La odisea de una gallega en las Urgencias del HUCA: «En el informe figuran pruebas que ni me hicieron»

Esther Rodríguez
Esther Rodríguez REDACCIÓN

LA VOZ DE OVIEDO

La zona de Urgencias del HUCA
La zona de Urgencias del HUCA J. L. Cereijido

La joven de 26 años y natural de Viveiro denuncia que estuvo ocho horas sentada en una silla de plástico esperando a recibir los resultados del fuerte dolor estomacal que padecía

29 oct 2023 . Actualizado a las 21:17 h.

Ocho horas, es decir, cuatrocientos ochenta minutos o lo que es lo mismo, una jornada laboral en España. Ese es el tiempo que la gallega Ana Travieso asegura haber estado esperando en el servicio de Urgencias del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) este pasado martes, 24 de octubre. La joven de 26 años y natural de Viveiro acudió al centro hospitalario ovetense con un fuerte dolor abdominal. Tras pasar allí la tarde y gran parte de la madrugada, el diagnóstico que recibió «no decía nada en concreto». Y para colmo en el informe médico figuraban unas pruebas que ni siquiera le habían realizado, tal y como afirma indignada.

Residente en Oviedo desde hace un tiempo, Ana Travieso lleva varios meses padeciendo dolores estomacales. Ante esta situación y para buscar una solución, la joven gallega decide pedir cita para que le atienda su médico de cabecera del Centro de Salud de La Ería. Sin embargo, según asegura, al no estar empadronada en la capital asturiana y al caducar su cartilla provisional sanitaria por desplazamiento a otra comunidad autónoma no podía ser atendida en dicho consultorio de Atención Primaria.

Al encontrarse «muy mal», con un dolor abdominal «muy fuerte», Ana Travieso delibera que la mejor solución es ir a Urgencias del HUCA, siendo consciente que al tratarse de un hospital «hay un triaje importante y llegan emergencias más graves, evidentemente». En este punto, la joven asegura que también se planteó ir al centro de salud de La Lila, pero descartó esta opción dado que la última vez que fue la «trataron fatal».

Cuando llegó al HUCA, sobre las siete y media de la tarde, le hicieron el correspondiente triaje. «Me miraron la tensión y me preguntaron qué me pasaba. Especifiqué que tenía un dolor agudo y que llevaba meses con dolores en el estómago. Y que al no tener médico de cabecera aquí no me podían hacer los estudios pertinentes», cuenta. Tras valorar su urgencia, la mandaron a la sala de espera. 

Allí, Ana Travieso asegura que estuvo esperando hasta las nueve de la noche aproximadamente sin que nadie la atendiera. Fue en ese momento cuando le hicieron «un electrocardiograma». «A la media hora ya me realizaron un análisis de orina y otro de sangre. Me pusieron además la vía en un brazo», relata, antes de señalar que en ese instante preguntó cuánto tiempo tardaría «más o menos» en recibir el resultado de las pruebas. A lo que le respondieron que en dos horas como máximo.

Pero, desde ahí hasta las cuatro de la mañana estuvo sentada en una silla de plástico sin saber nada y con un cambio de turno de por medio, según asegura. Al llevar tanto tiempo esperando y no tener nada de información, la joven fue a hablar con el personal sanitario hasta en dos ocasiones. «Sobre las doce de la noche pregunté que cuánto faltaba para tener los resultados, si sabrían decirme algo. Una de las enfermeras que estaba allí me dijo que los tiempos variaban, que podía haber un atentado en ese momento y que los heridos iban antes que yo. Pues claro, evidentemente, pero ya llevaba mucho tiempo esperando», lamenta.

«Llevaba ya siete horas contando baldosas porque como en la sala de espera no hay cobertura, no podía ni siquiera estar con el móvil y entretenerme con algo»

En todo momento, Ana Travieso era consciente de que «hay unas urgencias que tienen una mayor prioridad», pero lo que más le llamaba la atención es que hubiese pacientes que entrasen después que ella, les hiciesen «las mismas pruebas» y que «a las tres horas se marchaban para su casa» cuando ella llevaba más de cinco horas esperando.

Cuando el reloj marcaba las dos de la mañana la joven gallega vuelve otra vez a preguntar sobre el resultado de sus analíticas. «Estaba ya llorando, llevaba ya siete horas contando baldosas porque como en la sala de espera no hay cobertura no podía ni siquiera estar con el móvil y entretenerme con algo». Ante la «desesperación» plantea que si le pueden mandar los mismos por correo electrónico o mediante una llamada telefónica porque «ya se me había pasado hasta el dolor de barriga». Pero, «al tratarse de un servicio de Urgencias presencial eso no se podía hacer».

«La única solución era esperar porque si me marchaba apuntaban que me había fugado y tenía que volver a repetir las pruebas otro día. Me quedé a cuadros. Le pregunté a la enfermera que si por lo menos estaba mi nombre en el ordenador porque bueno hay casos de que se pierden las pruebas y yo allí esperando. Me dijo que sí y me señaló que el alta me la tenía que dar el médico», cuenta. En ese momento, Ana Travieso se empieza a emparanoiar. «Pensé que igual tenía algo malo y que por eso tardaban tanto porque literal que en la sala de espera solo quedábamos una pareja de ancianos y yo», reconoce.

Por suerte, a las cuatro menos diez de la mañana, «cuando ya estaba casi al borde de un ataque de ansiedad», la avisan de que ya estaban los resultados. «Me dicen que está todo bien, pero no me dan un diagnóstico concreto. Eso sí, me recomiendan ir a mi comunidad autónoma o pedir el traslado del médico para que me hagan los estudios pertinentes para ver si tengo alguna bacteria o algo porque las analíticas estaban todas bien», afirma. «Solo tiraban balones al aire», apunta.

Un informe médico con errores

Y cuando parece que la historia ya llega a su fin, esta vuelve a dar un giro. En el momento que Ana Travieso llega a su casa se pone a leer detenidamente el informe médico. Y eso ya es «el colmo de los colmos». «Aparece que a mi me han hecho una radiografía de abdomen y que da normal, pero es que a mi no me hicieron ninguna radiografía de abdomen. Me pone también que se ve mejoría después de la medicación administrada, cuando a mi no me dieron ninguna medicación», asegura antes de confirmar que evidentemente comprobó que el informe no correspondiese a otro paciente.

«Básicamente estuve ocho horas esperando para que me dijesen que la analítica estaba bien pero que fuese a mi médico de cabecera», lamenta Ana Travieso, quien recurrirá al Servicio de Salud de Galicia para buscar una solución a su problema digestivo. «Ahora mismo para mi cambiarme el padrón no es viable y por tanto no puedo tener aquí médico de cabecera», implora y señala que además hará una queja formal para que nadie más tenga que pasar por su misma situación.

«O que por lo menos lo tengan en cuenta porque es una experiencia muy desagradable. Con esto no quiero generalizar que el personal sanitario o el hospital sea malo, para nada. Pero seguramente esto no me ha pasado solamente a mi. Yo estuve ocho horas esperando pero compartí sala de espera con gente que estuvo seis y es igual de grave. Entiendo que hasta cuatro horas es algo común porque hay prioridades, pero más tiempo es una locura», remata.