Una camionera asturiana: «Hay fábricas en las que tengo que entrar conduciendo porque no me dejan pasar»

Esther Rodríguez
Esther Rodríguez REDACCIÓN

ASTURIAS

Rosa Zapico, de 31 años y vecina de El Entrego
Rosa Zapico, de 31 años y vecina de El Entrego

Rosa Zapico se sacó el carné de camión hace seis años y desde entonces no ha dejado de hacer viajes por toda España y parte del extranjero

08 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Tras asegurarse que las puertas traseras del camión están bien cerradas, Rosa Zapico trepa por los elevados escalones para llegar hasta la cabina. Se sienta en el asiento del conductor, cierra la puerta, pone las manos en el volante, mira al frente, enciende el motor, acciona el acelerador y pone rumbo a su destino. Así es como la entreguina de 31 años y con un millón de kilómetros a sus espaldas rompe a diario con las barreras de género impuestas por la sociedad y demuestra que las mujeres están de sobra capacitadas para realizar las mismas tareas que los hombres.

En su casa «siempre hubo camiones», pero Rosa Zapico apostó por formarse en Auxiliar de Enfermería y Técnico Social. Sin embargo, a los 25 años y animada por su padre decidió dar un giro de 180 grados en su vida para dedicarse a lo que realmente le gusta: ser transportista. «Salió una oferta para sacar el carné de camión y me apunté. Conseguí aprobar todos los exámenes a la primera, pese a que el de coche fui hasta en tres ocasiones tanto el teórico como el práctico. Después saqué el de tráiler, el CAP para llevar mercancías y también el de mercancías peligrosas», detalla la joven.

Desde entonces no ha dejado de conducir por toda España y parte del extranjero. «Hago rutas por el sur de Francia y antes también por Italia y Portugal», resalta antes de detallar que «hasta ahora trabajábamos con góndolas de cristal, que era un trabajo en el que no sudabas la gota gorda porque era hacer cargas y descargas. También tuvimos una cisterna de alimentación y era bastante cómodo. Pero desde hace unos meses tenemos una caja para carga general que es más duro», detalla.

Un trabajo que siempre lo hace acompañada de su padre. «Es mi mejor maestro y es muy raro que viaje sola», apunta. Además de no hacerlo así en ciertas ocasiones sería discriminada por el hecho de ser mujer. «Antes de llegar a algunas fábricas tengo que cambiarme con mi padre y entrar yo conduciendo porque sino me mandan quedarme fuera, ya que si voy de copiloto no creen que tenga carné de camión. Es una tontería porque si el acompañante es un hombre no le dicen nada», resalta indignada Rosa Zapico.

También le ha pasado de ir a algún sitio y por ir con su padre tener que escuchar: «qué es que la niña no tiene clase». «Qué tontería. Hay mucha gente que se sorprende de que eres camionera. Al principio te sienta fatal pero luego ya te acostumbras», confiesa antes de reconocer que con sus compañeros de profesión nunca ha tenido ningún problema de infravaloración. «A lo mejor me ven como una niña y eso influye, pero si me tienen que ayudar siempre me ayudan», asegura.  

De la misma manera, Rosa Zapico señala que cuando acude a estaciones de servicio o fábricas «cada vez estoy teniendo menos problemas, por ejemplo, para ducharme, ya que ya suele haber duchas para mujeres o sino me ofrecen ir directamente a la oficina». Aun así, la entreguina clama porque la igualdad sea real. «Aquí hay hueco para las mujeres y este se puede hacer mucho más grande. Fuera de Asturias se ven muchas más, aquí suelen ser más mayores, pero por redes sociales y concentraciones que voy a muchas conoces camioneras de todas las edades», resalta.

Asimismo exige mejores condiciones para el sector. «Cuando la pandemia, al principio, me tuve que quedar en casa porque no había ningún triste baño abierto. Luego sí que ya abrieron los bares y te daban comidas, pero no nos daban los servicios que necesitamos como cualquier persona. Además la gente con tener comida en el supermercado y que le llegue a casa lo que le pide por internet tiene bastante, pero como el precio del combustible no baje, esto es una cadena que nos va a perjudicar a todos como no nos pongamos en huelga», denuncia Rosa Zapico.

En este punto la entreguina manifiesta que «si por ejemplo este mes recaudamos 10.000 euros, 7.000 ya los voy a tener que gastar en gasoil. El resto que te queda tienes que pagar autónomos, revisiones del camión, autopistas, las comidas porque no siempre lo llevamos de casa… que al fin y al cabo nos queda lo justo para todo el esfuerzo que realizamos». «No salen cuentas. Si fuera el camión solo para ir a concentraciones y para pasarlo bien todavía, pero para trabajar no», añade.

No obstante, Rosa Zapico seguirá haciendo kilómetros con su camión e irá recortando distancias para acercarse a casa. «Me gustaría que el día de mañana pudiese compaginar el trabajo con tener una familia. De esta manera se hace pesado porque nos pasamos semanas fuera de casa y apenas tienes vida social. Lo bueno es que conoces sitios y ves el proceso de elaboración de los productos que llegan al supermercado», señala. Bajo esta premisa, la entreguina confiesa que «me encantaría poder retirarme aquí, pero no sé en qué parará todo esta situación. A una mala tengo la formación de auxiliar de enfermería que puedo tirar de ella».