Pizarra: Las 5 claves del empate del Sporting

Dani Souto

SPORTING 1905

Sporting
Sporting Real Sporting

Artículo de opinión

19 oct 2020 . Actualizado a las 22:59 h.

El Sporting suma su primer empate de la temporada en un partido del que se sale sin saber muy bien qué sabor nos deja. Tuvimos las mieles de la victoria, saboreamos un empate e incluso tuvimos tiempo de temer una derrota. Todo ello en 25 minutos finales que distaron mucho de los otros 65. Un partido cerrado, gris, en el que solo los goles sirvieron para que ambos contendientes fuesen aflojándose el corsé. No me gusta hablar de merecimientos y no voy a empezar a hacerlo ahora. El Sporting continúa en puestos de ascenso directo y eso, sea cual sea el juego, es la mejor noticia que podemos contar ahora mismo.

Ahogados por la presión

No tuvo demasiadas ocasiones el Sporting para tratar de salir jugando desde atrás. Se vieron en un inicio las intenciones habituales, con los laterales ganando altura por fuera y Javi Fuego bajando a la línea de centrales para formar con tres, pero la presión alta del Tenerife ahogó las opciones de los rojiblancos de salir por bajo. Es uno de los aspectos que más preocupan a David Gallego, y donde más trabajo queda aún por hacer, algo de lo que Fran Fernández trató de sacar tajada. El Tenerife se mostró valiente, saliendo a morder al rival en campo contrario a pesar de estar a unos cuantos kilómetros de las islas, sabedor que en el juego directo y en esas disputas aéreas desde el plano individual tenía las de ganar. Más que reproducir los problemas más recientes, el Sporting directamente no estuvo en posición de salir con el balón desde atrás prácticamente en ningún momento del partido.

Poca gente por delante de balón

Derivado de las dificultades del Sporting por llegar a campo contrario con el balón en su dominio, los de Gallego volvieron a encontrar escollos para atacar en posicional. Aun cuando se daban buenas triangulaciones y los asturianos conseguían circular la pelota hasta la mitad rival, el Sporting no era capaz de acumular más de dos apoyos por delante de balón, una escasez de piezas que impedía el avance de los rojiblancos a partir de sus combinaciones. El Tenerife no tuvo mayor dificultad para tapar a los posibles receptores, cerrar líneas de pase y a partir de ahí asaltar al poseedor sportinguista.

Un equipo hecho para correr

Al ver el once cualquiera podría creer que el Sporting está diseñado para tener el balón, mandar desde la posesión. Nada más lejos de la realidad. Los de Gallego se han mostrado mucho más peligrosos cuando tienen opción de correr al espacio. Con jugadores para atacar con conducciones verticales (Manu, Nacho, Cumic o Aitor), el cuadro gijonés ha venido dando muestras esta temporada que desde la solidez defensiva y aprovechando los espacios que deja el rival al exponerse es cuando mejor es capaz de atacar. No hubo muchas ocasiones de hacerlo ante los canarios, aunque siempre fueron las que dejaban mayor sensación de peligro. Así llegó el gol de Pedro Díaz, con una rápida combinación vertical al espacio y con el canterano llegando desde atrás al área para finalizar. La jugada fetiche del Sporting esta temporada.

Tibia presión rojiblanca

Una buena forma de potenciar esas transiciones ofensivas y el peligro que tiene el Sporting atacando en vertical es a través de una buena presión en campo contrario, algo que no se vio ante el Tenerife. Los de Gallego no apretaron a su rival en salida de balón, formando el habitual 1-4-4-2 sin balón, la presión de sus dos puntas fue prácticamente inexistente. El Tenerife tenía metros para avanzar sin demasiada oposición, llegando fácil a campo contrario. En ese escenario, al Sporting le costó encontrar más opciones en las que atacar al contragolpe. De una buena presión pueden surgir más ocasiones de dañar al rival, aunque eso suponga exponerte algo más en defensa, puede compensar si los de Gallego continúan con este nivel de efectividad de cara a portería.

Una mano salvadora

Llevábamos algunas semanas sin mencionar a Diego Mariño. Y no era una reivindicación o una crítica. Se sabe a la perfección de lo que es capaz el meta gallego, pero cuanto más tranquilo viva él los partidos más lo estaremos nosotros. Sin embargo, en un partido que se había oscurecido con el tanto del empate de Zarfino, Diego Mariño sumó un nuevo punto para el Sporting con una mano de las que pocos porteros pueden sacar. Un acto de reflejos y de agilidad en una estirada de gran dificultad que volvió a rescatar un empate para el Sporting. Merecía mención a parte por lo que ha vuelto a suponer.

Los cambios

Aitor García por Cumic. Movió el banquillo a la hora de encuentro Gallego buscando activar su juego exterior, que se resentía con un Cumic que apenas pudo aportar. Aitor logró alguna conducción positiva en un contexto que le podía favorecer, pero tampoco llegó a brillar.

Gaspar por Nacho Méndez. El plan inicial de negarle la posesión al Tenerife no había funcionado. Gallego refrescó la banda derecha en materia defensiva con la entrada de Gaspar y volvió a un plan más reconocible. Más allá de eso, involucrado en la jugada del gol visitante, su entrada no tuvo incidencia positiva.

Gragera y Álvaro por Javi Fuego y Djuka. Apenas con diez minutos por delante y en un contexto difícil en el que el Tenerife bombardeaba con centros laterales, ninguno tuvo tiempo suficiente como para hacerse notar en el encuentro.

Nota para David Gallego y el cuerpo técnico

Insuficiente. El propio míster reconoció en rueda de prensa que el plan prepartido que habían diseñado no se ajustó a lo que sucedió sobre el terreno de juego. El Sporting se vio maniatado por la presión y la posesión del conjunto canario, y no fue capaz de sacudirse tal dominio. Incapaz de cambiar el escenario, el Tenerife llevó la manija del encuentro prácticamente los 90 minutos. A pesar de haber estado por delante en el marcador unos minutos, los rojiblancos no terminaron por controlar esta ventaja de la mejor manera en el tramo final, algo que sí venían haciendo con solvencia en las semanas precedentes. Aspectos que dependen en buena parte de la capacidad del técnico para variar el guion y que, al menos por esta vez, no fue suficiente para sumar los tres puntos.

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