Foro, año cero: la vida sin Cascos

ASTURIAS

El ex secretario general del PP Francisco Álvarez Cascos, durante su comparecencia ante la Comisión de Investigación sobre la supuesta financiación ilegal del PP.
El ex secretario general del PP Francisco Álvarez Cascos, durante su comparecencia ante la Comisión de Investigación sobre la supuesta financiación ilegal del PP. MARISCAL

El fundador del partido se arriesga a una pena de cárcel en el caso de que cuajara la querella por apropiación indebida

23 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Francisco Álvarez-Cascos terminó este fin de semana expulsado del partido del que había sido fundador, a comienzos del 2011, y que le llevó a una breve y tormentosa presidencia del Principado, y además acusado de apropiación indebida y administración desleal después de que se presentara una querella en la que se denuncia que el político se pasó años cargando a su formación gastos personales de todo tipo (desde hoteles a licencias de caza y pesca) además de cobrar el alquiler de un local de su propiedad como sede del partido en Madrid aunque no llegara a usarse como tal. 

La maquinaria judicial aún no ha dado sus primeros pasos tras la interposición de la querella (la expulsión se le informó vía burofax tras la decisión de la comisión directiva), pero en el caso de que cuajara y fuera tomada en consideración por el tribunal, el que también fuera secretario general del PP y ministro de Fomento con Aznar se arriesga a una pena de entre seis meses y tres años de prisión. En esa gradación influyen numerosos factores, especialmente la cuantía de lo indebidamente apropiado.

La versión de la actual dirección del partido hace ascender esa suma a un monto relevante: los gastos personales cargados al grupo suman más de 230.000 euros, el alquiler del local en Madrid supuso 173.855 euros en dos años y, a todo ello, sus hoy adversarios en la dirección le añaden casi un millón de euros en salarios durante un periodo de ocho años. Todo ese dinero supera la cuantía que se contempla para una apropiación indebida agravada con pena de cárcel.

Las derivadas políticas

La expulsión de Cascos es la apoteosis de una larga crisis que comienza tras las últimas elecciones autonómicas y generales que dejan su representación parlamentaria muy menguada (dos escaños en la Junta General y uno, sólo tras la repetición electoral, en el Congreso) y las arcas de la formación en números rojos. La actual presidenta y exalcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, se marca como objetivo prioritario reducir esa deuda y además se niega a dejarse administrar por un poder en la sombra, aunque sea el del fundador. En el estallido entre los dos bloques es cuando empiezan las filtraciones sobre los gastos desmesurados de Cascos de índole personal. Si Moriyón cuenta con el respaldo de una mayoría de ediles del partido y también de su secretario general y diputado en la Junta, Adrián Pumares; Cascos tiene a su favor al otro diputado asturiano, Pedro Leal (que terminaría expulsado a finales de mayo) y en el Congreso en Madrid a Isidro Martínez Oblanca.

Fuentes del partido señalaron que, a corto plazo y por el momento, no se plantean abrir un expediente a Oblanca que termine con su expulsión. Al contrario que en el caso de Leal, que fue suspendido de militancia por declaraciones públicas en las que descalificaba a Moriyón, el diputado en el Congreso no ha realizado manifestaciones de ese calibre. Pero los choques con la dirección son constantes y van más allá de las discrepancias sobre el liderazgo del partido. Desde hace meses, Oblanca se posiciona en los debates de las Cortes sin tener en cuenta las directrices de Foro en Asturias y votó por su cuenta, entre otros asuntos, contra la prórroga del Estado de Alarma o contra la denominada ley de eutanasia, dos cuestiones que despertaron resquemor en Oviedo.

La expulsión de Pedro Leal ha abocado a Foro a terminar en el Grupo Mixto en el parlamento asturiano. La cámara reformó esta legislatura su reglamento para permitir formar grupo propio a los partidos con un mínimo de dos escaños (y no tres como hasta ahora), lo que acarreará también una mengua de recursos parlamentarios para la formación en Asturias. Meses atrás saltó la polémica por el hecho de que Oblanca usara los fondos del Congreso en Madrid para la puesta en marcha de una página web destinada a difundir su actividad al margen de la oficial del partido.

La excusa del «bable»

La expulsión de Cascos es la conclusión de una dura lucha por el poder interno en Foro y la tangente judicial se refiera a un mal uso de fondos del partido. Sin embargo, el veterano político no se ha defendido de forma concreta sobre ninguno de estos asuntos y su contraataque se base en un supuesto intento por parte de la dirección de Moriyón de dar un giro ideológico a la formación para promover la oficialidad de la lengua asturiana. En esta legislatura, con el apoyo explícito de PSOE, Podemos e Izquierda Unida a favor del reconocimiento pleno de la llingua sólo faltaría un diputado para sumar la mayoría necesaria que impulsara una reforma del estatuto de autonomía en este sentido. ¿Podría ser uno de Foro?

Fuentes del partido lo descartaron por el momento aunque recalcaron que en modo alguno admiten que se puedan ligar ambas cuestiones, la de las reformas sobre la oficialidad y las querellas por apropiación indebida de Cascos. De forma oficial Foro considera que el mismo debate de la oficialidad supone hacer entrar a la lengua asturiana en el terreno de la discrepancia política. Pero lo cierto es que, cuando se fundó, el partido incluía en sus estatutos la posibilidad de respaldar abiertamente la oficialidad una vez que se lograra el consenso necesario en el parlamento asturiano. Este postulado se cambió en las últimas elecciones, según las mismas fuentes, sin ningún tipo de debate interno y por mandato directo del fundador.