Qué debe hacer Asturias para evitar los errores del pasado verano

L.O.

ASTURIAS

Un hombre pasea junto a un grafiti del artista callejero Bastian Prendes en una calle de Pola de Siero
Un hombre pasea junto a un grafiti del artista callejero Bastian Prendes en una calle de Pola de Siero ELOY ALONSO

Aunque la campaña de vacunación avanza a un ritmo acelerado, la mascarilla y la distancia todavía serán necesarias a la espera de un aumento del turismo

18 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Asturias se plantó el pasado verano llena de confianza tras haber superado de forma notable la primera ola y tras cumplir con la llegada del calor hasta 25 días sin que se registran positivos, pero sólo fue la calma antes de la peor de las tormentas. Con el otoño llegó una segunda ola de terrible virulencia que multiplicó los fallecidos, se pasó en apenas unos meses de 400 a 2.000, y se rozó el colapso de la asistencia hospitalaria. La principal diferencia con los meses de verano de 2020 es que en el presente hay vacuna y no es un factor menor pero ¿será necesario seguir usando mascarilla incluso en lugares abiertos, podrá abrirse el ocio nocturno, cuál es la influencia del movimiento de turistas en la transmisión de contagios?

En buena parte, lo que se puede y no se puede hacer venía delimitado por un estado de alarma que ya no está en vigor, no hay toque de queda ni tampoco cierres perimetrales, aunque se mantienen restricciones en la hostelería (que en Asturias puede abrir hasta la 1 de la mañana), no se permite el ocio nocturno y la mascarilla sigue siendo obligatoria. Aunque Fernando Simón, ha avanzado que resulta «muy probable» que «en no muchos días» se pueda relajar el uso de mascarilla en los exteriores, el epidemiólogo Daniel López Acuña, exdirector de Acción Sanitaria en Crisis de la Organización Mundial de la Salud (OMS) cree que vale más pecar de prudentes que lo opuesto incluso aunque se avanza en un ritmo de vacunación muy rápido. «Todavía no llegamos a los porcentajes de vacunación suficientemente amplios como para pensar que con eso podemos relajarlo todo, tenemos que seguir en los meses de verano vacunando con gran intensidad para alcanzar al final del verano o principios del otoño el 70%-80% de la población cubierta que no dé esa inmunidad de grupo y que mientras tanto tenemos que proseguir con las medidas restrictivas, de protección, tanto de mascarilla, como de distancia física, evitar aglomeraciones».

En estos momentos, el objetivo parece más cercano, tienen al menos una dosis el 41% de a población de Asturias y apenas faltan tres puntos para que haya recibido una administración la mitad de los mayores de 16 años. Más del 20% de los asturianos ya están inmunizados con pauta completa, la cuarta parte en la población diana. Y con todo, López-Acuña afirma que esta lejano todavía el día en que se pueda relajar el uso de la mascarilla.

¿Mascarilla al aire libre?

«Tenemos que entender que va a ser un verano cauteloso, se podrán hacer cosas, por supuesto que se podrá ir a la playa y dar paseos pero hay que seguir con la mascarilla y la distancia física hasta que tengamos una situación mucho mejor». ¿Hasta el punto de que siga siendo necesaria también en lugares abiertos? Meses atrás causó polémica la normativa que la hacía obligatoria en las playas, en Asturias ya en la pasada desescalada se dejaba la posibilidad de quitarla en espacios abiertos siempre que no hubiera multitudes. «El gran problema en espacios abiertos es que va de la mano un poco que alguien se quite la mascarilla y se deje de respetar la distancia. Por supuesto es más crítico en interiores mal ventilados pero no podemos pensar que porque estamos al aire libre se puede quitar cuando tenemos a personas muy cerca, recordemos que esto se transmite por aerosoles y que la proximidad y la aglomeración de personas nos lleva aun riesgo incrementado de contagios».

Ocio nocturno

López-Acuña recordó que, aún con las vacunas a buen ritmo, Asturias todavía no ha llegado a los bajísimos niveles de incidencia con los que pudo afrontar el final de la pasada primavera. Por eso, y a la espera de que se culmine ese horizonte de cobertura de inmunidad de grupo, alrededor del 70% de la población vacunada, y previsto no para el verano sino para su final, sigue defendiendo el cierre del ocio nocturno. «Hay que ser muy prudentes, el gran problema de transmisión lo tenemos en los espacios cerrados, mal ventilados en los que hay además más conducta de desprotección, se quita la mascarilla para beber, bailar, cantar. Es uno de los elementos en los que tenemos que mantener todavía la restricción. No nos debe ganar la fiebre del sábado noche, cuando todavía tenemos mucho que proteger» insiste el epidemiólogo que augura una relajación «suave y gradual» una vez que haya importantes porcentajes de vacunación entre la población más joven.

No hubo romerías ni fiestes de prau el año pasado y tampoco parece que las vaya a haber este. López-Acuña señala con todo que la hostelería tiene más margen para ampliar su actividad con los espacios abiertos, buena ventilación y terrazas.

¿Qué influencia tiene el turismo?

En el imaginario de muchos asturianos, las buenas cifras del turismo el pasado verano (Colunga y Ribadesella registraron las ocupaciones hoteleras más altas del país) tuvieron un impacto crucial en el inicio de la segunda ola. Las perspectivas para este verano son buenas en lo que atañe a la afluencia de visitantes y el Principado ocupa el tercer lugar entre los territorios con mayor incremento en reservas de hotel. Pero es una apreciación injusta si se queda sólo en el turismo. Tras la desescalada del verano, los primeros contagios que se registraron en el Principado fueron de asturianos, que o bien se habían trasladado por motivos laborales o por ocio, y las autoridades sanitarias señalaron sobre todo a las reuniones familiares en espacios cerrados (los contagios crecieron cuando se acabó el buen tiempo) en los que se relajaban las medidas de protección. Pero López-Acuña señala que es un elemento que se debe de tener en cuenta en un haz de varios.

«Sin lugar a dudas el influjo del turismo en el verano pasado contribuyó a la segunda ola, no es el único factor porque otra de las cosas que había ocurrido es que Asturias tuvo muy poca seroprevalencia, muy poca penetración del virus en la primera ola, apenas un 2% se había infectado así que había mucha más población susceptible de hacerlo; es una combinación de conductas de desescalada y de turismo», destaca para advertir que «el problema está cuando se viene de una comunidad con un incidencia mucho más alta, la probabilidad de que haya personas asintomáticas positivas es mucho mayor. En turismo internacional hay algún grado de control con PCR en aeropuertos, pero habrá mucho turismo nacional y mientras haya zonas de alta incidencia como Madrid, País Vasco, Navarra o Aragón, podemos tener un riesgo incrementado. Es una razón más para entender que va a ser importante usar la mascarilla en el verano».