Este es el plan para que Hunosa empiece a ser rentable

Carmen Liedo REDACCIÓN

ASTURIAS

 Lavadero de Carbon de El Batan. Mieres. Asturias 1997
Lavadero de Carbon de El Batan. Mieres. Asturias 1997 Eduardo Urdangaray y Ramón Jiménez

El documento recoge las inversiones y las actividades que se desarrollarán en un periodo de transformación y en otro de consolidación para que la empresa sea viable en los próximos años

19 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

En los cincuenta y algo años de historia de Hunosa, la empresa estatal minera nunca llegó a ser rentable. Nació a modo de «banco malo» en una operación de salvamento de compañías no competitivas y, desde entonces, siempre ha necesitado de las ayudas a la producción para sobrevivir. El cierre del grifo de las subvenciones por parte de la UE a las minas de carbón no rentables a 31 de diciembre que hubieran recibido ayudas para su clausura es lo que ha motivado que la hullera pública cesara la extracción en dos de los tres yacimientos que llegaron activos a esa fecha, manteniendo la producción solo en el pozo San Nicolás como unidad vinculada a la actividad de la central térmica de La Pereda. El caso es que la actividad de esos dos centros así como el impulso que se pretende dar al lavadero El Batán se contemplan en este plan como oportunidades «para dar estabilidad a la empresa en el futuro», aunque en el documento se matiza que también se tratará «de promover la creación de líneas de negocio alternativas y rentables», entre las que destaca, «la restauración medioambiental de espacios degradados por la actividad minera».

Empezando por La Pereda

El plan de empresa parte de la consideración de que la central térmica de La Pereda (la cual tiene un régimen retributivo específico hasta el 31 de diciembre de 2021) es la principal actividad en términos económicos del ente público. Teniendo en cuenta eso, plantea medidas «para garantizar el funcionamiento de la instalación en dicho periodo», así como «su transición hacia un régimen de funcionamiento estable en el periodo posterior» a esa fecha, lo cual podría implicar un cambio de combustible. El caso es que el mantenimiento de la actividad de la central implica, mientras la legislación permita utilizar su actual mezcla de combustible, la producción de una cierta cuota limitada de carbón propio producido en el pozo San Nicolás, quedando así éste vinculado a la actividad de la central.

La pretensión, por tanto, de Hunosa es desarrollar a lo largo de un primer periodo del plan, considerado de transformación (2019-2021), «las actuaciones necesarias para mantener su eficacia y rentabilidad más allá del 31 de diciembre de 2021» y dentro del marco normativo existente en ese momento, poder incluir un cambio de composición de su mezcla combustible hacia combustibles no fósiles. Durante estos tres años, la previsión de la hullera pública es acometer unas inversiones ordinarias en la central por 2,7 millones de euros. No obstante, en el plan de empresa ya se habla de la posibilidad «de que sea necesario a medio plazo realizar cambios en el combustible de alimentación» y que por ello consultoras especializadas están realizando estudios técnicos, de financiación e inversión «para el uso de otros combustibles de alimentación y su compatibilidad con el normal funcionamiento» de la térmica. Es más, no se descarta «hibridar la caldera con biomasa, o con otros combustibles», lo que conllevaría «un cierto nivel de inversiones». La estimación inicial es que se puedan requerir unos 20 millones de euros aproximadamente, cantidad que Hunosa parece que estaría dispuesta a gastar siempre que se demuestre «su viabilidad técnica y financiera».

La actividad de La Pereda conlleva la actividad del pozo San Nicolás, con cuya producción se garantiza el suministro de carbón «mientras la legislación lo permita», indica el plan de empresa. El documento especifica también que entre toneladas seguras, probables y posibles, el yacimiento tiene unos 3,6 millones de toneladas brutas y que «al ritmo actual de demanda de combustible de la central térmica resulta suficiente para garantizar el suministro a la misma». En concreto, la producción que se prevé para los años 2019, 2020 y 2021 es de 160.000 toneladas de carbón cada uno de esos años. Para ello, también se habla en el plan de realizar ciertas inversiones en el pozo para garantizar su funcionamiento hasta el 31 de diciembre de 2021. En total, se programa un gasto de 3,7 millones de euros, a razón de 1,5 millones en 2019; 1,1 millones en 2020 y algo más de un millón en 2021. En definitiva, con el tándem La Pereda-San Nicolás, Hunosa busca hacer algo viable y rentable.

Importante es también que el desarrollo de la actividad productiva en estos dos centros de trabajo significa también ampliación o mantenimiento del empleo. En el caso de La Pereda, se pasaría de los 62 trabajadores de este año a 80 en 2020, que se mantendrían al año siguiente. En el caso del pozo San Nicolás, en 2019 y 2020 se mantendrían 222 trabajadores, con un leve descenso hasta los 202 en 2021

Nueva línea de negocio para El Batán

Y rentabilidad pretende sacarle también al lavadero El Batán partiendo de que en los últimos años ha detectado «la existencia de un mercado de carbón con destino a la industria metalúrgica entre otras», que requiere procesos de lavado y en los que esta instalación de Hunosa puede intervenir «de forma viable y financieramente estable», determinándose así «un futuro para dicha instalación más allá de la de la producción de los pozos de Hunosa». El plan contempla, por tanto, «poner en valor todo el potencial, tanto de recursos como de capacidades, que ofrece el lavadero del Batán» de forma que proponiendo un servicio de tratamiento de carbón propiedad de terceros, se compense la baja utilización de las instalaciones por Hunosa en la actualidad.

Esa nueva línea de negocio, enfocada a sectores de gran desarrollo, como el de la metalurgia secundaria, permitiría a la hullera pública «garantizar la operatividad de esta instalación, así como estabilizar e incrementar a medida que se consolide la plantilla de Hunosa en el lavadero». Se destaca que las instalaciones cuentan «con un buen equipamiento y una gran capacidad» y que mediante el desarrolla de esa nueva línea de actividad, podría continuar en funcionamiento más allá del 31 de diciembre de 2021.

Por lo pronto, el plan de empresa un incremento de la plantilla en los tres próximos años, pasando de 35 a 63 trabajadores previa formación que les capacite para el desempeño de sus nueva funciones laborales; pasar de tratar 200.000 toneladas de carbón a 660.000 en 2021; y una inversión de 770.000 euros hasta esa fecha.