Elche 0-1 Sporting
21 oct 2019 . Actualizado a las 14:07 h.La victoria del Real Sporting de Gijón ofrece un apoyo anímico muy importante, aunque genera más dudas en lo táctico; al menos si se espera hacer crecer el proyecto a raíz de la contienda triunfadora.
El equipo asturiano ganó, es más, pudo hasta vencer por un contundente 0-2 si Aitor hubiese ganado el mano a mana frente a Edgar Badía, o si el lejano disparo de Carmona no se topa contra el palo largo. Por contra, sería poco apropiado hablar de un partido redondo cuando el conjunto de Pacheta tuvo más tiempo la posesión, encadanó más pases y disparos, rozó el doble de toques de balón en el área de Mariño, ganó más duelos individuales y dominó los tiempos del grueso del partido, a excepción del comienzo y el final de la cita. Lo que por otra parte, supone una alegría, ya que se vio a un Sporting que intentó saltar con personalidad a tierras ilicitanas, una cara como visitante que no se veía desde la primera jornada en Girona. A su vez, el acceso de Carlos Carmona en los compases finales sirvió para comenzar a sumar pases desconectando al rival y sumando más ocasiones ofensivas, evitando de ese modo una constante perdida del cuero cuando se esperaba un bombardeo del Elche en los compases finales.
Por consiguiente, se puede hablar de una hora y media con luces y sombras, que mejora lo visto en las últimas jornadas con el cartel de visitante, pero cuyo resultado fue una lotería en la que en esta ocasión, ya tocaba, salieron ganadores los rojiblancos. Un aspecto interesante pasó por el aumento de los desmarques y de los movimientos entre líneas de los jugadores, sin grandes alardes, aunque superior a otras jornadas, evitando pedir balones al pie con un rival "colgado de la espalda".
La novedosa pareja de centrocampistas compuesta por Cristian Salvador y Javi Fuego hizo un buen trabajo a la hora de cerrar líneas de pase por dentro, aunque queda la incógnita de ver si estarían capacitados para coger el timón del encuentro en el supuesto de que Manu García no hubiese adelantado a los asturianos en el luminoso, lo que adaptó por completo el escenario a su registro.
El guaje, por cierto, tuvo un papel diferente al de otras semanas, se le pudo ver más enganchando al pivote rival y menos pendiente de encimar a los defensas centrales. En las semanas anteriores se apostaba por una línea media en forma de rombo, dejando menos arropada la zona central, quizá por ese repliegue se bajó el número de acciones defensivas, más centrados en cerrar espacios que en robar el cuero directamente para provocar contragolpes en campo rival. Como anécdota, ninguno de los cuatro atacantes superó las cuatro acciones de Carmona, habiendo salido desde el banquillo. El único futbolista que mantuvo la media habitual de su rol en anteriores semanas fue Cristian Salvador al sobrepasar la decena.
En relación a la línea defensiva, la principal novedad estuvo en la inclusión de Molinero a pierna cambiada. El lateral izquierdo realizó un marcaje al hombre a Iván Sánchez -jugador con más regates realizados durante la pasada temporada en Segunda- que llegó hasta el área local, logrando su objetivo de evitar, al menos en la medida de lo posible, que lograse encarar con peligro a sus compañeros de zaga. Cabe reseñar que el futbolista acaba contrato y es objeto de seguimiento sportinguista, aunque alberga la esperanza de recalar en Primera división.
Por último, las entradas al campo de Nacho Méndez y de Pablo Pérez también tuvieron sentido. El de Luanco ayudó a mantener las piernas frescas en la presión y a colaborar en el juego combinativo sin olvidarse de la verticalidad, así como el gijonés colaboró en la presión y trató de ganar duelos aéreos.
Nota a José Alberto y el cuerpo técnico
Aprobado. Sin grandes apuntes que hacer, los cambios tuvieron sentido y se ganó. Ahora falta convencer. Se sigue muy lejos del estilo prometido, si bien es cierto que cualquier aficionado firmaría ganar 30 jornadas más así, tal como está el escenario.
