¿Deberíamos usar mascarilla para siempre en otoño e invierno?

ASTURIAS

Dos personas con mascarilla
Dos personas con mascarilla FEDRA MOURMOURI

Las medidas de protección frente al coronavirus han reducido a niveles inéditos los resfriados comunes y la gripe en Asturias

19 dic 2020 . Actualizado a las 13:49 h.

Los datos preliminares de los sistemas de vigilancia lo indican, lo constantan también los estudios de la evolución de las enfermedades respiratoria propias del invierno en el hemisferio sur, y llegado ahora al norte, se confirman las mismas sensaciones en los centros de atención primarias. En el año de la pandemia, las medidas para protegerse frente al coronavirus han consiguido reducir a niveles inéditos dolencias propias de esta estación como los resfriados comunes o la gripe. Es un efecto del uso generalizado de las mascarillas, de la mayor frecuencia en el lavado de manos y también del distanciamiento social, lo que ha abierto un nuevo debate ¿deberían estas medidas excepcionales pasar a ser algo cotidiano a partir de ahora cuando lleguen los meses del frío?

El presidente de la Sociedad Española de Medicina de Familia (Semfyc), el asturiano Salvador Tranche, destacó que los efectos de las medidas de protección están siendo indudables. Aunque los picos de gripe suelen alcanzarse en Asturias en enero, a estas alturas de diciembre ya deberían encontrarse un número de casos que no se está dando, hay menos catarros «y menos casos de bronquiolitis en niños». Tranche apuntó que quizá el uso constate, estacional y anual, de las mascarillas sería «más complicado» que otras medidas como el uso de hidrogeles, el lavado frecuente de manos y, especialmente, el distanciamiento social, pero serían medidas que ayudarían enormemente a reducir los contagios de resfriados comunes y de la gripe. «De todas formas el uso de la mascarilla era algo que nos extrañaba cuando los hacían en Asia pero ya lo estamos normalizando».

El presidente de Semfyc indicó que también hay indicios de que la vacuna de la gripe ha ayudado a pasar mejor determinados contagios de coronavirus en personas de mayor edad «aunque todavía no sabemos exactamente por qué» y resaltó que incluso algunas investigaciones llevadas a cabo en Australia y Nueva Zelanda (dos de los países en el hemisferio sur que mejor han gestionado la pandemia durante su invierno, nuestro verano) apuntan a que hay una especie de «competencia» entre los virus, el covid-19 y los de la gripe y el sincitial (VRS) que puede favorecer que haya menos contagios.

A falta de que se conozcan los datos concretos de Asturias, a nivel nacional los informes de vigilancia epidemiológica del Instituto Carlos III han recogido que «a nivel mundial, a pesar de un aumento en la frecuencia de diagnósticos de gripe en algunos países, la actividad gripal se mantiene en niveles más bajos de lo esperado para esta época del año. En la zona templada del hemisferio norte, la actividad gripal se mantiene en niveles de intertemporada, aunque se han notificado detecciones esporádicas de virus de la gripe en algunos países». En el texto también se señala que a fecha de primeros de diciembre «no se notifican detecciones de virus de la gripe procedentes de los laboratorios» que forman parte del sistema de vigilancia.

Todavía queda, en todo caso, mucho invierno por delante, y Tranche señaló que no deberían lanzarse las campanas al vuelo respecto a las posibilidades de reducir contagios de enfermedades respiratorias comunes en los meses venideros. Más aún, el médico alertó de que un exceso de confianza en las fiestas navideñas hace presagiar un incremento de positivos de coronavirus en enero, una tercera ola que para muchos ya es casi inevitable.

«La baja de la curva en Asturias debería ser más rápida y ya se detectan nuevos contagios» relacionados con las aglomeraciones y los reencuentros por la cercanía de las navidades. En este sentido, Tranche se mostró pesimista respecto al cumplimiento de las medidas recomendadas para tratar de frenar la transmisión del covid-19 en una época en la que se celebrarán muchas cenas y vuelven a verse multitudes en los espacios públicos por ser un tiempo de compras masivas. «Incluso cuando hablábamos de la gripe o los resfriados decíamos que llegan con el frío pero no es por el frío en sí sino porque con él la gente se resguarda en lugares cerrados» donde es más sencillo contagiarse. El médico también destacó su temor de que los anuncios del comienzo de una vacuna contra el covid el año nuevo hagan que parte de la población relaje en excesos las medidas de protección.

Un invierno más seco y cálido

También es cierto que este 2020, el final del año ha sido menos riguroso en Asturias en lo que atañe al clima. Según recogió Efe, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) prevé que Asturias registre un primer trimestre del año cálido y seco, después de haber registrado un otoño« seco, muy cálido y muy soleado».

El delegado territorial de la Aemet, Ángel Gómez, ha explicado este jueves que hay un 50 por ciento de posibilidades de que el invierno sea más seco de lo habitual, frente al 20 por ciento de que sea más húmedo, a lo que hay que sumar una mayor probabilidad de que sea cálido.

Respecto al otoño, Gómez ha destacado que fue «seco, muy cálido y muy soleado».

De hecho, Asturias ha vivido el séptimo otoño más cálido desde 1961 y el decimocuarto más seco.

De igual modo, ha apuntado que los once primeros meses de 2020 han registrado una precipitación acumulada menor de lo normal y la temperatura media más alta desde 1961.

En contraste a ello, los diez primeros días de diciembre tuvieron una precipitación muy abundante con un episodio de nevadas importantes.