Del coleccionista de corchos al queso más caro del mundo, los asturianos de Récord Guiness

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Portada del libro «Guiness World Records 2020»
Portada del libro «Guiness World Records 2020» Web Guiness World Records

La diversidad de capacidades y cualidades humanas aparecen reflejadas en este libro, que reúne marcas tan curiosas como llamativas

09 nov 2020 . Actualizado a las 12:17 h.

Hay muchas formas de pasar a la historia. Por el buen hacer o, incluso, por las habilidades innatas. Pero, sin embargo, la clave para destacar sobre el resto está en la superación personal.  La principal manera de poder formar parte del libro Récord de los Guiness y así ser reconocido internacionalmente. Asturias suele figurar entre las páginas de este libro. Como es el Día Mundial del Récord de los Guiness, aquí os dejamos los récords tan curiosos como llamativos protagonizados por asturianos.

No es fácil ser Récord de los Guiness y mucho menos mantener la marca durante años. Pero, sin embargo, algún que otro asturiano lo logró y, a día de hoy, nadie ha conseguido superarlos. Entre ellos destaca la pareja ovetense quien aún mantiene su reconocimiento 19 años después. Antonio Fontella Blanco y Rosa María Valdés Díaz reunían, las navidades de 2001, un total de 744 corchos de distintas botellas, procedentes de 284 marcas de sidra asturiana. Su colección comenzó en el año 1995, aunque el corcho más antiguo databa de hace 60 años.

También revalida el título el Cabrales como el queso más caro del mundo. Una pieza de la quesería Arangas fue distinguida como el mejor Cabrales del año y en la subasta, que dio comienzo tras el concurso, fue El Llagar de Colloto (Oviedo) el local que realizó la mayor puja y se hizo con el producto. Su propietario, Iván Díaz, pagó 20.500 euros por dos kilos de queso. El año anterior ya pagó por uno similar 14.300 euros.

De la misma manera, el escanciado simultáneo de sidra en Gijón batió su récord.  El pasado 24 de agosto de 2019 un total de 9.721 asturianos alzaban el brazo en la playa de poniente para escanciar un culín al unísono. También La Casa de Asturias en Azuqueca de Henares (Guadalajara) consiguió el récord mundial de escanciado de sidra simultáneo fuera de Asturias con 664 voluntarios.

Avilés también ha llevado su tradicional «Comida en la Calle» al Libro Guinness de los Récords al reunir en el 25 aniversario del evento a 11.836 comensales sentados a la mesa de forma simultánea. Otro récord logrado en Asturias, y relacionado con la gastronomía, fue el de la fabada más grande del mundo. La localidad de Arbón, en el municipio de Villayón, elaboró este típico plato asturiano para dos mil personas. Un esfuerzo en el que se invirtieron 300 kilos de fabas y más de tres horas de cocción. Además de las 700 morcillas, los 700 chorizos, los 600 trozos de panceta y los 100 kilos de lacón.

En esta misma línea, también destacada el gintonic más grande del mundo. Este fue creado, en la localidad de Vegadeo, por los fundadores de la destilería cántabra Siderit con la colaboración del bar La Flor. 180 litros de ginebra, 520 de tónica y 100 kilos de hielo fueron los ingredientes necesarios para elaborar un combinado de 700 litros, que superaba con creces al anterior, de 500.

Entre los récord registrados por asturianos destacan, también, los de Alberto Cotos. Este langreano es la persona más rápida del mundo haciendo cálculos mentales. Por eso lo llaman la «calculadora humana». Entre sus logros resalta haber sido capaz de multiplicar un número de cinco cifras por otro de cinco cifras en tan sólo 18 segundos. Asimismo, ha sumado 100 cifras escogidas al azar en 19’23 segundos e, incluso, ha multiplicado dos números de 8 cifras cada uno en 56’50 segundos.

Otro reconocimiento internacional, no en Asturias pero sí para asturianos, fue el del plato más grande de jamón cortado a mano. El gijonés David Fernández, el ovetense Abel Saavedra y el avilesino Vicente Merchán lograron cortar más de 500 kilos de jamón en un certamen celebrado en 2017 en Torrijos, Toledo. También, destaca el reconocimiento de Felipe VI. En el año 2012, cuando aún era Príncipe de Asturias, el libro Guiness de los Récords lo registró como el príncipe más alto del mundo. Su 1,97 metros de estatura supera con creces la media de España y la de los monarcas del resto de países.

Lo cierto es que Asturias ya forma parte del libro Récord Guiness desde 1991. La ruta costera de Navia, conocida como Travesía Naviega, junto con sus castros marítimos ha sido reconocida internacionalmente en el siglo pasado por su gran éxito de participación. Esta ruta fue dada a conocer por el Grupo de Montaña «Peña Furada».

Algunas iniciativas asturianas también se han quedado por el camino. Por ejemplo, la «navajona» de Taramundi que aspiraba a formar parte del libro por ser la más grande del mundo. Siete metros de longitud y una tonelada y media de peso son las dimensiones de la navaja hecha en Asturias, que es un metro más grande que la que ostenta el récord. También apuntaba alto, y nunca mejor dicho, el geranio de dos metros de altura de Teresa Sánchez Torices. La planta de esta vecina de Naves de Llanes estaba destinada a figurar entre los récords mundiales, ya que el geranio incluso permanece florido durante todo el año. Ha llegado a tener más de 80 flores.

Asimismo, el grafiti de David Villa en la localidad de Cabañaquinta se ha quedado también a las puertas a pesar de ser el retrato hiperrealista más grande del mundo. Para la obra, el artista César Frey ha necesitado 220 botes de pintura en spray y ha trabajado todo un mes para conseguir representar al futbolista asturiano en un grafiti que mide 44,10 metros de ancho por 5 de alto. También la empresa asturiana Slot Classic ha conseguido el record al coche de Scalextric más largo del mundo, pero, sin embargo, no aparece registrada en el récord Guiness. Tampoco el colegio San Eutiquio Lasalle de Gijón ocupa una página en el libro a pesar de haber realizado la cadena de tapones de botellas de plástico «más larga del mundo», construida con 40.000 unidades.

El origen de este peculiar libro se sitúa en 1951, cuando Sir Hugh Beaver estaba de caza con unos compañeros y discutían sobre cuál sería el pájaro de caza más rápido de Europa. El entonces director ejecutivo de la Cervecería Guinness contrató a un equipo de investigadores en Londres para que redactaran un libro capaz de responder todas esas dudas. En 1955, el libro Guinness de los Récords se convirtió en el libro más vendido de Reino Unido y ya ha vendido más de 100 millones de ejemplares y está traducido a 23 idiomas. Desde entonces, la empresa cuenta con un departamento especial, el equipo de administración de récords, que se encarga de controlar y supervisar los nuevos récords que se establecen.