El Principado asegura que tiene stock de material para garantizar la protección de sus profesionales

La crisis sanitaria provocada por el coronavirus ha cogido a todas las administraciones con el pie cambiado. En cuestión de días, las estructuras de los países más desarrollados comenzaron a tambalearse. La pandemia puso contra las cuerdas al sistema de salud español -algunos hospitales estuvieron al borde del colapso- y aunque Asturias ha sabido hacer frente a la nueva realidad mejor que otras comunidades autónomas, ha tomado buena nota de la ferocidad del enemigo al que se enfrenta. Por ello, ahora que parece que la propagación de la enfermedad está controlada, el Principado continúa haciendo acopio de material para hacer frente a un posible rebrote. El Servicio de Salud del Principado de Asturias (SESPA) cuenta con un stock de millones de mascarillas y guantes y con miles de batas, gafas, pantallas y litros de hidrogel.

Un dato evidencia los estragos que la Covid-19 ha causado entre el personal sanitario. De los más de 243.000 contagiados confirmados en España, 51.800 son profesionales sanitarios. Es decir, uno de cada cuatro. De ellos, 664 se infectaron en Asturias. A medida que han logrado contener el avance de la enfermedad, la provisión de Equipos de Protección Individuales (EPIS) también ha ido mejorando. Ahora, las autoridades españolas aseguran que los trabajadores están cubiertos, pero continúan acumulando material para evitar que se repitan errores pasados. Desde el Principado defienden que Asturias está preparada para lo que pueda venir.

Fuentes del SESPA detallan que tienen un stock en almacenes de 3,3 millones de mascarillas quirúrgicas, 319.000 mascarillas FFP2, 49.000 mascarillas FFP3,160.000 mascarillas N95, 432.000 mascarillas higiénicas, 659.000 batas, 9.600 buzos, 5.900 gafas, 31.000 pantallas, 1,4 millones de guantes y 58.000 litros de gel hidroalcohólico. A todas esas cantidades hay que sumar el material que el SESPA ya tiene comprado y pendiente de recepción: 3,7 millones de mascarillas quirúrgicas, 826.000 mascarillas FFP2, 28.000 mascarillas FFP3, 157.000 mascarillas N95, 40.000 mascarillas higiénicas, 2,7 millones de batas, 23.900 buzos, 26.000 gafas, 6 pantallas, 62 millones de guantes y 46.000 litros de gel hidroalcohólico. Las mismas fuentes sostienen que tienen un stock de material suficiente para «garantizar la protección de sus profesionales».

Dificultades de acceso al material

No existe una fecha exacta que fije cuándo comenzó a circular el coronavirus chino por el mundo. Las últimas investigaciones marcan el origen en el mes de agosto del año pasado, y partir de ahí fue intensificando su expansión. En un principio, el resto del mundo lo veía como algo lejano, pero poco a poco haciendo saltar las alarmas hasta que el 11 de marzo el mundo fue consciente de la magnitud del problema. Ese día, la Organización Mundial de la Salud (OMS) elevó a pandemia internacional la situación de emergencia de salud pública ocasionada por la COVID-19.

España decretó el estado de alarma el 14 de marzo, sin embargo, desde el SESPA explican que «ya antes de esa fecha se habían comenzado a detectar algunos problemas en los plazos de entrega de diferentes productos de uso habitual, y cuyas dificultades de aprovisionamiento a nivel mundial hicieron saltar las alarmas en las unidades de compras de todas las áreas sanitarias». A mediados de febrero algunos «proveedores habituales» ya les habían trasladado la dificultad de atender pedidos de determinados elementos de protección para su uso sanitario (mascarillas, fundamentalmente).

Conscientes del problema que se les venía encima, el 26 de febrero, en reunión conjunta con todas las áreas, el SESPA solicitó una revisión de todos los stocks disponibles de mascarillas, batas, guantes, gafas y solución hidroalcóholica, así como de hisopos y contenedores para envío de muestras, atendiendo a los protocolos vigentes y las necesidades estimadas. Por este motivo, «se adelantaron pedidos por periodos equivales de 2 y 3 meses de guantes y batas, en un momento en el que aún había disponibilidad de los mismos en el mercado», defienden desde el Servicio Público. Además, dada la complicada situación de los mercados de los diferentes materiales de protección, optaron por realizar compras centralizadas para la provisión de materiales para todo el SESPA.

Compras de gran volumen

Los primeros problemas de suministro se dieron con las mascarillas y solución hidroalcóholica. Después con las batas de protección y posteriormente con los guantes de nitrilo. El 12 de marzo, el SESPA realizó la primera compra de gran volumen de mascarillas quirúrgicas, en un momento «en el que hacía semanas que los diferentes proveedores nos venían comunicando imposibilidad de suministro de determinados productos, mascarillas principalmente». Desde entonces, las mismas fuentes aseveran que «el ritmo de aprovisionamiento no ha cesado y se han realizado compras de material de protección de gran volumen, con la finalidad no sólo de atender las necesidades inmediatas durante la etapa de mayor incidencia del coronavirus, sino también de disponer de una reserva estratégica que evite futuros problemas de desabastecimiento a corto y medio plazo».

En concreto, desde mediados de febrero, el SESPA adquirió más de 9 millones de mascarillas quirúrgicas y más 1 millón y medio de FFP2 y FFP3, cuatro millones de batas y más de 60 millones de guantes de nitrilo. A día de hoy, si bien la mayor parte de este material ya ha sido utilizado, «tenemos en nuestros almacenes stock suficiente para garantizar la protección de nuestros profesionales en caso de posibles rebrotes, así como para el desarrollo de la actividad ordinaria de acuerdo con los protocolos de desescalada».