El deporte de moda entre los ovetenses: ideal para desafiar los propios límites físicos y mentales
LA VOZ DE OVIEDO
Cada vez son más las personas que practican telas aéreas en Oviedo. Una de las encargadas de impartir estas clases, Irene Corral, explica en qué consiste esta disciplina deportiva y los beneficios que reporta
26 ago 2024 . Actualizado a las 09:32 h.Las telas aéreas están de moda. Esta disciplina deportiva que consiste en realizar acrobacias e interpretar coreografías a diferentes alturas, sirviéndose de largos paños suspendidos en el aire, ha ganado una gran popularidad en los últimos años. Se ha convertido en un gran reclamo de quienes buscan aprender a volar, mientras que de manera artística y desafiante hacen ejercicio y por tanto se mantienen en forma. Como no podía ser de otra manera, en Oviedo esta actividad física también genera adeptos.
Son muchos los vecinos de la ciudad quienes ya practican este tipo de gimnasia. Existen varios estudios donde se imparte esta disciplina circense. Uno de ellos es Volare. Aunque lleva muy poco tiempo abierto este pequeño espacio dentro del centro deportivo Naranco Strength se ha convertido en todo un referente en cuanto a telas aéreas se refiere. «Siempre quiero que venga más gente pero la verdad que tengo las expectativas cumplidas ya que llevamos solo cinco meses en funcionamiento», asegura Irene Corral, una de las responsables de impartir estas sesiones.
Realizar este tipo de expresión artística con el propio cuerpo suspendido en el aire reporta múltiples beneficios al organismo. «Con la práctica se va ganando fuerza y flexibilidad. También se trabaja la coordinación y la creatividad», señala la monitora. Además, como toda actividad física a nivel mental también es muy saludable. «Ayuda sobre todo a prevenir la ansiedad o el estrés, entre otros», apunta la experta.
A todas estas ventajas, que realmente no son pocas, hay que sumarle el crecimiento personal y la recuperación de los valores humanos, que parece que ya se han perdido. Al tratarse de clases grupales, en las que la competitividad brilla por su ausencia, se trabaja principalmente la empatía. «Aquí las personas se ayudan entre sí», confiesa Irene. De la misma manera, se mejoran las interacciones sociales: «Es una oportunidad de conocer gente con la que compartir intereses», manifiesta la profesora.
Con una duración de 90 minutos, las clases se dividen en tres partes. «Comenzamos con una parte de movilidad y preparación física en el suelo para después combinar la técnica en la tela, donde trabajamos diferentes secuencias. Y ya por último estiramos un poco para terminar», explica Irene, quien adapta los ejercicios al nivel de cada persona. En este punto señala que cuenta con alumnas —la gran mayoría de las personas que acuden son mujeres— que ya hacían telas áreas de forma regular, mientras que otras acaban de empezar y por tanto tienen que aprender a hacer figuras, giros o caídas en el aire, con un largo trapo como único soporte.
No es necesario estar en forma para empezar a bailar en el aire y hacer todo tipo de acrobacias con la ayuda de largas telas. «A medida que se van haciendo clases se va ganando la fuerza y flexibilidad necesarias, y con ello también se va avanzando cada vez más rápido», asegura Irene, antes de señalar que de primeras lo único importante es ser capaz de levantar el propio peso corporal. Pero tampoco hay por qué preocuparse si no se consigue. «Lo bueno que tienen las telas es que se pueden crear secuencias y figuras desde el suelo, para los niveles más iniciales», apunta.
Tampoco hay una edad ideal para comenzar a practicar esta forma de expresión artística. «Los años no importan. Las clases están dirigidas a cualquier persona interesada en conocer y practicar telas aéreas, que tenga interés por conocer esta disciplina circense y que quiera desafiar sus propios límites físicos y mentales. Por eso, lo más importante es que estén siempre motivados y sean perseverantes», manifiesta Irene, a quien le encanta compartir su pasión por esta disciplina.
Como toda práctica deportiva, las telas áreas sí que precisan tiempo, práctica y disciplina. «Siguiendo esta receta se desarrolla la fuerza que requiere y el cuerpo se va acostumbrando a la presión de las telas». Cabe señalar que comprender y memorizar todos los movimientos que hay que hacer, así como generar la resistencia necesaria son tareas bastante «difíciles». Es por este motivo que es muy importante «tener paciencia y respetar el proceso de aprendizaje que tenemos cada persona», para así poder dominar la técnica y perfeccionar la misma.
En el momento que pruebes esta disciplina lo más probable es que acabe convirtiéndose en una de tus pasiones. Y si no, pregúntaselo a Irene Corral. Esta ovetense se apuntó hace once años a clases de telas aéreas «por probar». Como su hermana era y sigue siendo acróbata profesional y por tanto hacía este tipo de ejercicios le picaba la curiosidad. Solo pensaba ir a clases durante el verano pero lo cierto es que la primera sesión ya se enganchó. «Desde entonces, se convirtió en una parte muy importante de mi vida», asegura la joven, que sueña con que más personas puedan también enamorarse de esta disciplina.
«Me gustaría que cada vez viniesen más personas a clase y disfruten de las telas aéreas», confiesa la monitora. Para perseguir este objetivo, la responsable de Volare pretende impartir en un futuro no muy lejano otras prácticas acrobáticas y artísticas que se complementen con las telas aéreas. De esta manera, podrá seguir atrayendo a aquellas personas interesadas en actividades que desafían tanto el cuerpo como la mente.