«El Sporting debe bajar el precio de los abonos»

Alejandro Vigil Morán

SPORTING 1905

Afición Sporting
Afición Sporting LaLiga

Artículo de opinión

24 jun 2018 . Actualizado a las 20:56 h.

Solo se me ocurre un motivo para que el abono del Real Sporting de Gijón valga lo mismo que la pasada temporada, pensar que los aficionados van a renovarlo casi bajo cualquier circunstancia.

Por contra, se me ocurren muchas razones para pensar que debería haber un precio inferior. Se supone que el precio del abono se vería congelado para las renovaciones si se ascendía a Primera División, una congelación que en el caso de otra temporada en Segunda, carece de aliciente alguno. Más si cabe teniendo en cuenta que el tope salarial para intentar el ascenso puede reducirse en unos tres millones de euros, alrededor de un 25% menos de inversión en el espectáculo que se verá en el terreno de juego.

Pedir perdón en público resulta entrañable, pero cuando los que se van son las estrellas del equipo, los Jony, Santos, Bergantiños o Rubén García, que ayudaron a sostener al equipo durante la temporada, quizá sea insuficiente para poner el mismo precio. Sin entrar en el hecho de que los abonados que renueven en Las Palmas lo harán gratis y su propietario pretende juntar en la delantera a Remy, Araujo y Rubén Castro, entre otros jugadores, para pedir perdón por el descenso. Por el segundo de ellos habría ofertas de entre 16 y 20 millones, pero su primera intención pasa por no venderlo.

Evidentemente, alguien habrá pensando que a menor precio en abonos, menores serán las opciones de ascenso, algo que en Gijón lleva dos décadas sin estar vinculado por las famosas deudas, que nadie sabe cómo se crearon porque nunca se han hecho grandes fichajes y no se suele retener a ninguna estrella. Pero más allá de eso, quizá va siendo hora de no ver a la masa social sportinguista como el sostenedor financiero del club cuando las cosas van mal y la televisión da menos dinero. Además, 20.000 abonados sin rebaja, puede sumar menos dinero que 24.000 con un 5% de descuento, por poner un ejemplo.

El Sporting tiene la octava masa social de España y es una de las más activas en cuanto a desplazamientos, pese a que ha rozado la desaparición dos o tres veces en lo que va de siglo, así como perdido a sus estrellas de forma paulatina, y las políticas para aumentar su número de aficionados son mínimas. Con tal cantidad de aficionados, no debería ser tan complicado buscar ingresos indirectos a través de ella, en forma de merchandising, publicidad y otras partidas. Aunque evidentemente, es más complejo que pedir una cuota anual cada 12 meses.

No deja de ser curioso el ver a varios empresarios haciendo buenos negocios en los bajos de El Molinón - Enrique Castro Quini -propiedad de otra empresa-, mientras el club tiene por un lado la boutique, más vacía que llena salvo una hora antes del partido; las taquillas por un lado; la oficina del abonado por otro; y el museo que aparece y desaparece en su interior. Teniendo en cuenta que la directiva cuenta con un reputado hostelero entre ellos, quizá habría tenido más sentido -como se apunto desde aquí en su día- el aunar en un mismo local la tienda, la venta de entradas y abonos, y una especie de sede social decorada con parte de los objetos del museo. Un espacio en el que realizar actos públicos, tomar consumiciones y crear un contacto cercano con el aficionado más allá de 20-22 días al año. No solo sería más rentable, sino que se retroalimentaría. Al ser un espacio de venta más atractivo y polivalente, se acerca al cliente al producto bajo la excusa del ocio constante.

Es una simple idea y es más sencillo plantear, que ejecutar. Se trata de una reflexión en alto, no de sonrojar a nadie, pero en pleno boom de la industria del fútbol a nivel de marketing, no se puede gestionar como en los años 70, con los abonos como gran ingreso. De hecho, no hacen falta ideas, con aplicar lo que están haciendo otros clubes mucho más pequeños que el Sporting, ya sería un paso importante.