Street Bar, el clásico de las hamburguesas en Oviedo, cumple 40 años: «Mantenemos la misma esencia»

Cristina Centeno
Cristina Centeno REDACCIÓN

LA VOZ DE OVIEDO

Carlos Boto está al frente del negocio sin perder de vista el legado de su padre.
Carlos Boto está al frente del negocio sin perder de vista el legado de su padre.

Ramiro Boto fue el gran responsable de popularizar la comida americana en la capital asturiana antes incluso de la llegada de McDonald's. Su hijo Carlos sigue su legado «haciéndolo todo como si él estuviera»

17 mar 2023 . Actualizado a las 09:39 h.

Street Bar es todo un clásico en Oviedo. Un local de ambiente americano en el que no faltan las hamburguesas, los sándwiches ni los perritos calientes, todo ello acompañado por un trago de cerveza y música rock and roll. Un menú nada habitual en la hostelería asturiana de 1983, año en el que Ramiro Boto impulsó junto a dos socios este negocio que está a punto de cumplir su 40 aniversario. Por aquel entonces, McDonald's no había llegado a la ciudad y estos productos relacionados con la comida rápida «tenían mala prensa». 

Aún así, Ramiro apostó por este concepto. Natural de Tineo, cuenta su hijo Carlos que cuando era joven trabajó en Madrid en un establecimiento americano cerca de la base de Torrejón de Ardoz, en el que aprendió a hacer hamburguesas. Luego volvió a Asturias y estuvo en la discoteca El Bombé, donde decidió junto a dos amigos más «iniciar la aventura de abrir un bar». Nació así Street 3, en la calle Catedrático Miguel Traviesas, donde mantiene la ubicación cuatro décadas después. Unos años más tarde, los dos socios se retiraron y Ramiro se hizo cargo de un negocio que pasó a llamarse Street Bar.

Ramiro Boto fue el cocinero desde los inicios del Street Bar, que abrió junto a dos socios en 1983.
Ramiro Boto fue el cocinero desde los inicios del Street Bar, que abrió junto a dos socios en 1983.

Por aquel entonces «vendían más cervezas que hamburguesas», asegura Carlos al recordar los tiempos en los que gastaban «un barril de 50 litros diario» de Águila Negra de Colloto. Con los años el local fue evolucionando y en la actualidad funcionan más como restaurante que como bar de cervezas y copas, aunque «mantenemos la misma esencia». Él trabajó con su padre «desde los 15 años» y ahora está al frente de un negocio que «mamé y aprendí desde niño». Por desgracia, Ramiro falleció hace dos años, poco tiempo después de jubilarse. Un duro golpe para Carlos, quien honra la memoria de su padre haciendo «exactamente lo mismo».

Tampoco ha cambiado la decoración del pequeño local más allá de los diferentes colores que ha lucido a lo largo de los años. Hace una década, cuando Oviedo empezó a permitir las terrazas permanentes, fueron de los primeros en instalar una estructura inspirada en un cenador americano de los años 50 que te teletransporta al corazón de la Ruta 66 y es «una pasada de bonita», presume Carlos. Aquello fue «un salto» para Street Bar, que ganó espacio y comodidad para comer, puesto que en el interior del local tan solo disponen de mesas altas. En esa terraza cerrada pueden acoger ahora a grupos grandes, celebrar cumpleaños y un largo etcétera de posibilidades, «el gran cambio en todos estos años».

Carlos junto a su padre, Ramiro, en una imagen de archivo.
Carlos junto a su padre, Ramiro, en una imagen de archivo.

«Tuvo éxito desde el primer año»

Pese a lo arriesgado del negocio en una época en la que la comida rápida no estaba muy bien vista en Asturias, Street «tuvo éxito desde el principio». «Mi padre siempre recalcaba que las hamburguesas de aquí eran de calidad, que no era comida mala, y la verdad es que había mucha gente siempre», aplaude. Algo que también han conservado a lo largo de los años, al igual que la estética americana. «Seguimos igual que siempre, para qué inventar nada si esto funciona», subraya Carlos. Eso sí, la carta no ha hecho más que crecer, la instalación del cenador supuso un impulso y ahora sirven a domicilio, todo desde «una cocinina pequeña que nunca creció para ningún lado», apunta Carlos. Junto a las hamburguesas, los sándwiches y los perritos calientes tienen platos combinados, ensaladas, raciones, cachopos y un largo etcétera de propuestas. «Es muy loco, estamos a tope», asegura el hostelero, que cuenta con cinco trabajadores.

En el Street Bar ya tienen logo especial para celebrar el 40 aniversario.
En el Street Bar ya tienen logo especial para celebrar el 40 aniversario.

La hamburguesa número 5, un clásico que nunca pasa de moda

En Street Bar tienen una extensa carta que ha ido creciendo a lo largo de los años. Pero la hamburguesa número 5, la que aprendió a hacer Ramiro Boto en Madrid, «se sigue llevando la palma» y es la más vendida. «Llevamos haciéndola desde el año 83, es nuestra hamburguesa completa, hecha de la misma manera que mi padre aprendió en Madrid, presentada igual y con el mismo sabor», asegura Carlos. Los ingredientes son «sencillos»: carne, queso, jamón york, beicon, huevo y vegetales, «un éxito que nunca pasa de moda», celebra el hostelero.

En la pared principal del local se puede ver el logo especial diseñado con motivo del 40 aniversario y rodeado por los cuatro platos míticos del restaurante: la hamburguesa número 5, la Ruta 66, el sándwich Street y el de Corral. Junto a los clásicos, «vamos incorporando cosas nuevas: que si una hamburguesa de buey, que si una de pollo especiado al estilo Nueva Orleans, que si una rellena de queso ahumado de Pría…», detalla. 

En Street Bar «nos conocen por las hamburguesas», confirma Carlos, quien pone distancia con las grandes cadenas de comida rápida. «Es fast food, pero intentamos dar una calidad casera, que no sea congelado o procesado», advierte antes de asegurar que sus proveedores son comercios locales. «Llevamos 40 años comprando la carne en Rodera, cogiendo las verduras en la frutería de la Argañosa, las hamburguesas nos las traen de La Finca. Son todo proveedores de por aquí, que traen la carne picada como la picarías tú. Sabes que la lechuga es lechuga y el tomate es tomate», asegura.

Ramiro Boto falleció hace dos años, pero sigue en la memoria de todos los que forman Street Bar.
Ramiro Boto falleció hace dos años, pero sigue en la memoria de todos los que forman Street Bar.

Siguen igual pese a la llegada de las grandes franquicias. «Están muy bien, pero yo no me comparo con ellas», dice Carlos, que asegura que las hamburguesas viven en los últimos años un especial bum. «Están de moda», confirma antes de contar que lleva dos años participando en el Campeonato de España de Hamburguesas, algo «muy divertido» y donde cree que hicieron «un buen papel». «Este año di 1.000 hamburguesas de la que presenté al concurso solo durante el mes de febrero, que es muchísimo para una sola hamburguesa, pero la verdad es que está muy buena. Me decían que la dejara en la carta y la dejaré», confirma.

Dentro de este bum, en este local americano de la calle catedrático Miguel Traviesas pretenden mantener la relación calidad-precio. «Intento dar una calidad buena a un precio razonable, no puedo cobrar 18 euros por una hamburguesa, aquí vienen muchas familias y eso es lo que nos ha distinguido siempre», defiende antes de confesar que no resulta fácil mantener los precios bajos en los tiempos que corren. «Pero nunca fue caro y no puede ser caro, eso también es parte de nosotros», sentencia.

La clientela de siempre

Street Bar es uno de los clásicos más conocidos de Oviedo porque «es difícil aguantar 40 años en hostelería», considera Carlos Boto. En todos estos años, en el local de la calle catedrático Miguel Traviesas han visto crecer a varias generaciones de ovetenses. «A la mayoría de la gente que viene la conozco desde hace muchísimos años, por el nombre. Son clientes que venían de chavales y ahora vienen con los críos e incluso con los nietos. Hay segundas y terceras generaciones y eso es una prestada. Que vengan familias, presta ver los críos pequeños que luego empiezan a venir con las parejas», asegura Carlos. Cuenta incluso que los más fijos siempre se sientan en el mismo sitio y que hay parejas «que se conocieron en el Street».

Interior de la terraza permanente del Street Bar, un auténtico «diner» americano.
Interior de la terraza permanente del Street Bar, un auténtico «diner» americano.

Muchos de esos clientes recuerdan la figura de Ramiro. «Mi padre tenía un carácter muy bueno y todo el mundo le tenía mucho aprecio», asegura Carlos, quien ha puesto junto a los instrumentos de banda de rock and roll que cuelgan de las paredes del Street Bar una foto que confirma que Ramiro sigue muy presente. «Sigo haciéndolo todo como si estuviera él», confiesa su hijo. «Seguimos haciendo exactamente lo mismo y es el mismo sitio familiar, pequeño y acogedor», apunta.

Como «40 años dan para mucho», también han pasado por el local personajes conocidos como Tino Casal «en su momento», Raquel del Rosario, Melendi o Jorge Martínez, de Ilegales. «Un montón de gente conocida, además de jugadores del Oviedo, políticos… todo el mundo come, entonces les tengo enganchados», sonríe. «Mi padre tenía para escribir un libro de anécdotas», confiesa al recordar fiestas, concentraciones de motos y hasta conciertos que se han ido sucediendo a lo largo de las cuatro décadas de historia del Street Bar.

Por muchos años más

Orgulloso de lo que construyó Ramiro y con la responsabilidad de seguir manteniendo a flote el negocio, Carlos Boto ya está preparando las actividades para celebrar el 40 aniversario de Street Bar, aunque admite que será «agridulce» por la falta de su padre. «Que una hamburguesería lleve 40 años tiene su mérito y hay que celebrarlo bien», subraya mientras piensa en actividades que hacer con la clientela para disfrutar en familia de este cumpleaños.