Dime dónde vives y te diré cómo sobrellevas el encierro

Carmen Liedo REDACCIÓN

ASTURIAS

Max Alvarez.
Max Alvarez.

Pasar el confinamiento en un minipiso, en una vivienda con terraza o en una casa unifamiliar con patio marca la diferencia en este estado de alarma que aún se prolongará otras dos semanas

30 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Nadie se imaginó nunca tener que pasar cuatro semanas (lo decretado hasta el momento) encerrado en su casa, pudiendo salir sólo para hacer la compra, ir a la farmacia o para trabajar cuando el teletrabajo no es posible. El caso es que llegada esta situación tan excepcional generada por el estado de alarma, no es lo mismo pasar el confinamiento en una casa unifamiliar con un pequeño patio, que en un ático con terraza o en un minipiso situado en la primera planta de un edificio. Es el caso de Max Álvarez, un joven periodista que vive en un estudio de alquiler de apenas 35 metros cuadrados en Oviedo. Su trabajo lo suele mantener mucho tiempo fuera de casa, pero estos días se ha quedado de retén y lleva ocho días entre las cuatro paredes de su pequeño piso. Pese a ello, asegura que todavía no siente que se le vengan encima.

«En toda la semana solo he salido un día a la compra y dos a tirar la basura, pero he ido buscando entretenimiento», asegura Max, que ha aprovechado para hacer limpieza y para disfrutar de la amplia y variada oferta que ofrece estos días de cuarentena internet: «hay tantas propuestas musicales y culturales que no hay horas en el día para disfrutar de todas, hay que seleccionar». Pero, aunque lleva bien la cuarentena, pone de relieve el momento tan especial que es cuando el reloj marca las ocho de la tarde, lo que le ha ayudado a fijar una rutina. «Es el gran momento del día, el momento de socializar», señala él mismo contento de tener en estas circunstancias un gran ventanal que, además de aportarle mucha luz durante casi todo el día, le permite divisar a todos esos vecinos que salen a aplaudir cada día a quienes están en la primera línea del coronavirus. Esta situación ha fijado una idea en la cabeza de Max, y es que si un día cambia de vivienda, buscará un piso que tenga un balcón o terraza. 

Él no es el único asturiano que pasa estos días en un pequeño piso. Según el censo de población y vivienda, que data de 2011, en Asturias hay cerca de 20.000 viviendas de menos de 45 metros cuadrados útiles, lo que supone en torno al 4 por ciento del parque de viviendas de la región. Casi la mitad de ellas están ubicadas en Oviedo y Gijón, mientras que el resto se reparten en los municipios que tienen entre 500 y 1.000 habitantes o entre 10.000 y 20.000 vecinos. No obstante, los tipos de casa más habituales en nuestra comunidad son las que tienen entre 61 y 75 metros cuadrados (125.563 viviendas) y más aún las que tienen entre 76 y 90 metros cuadrados (140.320). Esto suma el 58% del total de viviendas de la región. Y si hay un 4 por ciento de minipisos, en Asturias también hay grandes casas en las que seguramente es más fácil pasar el confinamiento por tener un espacio más amplio que recorrer. Según la estadística del INE, hay unas 10.600 viviendas de más de 180 metros cuadrados de superficie útil, lo que supone un 2,30 por ciento del total.

Viviendas que no están pensadas para pasar muchos días 

Entonces, ¿son las viviendas de los asturianos adecuadas para pasar tantos días? ¿Cuáles pueden ser la principales carencias de las casas de nuestra región ante un confinamiento como el que se vive por el estado de alarma decretado para frenar el cononavirus? Alfonso Torre, decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias, parte de que la mayor parte de la población de Asturias se concentra en las ciudades, por lo que «los asturianos vivimos mayoritariamente en edificios de vivienda colectiva, es decir, en un piso». Dicho esto, pone de relieve que esta «es una circunstancia inesperada que nunca habíamos vivido antes» y que al igual que les sucede a las viviendas de cualquier otra comunidad, las viviendas asturianas «no están pensadas para pasar todo el día y durante muchos días encerrados en ellas». «Aquellas que sean más amplias, más soleadas, con mejores vistas y que dispongan de terraza o balcón, nos permitirán sobrellevar mejor este encierro obligado», asegura el mismo. 

Respecto a las carencias que pueden tener las viviendas, Torre señala que han de ser los usuarios los que lo valoren a partir de esta experiencia ya que «cada persona tiene unas necesidades diferentes o valora más unas cosas que otras» del lugar en el que reside. De todos modos, apunta que los balcones, terrazas y azoteas son espacios que «están siendo muy demandados por los compradores de viviendas». «Es en situaciones como la que ahora vivimos cuando mejor apreciamos las ventajas de tener un balcón o una terraza», comenta el decano del Colegio de Arquitectos de Asturias. 

El caso es, según señala, «en algunas ordenanzas urbanísticas vigentes aún se prohíbe la construcción de áticos con terraza» consecuencia de que en décadas pasadas hubiera tendencia a cerrar las terrazas para ganar espacio interior. «Pero es raro que una normativa urbanística que se haya revisado recientemente impida hacer áticos con terraza y menos aún balcones o terrazas cubiertas en las plantas intermedias del edificio». En opinión de Alfonso Torre, las viviendas que peor paradas salen en esta situación de encierro «son las más antiguas, porque es habitual que tengan problemas de accesibilidad o de escasa eficiencia energética». En este sentido, añade que «las sucesivas leyes y normativas que han ido entrando en vigor han mejorado notablemente todos estos aspectos en las viviendas nuevas y las obras de rehabilitación son cada vez más abundantes».

Pese a todas las carencias que los españoles y, por ende, los asturianos puedan percibir en estos días de confinamiento, el decano del Colegio de Arquitectos de Asturias no cree que esta circunstancia puntual vaya a modificar el modo de proyectar futuras viviendas. «Esta pandemia pasará y seguramente tardaremos poco en olvidarla, como nos pasa casi siempre a los seres humanos», comenta él mismo, que entiende que son «otros factores, fundamentalmente sociales y económicos, los que irán modificando las viviendas del futuro».

Casas eficientes y confortables 

«Hemos visto como las casas se hacían más pequeñas a partir de los años 70 porque las familias eran menos numerosas. O hemos visto también como ha aumentado el número de baños o el tamaño de los espacios de convivencia en detrimento de las cocinas. La sociedad evoluciona y las viviendas se adaptan a las nuevas necesidades y exigencias de la sociedad», manifiesta Alfonso Torre, que concluye que «ahora estamos en un momento muy interesante, en el que las viviendas incorporan cada día más tecnología, son más eficientes y más confortables».