El dilema de los concejos costeros: ¿Habrá que dividir las playas en cuadrículas?

Carla Vega REDACCIÓN

ASTURIAS

Marcos Míguez

Los ayuntamientos ya trabajan para adaptar sus arenales a la «nueva normalidad» a expensas de las recomendaciones que aporten desde el Gobierno Central y del Principado

02 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Todo apunta a que España irá abandonando, fase a fase, este confinamiento en el que se encuentra sumido todo el país a causa de la crisis sanitaria del covid-19, y que cada comunidad dará sus propios pasos en esta desescalada, que el presidente del Gobierno espera que culmine en buen término en el mes de junio. Con esto, llegan muchas dudas sobre cómo se debe llegar a esta «nueva normalidad» en diferentes ámbitos, y uno de ellos son las playas. Con el verano a la vuelta de la esquina, y siendo este atractivo de la costa uno de los motivos de atracción de turismo nacional e incluso internacional de varios concejos, los ayuntamientos costeros se preguntan qué pueden hacer para salvar este verano. A nivel nacional ya se han aportado ideas curiosas pero de dudosa viabilidad. La Junta de Andalucía, al igual que Vigo, busca parcelar y dividir en cuadrículas sus arenales. ¿Será esa la alternativa para Asturias? 

Todos ellos se encuentran aún a la espera de directrices por parte del Principado para saber qué decisiones tomar, para ser conocedores de qué normas se establecerán y qué iniciativas pueden llevar a cabo. Es el caso, por ejemplo, de concejos como Soto del Barco, Llanes, Gozón, Castrillón o Gijón. Todos ellos con importantes arenales en sus dependencias, se plantean ahora en qué condiciones se abrirán este verano al público sus playas, y qué competencias han de cubrir. Y a pesar de esta espera de una normativa concreta, si hay algo en lo que todos los consistorios costeros están de acuerdo, y es la apelación a la cordura y el buen hacer de los visitantes a los arenales. «Hay que confiar en que el 100% de la sociedad estará comprometida con la normativa, que el control sea total, porque en algún momento hubo un paciente cero y la situación ha acabado en esto. Las playas o se abren con garantías, o vale más no abrirlas», determina Jorge Suárez, alcalde de Gozón.

«En nuestro caso, enviamos una carta a Delegación del Gobierno la pasada semana, pidiendo sobre todo información sobre fechas, cupos y necesidades específicas, para ir preparándonos ya que estamos justos de plazo, pero aún no tenemos respuesta», explica Priscila Alonso, concejala de playas de Llanes. Ella misma explica que es un tema que apremia a estas alturas, ya que en condiciones normales ya habría muchos detalles sobre la temporada de verano atados. «Con las normas que se establezcan intentaremos acondicionarnos lo mejor posible, ya que somos un concejo muy turístico que depende de las playas. Todo aquello a lo que el ayuntamiento podamos hacer frente, aunque impliquen la inversión de algún tipo, lo pondremos sobre la mesa porque para nosotros es muy importante», detalla.

Algo más que tienen en común todos los concejos costeros son las ganas y el compromiso de abrir con seguridad los arenales. Por iniciativa propia, tendrían mil y una ideas para hacer de esas playas que tanto conocen un lugar seguro, pero en esta circunstancia se necesita una normativa general. «Las playas no dependen de los ayuntamientos, nosotros solo estamos para pagar y limpiarlas, pero su uso aun esta sin definir, y por ello estamos esperando a la decisión del Gobierno. Nosotros no podemos hacer ninguna propuesta individual, así que solo nos queda esperar a una normativa que nos indique de qué forma se podrá usar la playa», explica Jaime Corrales, alcalde de Soto del Barco.

Y es que, por el momento, solo se puede trabajar con hipótesis. Eso es algo que Jorge Suárez, alcalde de Gozón, tiene claro. «Desde la oficina técnica estamos calculando todas las medidas que implicarán una delimitación espacial, como la que ya estamos viendo en las terrazas y los comercios, suponiendo que en las playas será similar, porque tan solo podemos trabajar con especulaciones. El problema es que tratar de delimitar un aforo dependiendo de los metros cuadrados de una playa, que dependen de si hay pleamar o bajamar, es complicado», explica el alcalde. Y por si esto fuera poco quebradero de cabeza, el edil de Gozón también se encuentra con que, por tiempos, hay determinados actos que se realizan anualmente que ya no son posibles. «En el presupuesto tenemos contemplado el servicio de socorrismo y la limpieza de playas, que va a ser ya imposible. Tendríamos que sacar ahora la licitación, pero salvo que cambie la ley de contratos o agilicen los plazos, la limpieza ya no es viable por falta de tiempo», explica.

El contrato del personal de socorrismo es otro problema. Desde el Ayuntamiento de Castrillón, se procederá al contrato del coordinador de esta actividad esta semana, pero la selección del personal será más complicada. «No se pueden hacer las pruebas presenciales para los socorristas, así que habrá que mirar cómo se organiza para ir preparando, porque por esta situación está retrasándolo todo», explica Javier González, teniente alcalde castrillonense. En este concejo, al igual que en otros vecinos, la afluencia y el control de acceso a los arenales también es algo que preocupa al consistorio. «Imagino que no tardaremos en conocer cómo se podrá acceder y en qué condiciones. Entendemos que, en las playas más rurales, como Bayas, Illas, Bahínas, no habrá problemas en cuanto a distanciamiento u acceso, pero tenemos otras como San Juan, Salinas, Arnao o Santa María del Mar, que tienen mucha más afluencia, y en las que será más complicado controlarlo», determina González.

Ligado a esto último, surge la siguiente pregunta en los ayuntamientos costeros: ¿Quién controlará el cumplimiento de estas normas? «Para el control y el acceso necesitaríamos la ayuda y colaboración de, como mínimo, el Principado, porque con nuestros recursos no es viable. Hasta ahora las medidas van encaminadas a paseos, pero es que las playas de Gozón no son solo para los vecinos de Gozón. Si fuese así no tendríamos problemas, pero arenales como Xagó, Verdicio o Bañugues cuentan con mucha afluencia de muchos puntos de Asturias, por lo que me imagino que nos facilitarán los medios para controlarlo de ser así», asegura el edil gozoniego. «Las playas son un espacio público abierto y tienen más de un acceso. Que la Policía Local y socorrismo tengan que controlarlo todo, va a ser inviable», añade el teniente alcalde de Castrillón.

Otros ayuntamientos costeros apuestan por abrir de inmediato sus playas urbanas y parques para que los niños paseen, pero con cautela. En Gijón, por ejemplo, estos ya se han abierto para el disfrute de las familias que vivan en la zona más cercana a los arenales. Y si echamos un ojo a las diferentes medidas que se están tomando a nivel nacional, las variaciones son abismales. La Junta de Andalucía, al igual que Vigo, busca parcelar y dividir en cuadrículas sus arenales, Ibiza permite el acceso a paseos con niños, Valencia defiende las playas como «el espacio más seguro» al ser al aire libre, con sol y ventilado, y Cádiz abrirá sus playas a menores de 14. Otros, más cautelosos, como Barcelona o Bilbao, mantendrán sus principales arenales cerrados a expensas de la evolución de contagios. Por el momento, en lo que parecen estar de acuerdo los ayuntamientos costeros de nuestro país, es que la instalación de cubículos acristalados, como los que se planean usar en algunas zonas de Italia, son inviables en nuestras playas. «Hasta donde yo sé, sin ser un entendido, eso haría función de lupa, con todo el peligro que ello acarrea para la salud», argumenta el alcalde de Gozón.