Por qué la revolución de octubre de 1934 sólo triunfó en Asturias: la alianza y las noticias
ASTURIAS
Se cumple el 90 aniversario de la insurrección obrera que sacudió la comunidad
06 oct 2024 . Actualizado a las 13:05 h.Hace 90 años, en los primeros días de la insurrección asturiana, los revolucionarios habían logrado controlar la mayoría de cuarteles de la Guardia Civil en el centro de la comunidad, habían plantado una batalla abierta para entrar en la ciudad de Oviedo y tras esa victoria asediaban a los últimos resistentes en el casco antiguo de una sufrida Vetusta. La cuestión es que la revolución de 1934 no había triunfado en ningún otro lugar de España. Entonces, ¿por qué sí lo hizo en Asturias? A esta pregunta sólo se le pueden dar varias respuestas, y no una sola, y una de ellas nos tiene que parecer tan actual como para sentirnos identificados. Los rebeldes aquí fueron especialmente adictos a la información de actualidad —con una buena dosis de propaganda— sobre la política internacional europea y la caída en directo de la república de Weimar.
Los revolucionarios asturianos se levantan en armas en un contexto particular, un gobierno de derechas en la joven e inmadura II República, una escalada de amenazas en el debate parlamentario, como espita inmediata se eligió la entrada en el gobierno de tres miembros de la CEDA, formación de extrema derecha. Las peculiaridades de Asturias pasan por una notable fuerza popular, porque hay una potente industria y minería en la comunidad, pero lo singular es la alianza obrera: la unión para actuar del partido socialista, los grupos anarquistas (de lejos la segunda fuerza obrera) y los casi recién salidos del cascarón comunistas, minoritarios y que se apuntan casi en el último momento, pero esta conjunción les llevará a una victoria casi total en el primer asalto, fue en Asturias donde nació el lema / siglas de UHP, Uníos Hermanos Proletarios.
La revuelta se preparó durante meses, acumulando armas, entrenando en el monte, en la madrugada del día 4 al 5 de octubre se asaltaron los cuarteles de las cuencas mineras y el entorno de Oviedo y Gijón. Pese a las llamadas a la rendición, los guardias civiles resistieron hasta que fueron barridos por la dinamita. Era el turno de Oviedo.
El plan inicial para la conquista de la capital asturiana consistía en una acción por sorpresa la primera noche de lucha en la que se procedería a la detención de los principales oficiales del ejercito en sus domicilios o la salida de espectáculos nocturnos, gracias a una lista detallada de sus nombres que había obtenido el comité revolucionario, sin embargo el retraso con el que llegó la orden de iniciar la revolución impidió que se llevara a cabo este plan.
La noticia de los asaltos a los cuarteles de la Guardia Civil permitió a las fuerzas gubernamentales de Oviedo tomar posiciones estratégicas en la ciudad. De este modo para entrar en la ciudad tuvo que librarse una pequeña batalla campal, en las colinas de La Manzaneda. 800 hombres de Ablaña y 500 de Mieres acampan a 5 kilómetros de Oviedo esa madrugada con armas de El Turquesa, el barco con el que fueron descubiertos entrando por San Esteban de Pravia. Ese más de un millar de revolucionario se impone a tiros en La Manzaneda y lograr entrar hasta el Ayuntamiento con otro centenar de revolucionarios ovetenses que se suman al combate urbano.
Los revolucionarios tenían asediados a los últimos reductos gubernamentales en Oviedo, con una lucha que causó no sólo muertes sino enormes desperfectos en el patrimonio cultural y artístico de la urbe, pero además controlaban la fábrica de armas de Trubia y de La Vega, fabricaban acorazados para la guerrilla urbana y aguantaron el tipo hasta el 13 de octubre en el paso desde León a Asturias, en Campomanes. Cuando no pudieron defender las posiciones de Santa Cristina de Lena, fue imposible frenar a las tropas de la República que entraban por el sur y también ya por el oeste.
Es conocida la intensidad de la represión que siguió a la revolución, el ambiente que ya no bajó su temperatura hasta la Guerra Civil. Algunos de sus protagonistas principales, como Indalecio Prieto, pidieron perdón en los años 40 por lo que vieron como un enorme error de cálculo ante lo que estaba por venir, una guerra civil y una guerra mundial. Puede ser que en el presente cueste comprenderlo bien pero realmente los revolucionarios de los años 30 creían que el capitalismo estaba a punto de derrumbarse, los soviéticos habían triunfado en Rusia, la bolsa de Wall Street y luego todas las demás habían ido quebrando sin remisión; los asturianos de aquellos años leían todos los días que la entrada de derechistas en los gobiernos de Alemania y Austria, en Italia, llevaban a la cárcel y la muerte a sus compañeros de militancia.
Además de la alianza obrera, además de la concentración de fuerzas proletarias y su preparación y acopio de armas, la revolución triunfó en Asturias por el papel que jugó el periódico Avance. Periódico de partido, fue fundado en 1931 y era financiado por el Sindicato Minero Asturiano. Javier Bueno asumió su dirección en 1933 y estableció una red de corresponsales a través de toda la cuenca minera así como un perfecto sistema de distribución. El diario llegaba a las zonas más recónditas de las cuencas del Nalón y del Caudal, a las puertas de las fábricas de Gijón y de Avilés e incluso a las zonas rurales. Tenía una tirada diaria de 25.000 ejemplares y gozaba de tanta popularidad entre los mineros que a veces rehusaban entrar en la mina antes de que hubiera llegado el número del día.
Avance influyó de manera decisiva en la formación de la opinión de los trabajadores respecto al contexto de la actualidad tanto nacional como internacional. Entre sus titulares hay noticias de constantes sobre el gobierno de Engelbert Dollfuss en Austria y su composición de un ejecutivo autoritario inspirándose en el fascismo italiano. En el día a día de la actualidad nacional el diario desarrolló las informaciones acerca de la disposición de los gobiernos radicales a paralizar y deshacer la obra reformista del anterior Gobierno constituyente; el reagrupamiento de las derechas para presentarse a las elecciones; las alarmantes noticias de la Alemania nazi en el plano internacional, las persecuciones a socialistas y comunistas, las noticias del incendio del Reichstag, el aumento del peligro fascista en España.
Todo ello movió a la revolución, en la que tuvo su peso la propaganda pero terminó convirtiéndose en un elemento de propaganda en sí; sólo dos años después estalló la guerra y Asturias se tomó como un elemento más para la llamada a la acción, su leyenda se forjó de manera casi instantánea.