Sea como fuere, ya está en suelo francés y consigue moverse con libertad. Mientras tanto, Francia pierde la guerra relámpago contra Alemania y el régimen fascista de Vichy persigue a los opositores con igual saña que los alemanes, pero él no se da por vencido. Como hacen muchos españoles, se une a la resistencia. A sus 31 años es un fogueado luchador, así que dirige, bajo el sobrenombre de Coronel Maxime, la organización Alemania Libre del Oeste.
Ernst Melis confirma las actividades de Woiznik, ahora Coronel Maxime (también usa el viejo alias de Max Brings): «Tras la invasión de la Wehrmacht, (los resistentes) expandieron sus operaciones a lo largo de la costa mediterránea. Los ocupantes sintieron el poder de esta resistencia en todas partes. Atacaron gasolineras, quemaron flotas de vehículos, volaron trenes o lanzaron árboles talados a la calle para obstaculizar el tráfico (…)».
Este antiguo combatiente asegura que el rango de coronel de las Fuerzas Armadas del Interior francesas (FFI) de Woiznik no formaba parte de su alias, sino que era real, y narra con mucho detalle una acción contra los alemanes en Niza, el ataque al comedor de oficiales, «una de las empresas más difíciles y exitosas».
Según Melis, en un hotel requisado del centro de Niza se reunía el mando alemán de la ciudad, así como las SS y la Gestapo. Disfrazado con un uniforme de oficial alemán y acompañado de su camarada polaca Rosine (Rywka) Fryd «elegantemente vestida», esconden en el bolso de ella una carga explosiva. La pareja accede al casino y se sienta tranquilamente y Rosine deja el bolso a su lado, en el suelo.
«Solo de vez en cuando ambos intercambiaban algunas palabras. Este comportamiento, sin embargo, fue cuidadosamente considerado y ensayado hasta el más mínimo detalle con el fin de llamar la atención sobre el bolso, que, si el plan no fracasa, debería pasar desapercibido hasta diez minutos después de que la pareja se hubiera esfumado», cuenta Melis.
Cuando el casino estuvo lleno, ambos se marchan y dejan el explosivo armado, que estalla a continuación. El golpe causó «pérdidas considerables y daños materiales a los fascistas. Mucho después del ataque, los carteles de buscados se pegaron en las paredes y prometieron grandes recompensas para rastrear en vano a los combatientes».
En este punto hay alguna laguna, no obstante. En los archivos del Ministerio del Interior Francés (Direction de la Sûreté nationale. Fichier de police judiciaire: affaires concernant des attentats, série 15207, entre 1940 et 1946 ) no figura ningún atentado a un hotel en Niza, al menos los que se sabe que fueron ocupados por los alemanes. Tampoco la Gestapo (Hôtel Hermitage) compartía cuartel con los mandos militares (Atlantic Hotel) ni la Kriegsmarine (Hôtel Suisse).
Sin embargo, sí hay una ficha del 25 de diciembre de 1943 que dice: «atentado con bomba en el café Noailles, avenue de la Victoire, frecuentado por alemanes: 9 heridos y un muerto» . Quizá se refiere a la cafetería del hotel del mismo nombre, que aún existe en ese lugar, aunque la avenida se llama ahora Jean Médecin.
Esteve menciona este episodio y también que Woiznik dirigió el robo de los archivos de la Gestapo sobre la Resistencia en Aix en Provence, por lo que su papel parece ser de verdad relevante durante la guerra. El historiador Steve Cushion confirma estas acciones en su libro Voluntarios alemanes en la resistencia francesa (German Volunteers in the French Resistance, 2020). Hay documentadas docenas de acciones de los insurgentes en las ciudades de la costa mediterránea francesa donde operaban.
La historiadora Bettina Giersberg (en La obra del escritor Rudolf Leonhard en el exilio francés de 1933 a 1945) menciona que el insurgente «estuvo involucrado con sus unidades en la liberación de toda la zona y fue uno de los líderes del levantamiento de Marsella» . Esta obra es reveladora puesto que cita palabras del propio Woiznik, quien dice que en esa acción «los Aliados ganaron seis días (según las declaraciones del Estado Mayor Aliado). Evitó que los alemanes iniciaran un largo asedio que hubiera detenido el avance aliado (…). La liberación evitó la destrucción de la ciudad por la lucha de los ejércitos, salvando miles de vidas. La liberación de Marsella es obra del propio pueblo de Marsella, encabezado por las tropas de choque, el FTPF y algunos grupos aislados». Esto ocurría en agosto de 1944, en el marco de la Operación Dragón del ejército aliado.
Vuelta a la vida civil
Termina la Segunda Guerra Mundial y Woiznik puede regresar a su patria; naturalmente, decide trasladarse a la zona soviética. Tal vez se casara (en su tumba figura otro nombre, Loga Woiznik , 14 años más joven que él y fallecida en 1950). En otoño de 1944 encabeza la comisión militar del Comité de Alemania Libre para Occidente. «Honrado con altos honores por el movimiento de resistencia francés» , dice Melis, retorna en 1946 y milita en el SED (Partido Socialista Unificado). Como otros exmilitares, su experiencia es aprovechada por las autoridades para trabajar en la policía. Dirige esa fuerza en Potsdam y más tarde pasa a la vida civil como jefe del Departamento de personal de los ferrocarriles nacionales.
Pero a pesar de tan larga e intensa trayectoria que lo llevó desde un puerto holandés a pasar por Asturias y distintos puntos de la guerra civil española, a haber sido herido dos veces y correr grandes riesgos como resistente en Francia, Woiznik, murió el 31 de octubre 1949 vencido por la tuberculosis. Así consta en el registro del Cementerio Central de Friedrichsfelde de Berlín. Tenía apenas 40 años de edad.
GUILLERMO GUITER
Carlos, Karlo o Karl Gustav Arnold fue un espía de los nazis en España. Era alemán, aunque hablaba perfectamente español, y pertenecía a los servicios de información del III Reich. Desde el final de la guerra figuraba entre los enemigos más buscados por los aliados. Y fue, finalmente, detenido en Asturias. Pero ¿cómo acabó la intensa carrera de ese personaje, en su momento figura importante del espionaje, en una pequeña pensión de San Juan de la Arena?
Este hombre nacido en Pforzheim en 1911, de aspecto anodino, tal como lo describen los servicios secretos aliados , más bien bajo, «de constitución gruesa, cara redonda, cabello rubio y tez rubicunda con marcas de viruela» fue uno de los peces gordos del espionaje nazi en España.
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