The Guardian se rinde a la fabada asturiana

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En Casa Gerardo, la fabada asturiana es un plato emblemático
En Casa Gerardo, la fabada asturiana es un plato emblemático Casa Gerardo

El prestigioso periódico incluye la gastronomía asturiana en su sección Comida y bebida y destaca la fabada como el plato estrella: «mi lujuria por Asturias se convirtió en amor verdadero»

28 nov 2020 . Actualizado a las 20:21 h.

El periódico The Guardian, a través de su sección Comida y Bebida, acerca la cultura gastronómica a sus lectores. En esta ocasión, el prestigioso medio ha hecho hincapié en Asturias y se ha rendido a su fabada. Su último reportaje detalla cómo el autor ha tenido el placer de probar diferentes comidas típicas de la región, pero «no fue hasta el último plato sabroso que mi lujuria por Asturias se convirtió en amor verdadero. La fabada es el plato estrella». Además, incluye la receta para diez personas

«Un guiso de frijoles blancos gordos llamados fabes hervidos a fuego lento en una gloriosa sumisión con una batería de tipos de cerdo curado: chorizo, morcilla y jamón ahumado. Había comido fabada antes, pero nunca como la hace la familia Moran: con frijoles frescos (en lugar de secos), intactos e increíblemente complejos y sabrosos», describe. Lo cierto es que el periódico británico viajó hasta Asturias de la mano de José Andrés.

«En el viaje nos empapamos de sidra asturiana, inventando comidas para llenar el interminable espacio entre el almuerzo y la cena. No había nada malo en ningún lado, pero fue nuestra comida maratónica en el restaurante Casa Gerardo de 138 años de antigüedad en una tranquila carretera rural lo que cambió todo para mí», relata el autor quien se sentó en un banquete con el chef asturiano de cinco horas para probar hasta quince variedades de comidas. Pero hasta que no comió la fabada no quedó encandilado.

A partir de ahí su comprensión por la cocina española cambió por completo, ya que «hasta ese momento mi conocimiento estaba fuertemente inclinado hacia la gastronomía molecular de alta gama que convirtió el norte del país en un centro de alta cocina en la década de 2000. Pero en los años siguientes, aprendí que lo mejor de la cocina regional española tiene un enfoque casi japonés de la pureza y el respeto por los ingredientes», sentencia.

Tal fue el impacto de las fabas y sus vacaciones en Asturias que «unos días después, regresé a mi apartamento en Nueva York todavía apestando a grasa de cerdo fundida y manzanas fermentadas. Siete meses después, compré un billete de ida de vuelta a España, donde todavía vivo», asegura.