «la capilla que estaba prevista para recoger las reliquias —situada al sur de la Catedral— pasó a ser un lugar de culto a Santa Bárbara» con el objeto de que esta «proteja a la torre de los rayos». De ahí el origen del nombre de la ermita que a día de hoy sigue en pie.

Por si fuera poco, el templo religioso también fue víctima de la Guerra Civil Española. «La Revolución del 34 no hizo mella en la Catedral, pero sí lo hicieron los bombardeos de la contienda y del frente situado en el Naranco», asevera el deán de la basílica. Lo cierto es que los artefactos explosivos «desmocharon» la torre alta, donde se ubica la Bamba. Sin embargo, «la campana siguió intacta», resalta Benito Gallego, quien confiesa que a día de hoy «está perfecta».

Parte del campanario de la Catedral de Oviedo. A la izquierda se encuentra la campana Santa Bárbara, justo detrás de ella Esquilón. En el medio se sitúa la Santa Cruz y a la derecha de la misma la Bamba
Parte del campanario de la Catedral de Oviedo. A la izquierda se encuentra la campana Santa Bárbara, justo detrás de ella Esquilón. En el medio se sitúa la Santa Cruz y a la derecha de la misma la Bamba

La Bamba convive a diario con otras seis campanas en el campanario de la Catedral de Oviedo, aunque hubo un tiempo que compartió espacio con once. Actualmente, aparte de la vetusta campana, en dicha zona del templo religioso se ubica la Santa Cruz, que fue fundida en 1539 y pesa 1384 kilos. También está Esquilón de 1678 y con 481 kilos de peso; Santa Bárbara, de 1818 y de 116 kilos; De posar, fundida por José de Venero en 1817, que pesa 275 kilos; Timbal 1º, creada en 1830 y 91 kilos; y Timbal 2ª, fundida por José Sota en 1893 y 81 kilos.

Todas estas campanas conservan «íntegra» la instalación original, «apenas modificada por una electrificación muy básica». Además, el conjunto de yugos y de herrajes es, en casi todos los casos, anterior a las campanas y denotan una manera medieval y, por tanto, muy antigua de tocarlas. En el caso de la Bamba, esta cuelga de los mismos a través de unas asas con forma de caras monstruosas. Además está inmovilizada.

Yugo de madera por el que se sujeta a la Bamba
Yugo de madera por el que se sujeta a la Bamba

En el campanario, en donde la madera mantiene una gran separación con la pared para evitar romperse con el repique de las campanas, también se alberga otro elemento de gran valor artístico: el reloj. Fabricado por Ramón Durán en 1787, es similar al de la catedral de León. «Refleja el pensamiento ilustrado para el fomento de las innovaciones tecnológicas necesarias para el desarrollo económico, defendido por los equipos de gobierno de Carlos II y Carlos IV», explica uno de los letreros ubicados en la Catedral. A día de hoy no funciona.

Es posible visitar la Bamba y el resto de campanas que conforman el campanario de la Catedral de Oviedo. Para ello hay que hacer la visita guiada a la Torre Gótica. De aproximadamente una hora de duración, el precio de la entrada es de ocho euros. Aunque es una experiencia muy gratificante en todos los sentidos, no es apta para todos los públicos. La subida es dificultosa, a través de una estrecha escalera de caracol, con un total de 184 peldaños hasta el cuerpo renacentista. La altura es de 43,50 metros, equivalentes a un edificio de 15 plantas.