Esta es la pesca del Cantábrico que ya apenas se rula en Asturias

Elena G. Bandera
E. G. Bandera REDACCION

ASTURIAS

CESAR QUIAN

Sardinas, chipirones, calamares y hasta ñoclas afianzan su declive mientras crecen las subastas de nuevos manjares gastrónomicos como las ortiguillas y los pepinos de mar

05 feb 2018 . Actualizado a las 16:53 h.

Solo en 2011 habían llegado a las lonjas asturianas más de 70.000 kilos de oricios recién salidos del Cantábrico. En 2016, después de que desde 2013 empezaran a saltar las alarmas, el Gobierno del Principado decidía abrir una veda de dos años ante la escasez de este tradicional manjar en las costas asturianas. Ese año, pese a que la prohibición de capturarlos entraba en vigor en septiembre, solo se subastaban unos 5.000 kilos de oricios. Es el gran ejemplo de lo que ha ido ocurriendo en la última década con algunos de los productos del mar más característicos de la gastronomía asturiana, que ya no se venden por miles y miles de kilos como antaño.

La sardina, por ejemplo, lleva años en declive y no solo en el Cantábrico. De hecho, el Gobierno de Portugal, en donde la sardina también era toda una tradición gastronómica, decidía el pasado 10 de enero prohibir su pesca hasta el próximo 30 de abril para garantizar la sostenibilidad ambiental, económica y social de la pesca del país a largo plazo. En las costas asturianas, la escasez de la sardina se ha ido acrecentando en los últimos cinco años a pasos agigantados. Prueba de ello es que en 2008 se subastaban casi 3.000 toneladas de sardinas en las aulas asturianas y, el año pasado, no se llegó ni a 60.000 kilos, menos incluso de la mitad que en 2016. 

Dos años seguidos con menos de 2.000 kilos de chipirón

También está ocurriendo lo mismo con el chipirón, en el que habría que remontarse a 2010 para encontrar el mejor año con más de 80.000 kilogramos subastados en las lonjas de Asturias. En 2017, apenas fueron 1.600 kilos, aunque había sido peor aún en 2016 con 1.250 kilos rulados. Y la misma situación se da con el calamar, que alcanzaba su mejor año en 2012 con más de 100.000 kilos subastados, mientras que en 2016 se vendían apenas 10.000 kilos. El año pasado, se remontaba hasta los 18.174 kilos pero la caída viene siendo una constante también de los últimos años, con el consiguiente incremento del precio de venta. El chirrión ha pasado de los 7,68 euros de 2008 a los 14 de este año, en el que el calamar se vendía en las lonjas a 16,78 euros de media cuando hace diez años no llegaba a 12. 

En 2017 ya ni siquiera aparecen en el listado de la pesca subastada en Asturias ni almejas ni berberechos, que aunque nunca alcanzaron grandes cantidades sí dejaban beneficios cuando el kilo se vendía por encima de los 18 euros en el caso de las almejas finas y a 10 euros en el de los berberechos. La almeja fina, que en esta última década registró sus mejores ventas en 2011 con 3.000 kilos subastados, ya no formaba parte de los listados de pesca subastada en Asturias de 2015 y 2016. 

También han ido cayendo las subastas de mariscos tan característicos de la gastronomía asturiana como la ñocla, de la que el año pasado se subastaron casi 8.000 kilos, o las andaricas, que no llegaron a los 6.000 kilos. En 2008, se habían rulado casi 35.000 kilos de ñoclas, bajando desde entonces la cifra año a año. En el caso de la andarica, hasta 2013 las subastas siempre oscilaban entre los 9.000 y los 11.000 kilos anuales.

Ortiguillas y pepinos de mar, cotizados manjares marinos

Por contra, han ido apareciendo otras oportunidades de pesca que reportan importantes beneficios al cabo del año gracias a especies que se van abriendo camino, algunas con categoría de manjar, en la gastronomía española. A falta de oricios, buenas son las anémonas de mar u ortiguillas, que empezaron a entrar en las aulas precisamente en 2008, cuando se subastaban tan solo 265 kilos al mejor precio de esta década: 7,81 euros el kilo. 

La mejor subasta de ortiguillas desde entonces fue la del año 2016, cuando se vendieron más de 50.000 kilos a 4,84 euros de media. El año pasado, el precio medio subió a los seis euros y se subastaron unos 30.500 kilos. En el listado de 2017, por primera vez, aparecieron los cotizados pepinos de mar con 840 kilos subastados en la rula de Avilés a 5,58 euros el kilo, un precio muy alejado de los que se alcanzan en otros países en los que incluso son objeto de contrabando o directamente están en extinción por la sobrepesca.