Asturias y otras tres regiones ultiman una guía única para la conservación del oso

Efe OVIEDO

ASTURIAS

fundacion oso pardo

El documento recoge desde estrategias para el manejo de animales heridos a los conflictos con humanos. Las comunidades presentará el protocolo al ministerio

06 feb 2017 . Actualizado a las 12:37 h.

Asturias, Cantabria, Castilla y León y Galicia han elaborado el primer protocolo para la intervención con osos pardos, un documento que estas comunidades están cerrando y que recoge pautas de actuación ante la presencia de ejemplares y para prevenir incidentes o conflictos si se acercan a humanos. El objetivo de este protocolo es garantizar la seguridad de las personas y la conservación de la especie, en peligro de extinción. En gran medida se busca «prevenir» incidentes y protocolizar la forma de actuar e intervenir con osos que se acercan a núcleos poblados o a humanos. Todo ello en un momento en que el incremento de las poblaciones oseras, tanto en la zona occidental como oriental de la Cordillera, puede provocar incidentes o encuentros «inesperados» con estos animales, según han explicado fuentes de la Consejería cántabra de Medio Rural.

Este documento se está negociando en un momento en el que el turismo de observación está en auge y en el que el propio Ministerio de Medio Ambiente ha lanzado una guía con consejos para organizar avistamientos de una forma responsable sin interferir con el hábitat. Además, estudios realizados por expertos, como uno recientemente publicado por la Universidad de Oviedo, alertan de los perjuicios que puede tener esta práctica de forma descontrolada, modificando incluso el comportamiento de los animales.

Trabajo conjunto

El protocolo, que es el primero de estas características que se impulsa en España, desarrolla en las comunidades autónomas los planes de recuperación del oso pardo y la estrategia para su conservación. Técnicos de estas regiones se han ido reuniendo para cerrar el protocolo, que se trasladará al ministerio para que lo conozca y, si así lo desea, lo adopte o traslade a otros territorios con presencia de osos, como puede ser la zona de Pirineos.

Las comunidades autónomas han dado este paso porque ya les urgía contar con un protocolo y unas directrices para aplicar con osos. El protocolo establece la creación de unos equipos específicos de intervención en cada comunidad, con personal técnico, guardas y veterinarios. Estos equipos estarán dotados con material anestésico, de captura, transporte y manejo, y prevé la organización de prácticas con periodicidad al menos cada seis meses.

Este documento diferencia entre varios tipos de comportamientos de osos susceptibles de requerir una intervención para disuadirlo y tratar que se aleje de la zona, o para capturarlo y apartarlo, con el traslado a un centro veterinario o de recuperación de la fauna o su liberación en el medio natural. Así, se distinguen las actuaciones que se deben desarrollar en función de si por ejemplo son ejemplares heridos, enfermos, atrapados en trampas o crías abandonadas; si se trata de osos que de manera reiterada acuden a zonas habitadas en busca de alimento; o si son agresivos y peligrosos, y pueden originar conflictos con personas. El protocolo precisa la forma de actuar según cada caso, bien sea con prácticas de disuasión, espantando al animal, en caso de osos que no temen acercarse a los humanos, facilitando su permanencia en el medio natural, o trasladándolo a un centro para su recuperación.

En el fondo, se trata de estar preparados ante posibles episodios con osos y, por otro lado, también concienciar a la gente de que los osos «al final son animales y no es cuestión de acercarse o enredar». Un protocolo de este tipo es una vieja aspiración de organizaciones como la Fundación Oso Pardo (FOP) por lo que su presidente, Guillermo Palomero, ha resaltado la «buena noticia» que supone que «por fin» pueda ver la luz en breve. «Llevamos años pidiéndolo», ha dicho.

El presidente de la FOP ha recordado que en la Estrategia de Conservación del Oso, de finales de los años ochenta, ya se recogía la necesidad de elaborar unas directrices de intervención de este tipo. Palomero ha considerado que hasta ahora España se había quedado rezagada en este sentido, porque todos los países con presencia de osos cuentan ya con protocolos de intervención.

Subraya la importancia de estas pautas para prevenir incidentes con osos que puedan llegar a habituarse a la presencia de los humanos y para tratar de evitar que haya ejemplares acostumbrados a las personas. Palomero explica que los osos siempre se han acercado a núcleos poblados «con discreción y nocturnidad», sobre todo en busca de comida, y advierte de que el problema son los que se aproximan «con descaro», y que no se marchan aunque haya gente.

El presidente de la Fundación Oso Pardo señala que, mientras no ha habido protocolo, se ha actuado «con improvisación» para echar a osos de pueblos, pero insiste en que es clave «hacerlo de forma regulada». Máxime cuando en los últimos años la población de osos se ha recuperado e incrementado. En este momento la estimación apunta a que en la Cordillera hay unos 250 osos, como cifra de referencia.

Según los datos de la Fundación Oso Pardo, en el núcleo occidental de Asturias y León, que es el más numeroso, hay más de 200 osos, mientras que el núcleo oriental, que afecta a Cantabria, el norte de Palencia y la montaña oriental de León, se calcula que cuenta con en torno a 40 osos.