La Pizarra: Una idea que todavía no es coral

Pablo Fernández OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

Anquela en El Requexón
Anquela en El Requexón Real Oviedo

Analizamos en cinco claves el partido del Oviedo en Mallorca

12 sep 2018 . Actualizado a las 19:25 h.

De nada sirve que la Segunda División dure casi diez meses, las urgencias pueden llegar cuando no se han cumplido ni los primeros 30 días. La abultada derrota del Real Oviedo ante el Zaragoza abrió el cajón de las dudas y la discreta actuación del equipo en la eliminatoria copera de ayer en Mallorca las ha acrecentado. Analizamos el partido ante el conjunto bermellón en cinco claves:

Una puesta en escena esperada

Los roles estaban adjudicados antes de que Vicandi Garrido señalara el comienzo del encuentro. Puede gustar más o menos, pero Vicente Moreno demostró que su Mallorca está muy trabajado. El conjunto bermellón formó con su habitual 4-4-2, con las líneas muy juntas y tapando todas las líneas de pase al rival.

Para intentar contrarrestarlo, Sergio Tejera se hizo dueño de la posesión azul. El catalán parecía la única vía para traspasar la muralla de Moreno, pero cuando lograba superar una línea no encontraba compañía. En los primeros minutos se pudo ver a un Aarón muy activo pero poco efectivo, mientras que Toché e Ibra sufrían combinando de espaldas. Con la marcha obligada de Tejera, el Oviedo perdió a su desatascador. 

El juego aéreo, una vía poco explotada

La decisión de Juan Antonio Anquela de tirar a la derecha a Ibra en vez de juntarlo con Toché en una doble punta tenía sus pros y sus contras. Limitaba el peligro del Oviedo con balón en el flanco en el que se situaba el senegalés, pero su emparejamiento con los dos laterales del Mallorca se podría haber explotado de otra forma.

Ibra era muy superior en los duelos aéreos a Estupiñan y Gámez, algo que podría haber facilitado asentar la posesión azul cerca del área del Mallorca y así ahorrarse la pesada circulación de balón entre la defensa y el ataque azul. Solo en contadas ocasiones Champagne y los centrales buscaron la cabeza del senegalés, optando más por Toché o directamente por el juego en corto.

La defensa del espacio a la espalda de los laterales

Si bien el Oviedo no llegaba al área de Parera, el Mallorca tampoco lo hacía a la de Nereo Champagne. Pero Stoichkov detectó como poner en aprietos a la zaga azul. El atacante gaditano bajaba a recibir entre los centrales y la medular, arastraba a Bolaño y Forlín y aprovechaba para meter el pase al espacio buscando la incorporación de los laterales.

Así llegaron varias de las ocasiones con las que el Mallorca hizo sudar al portero argentino, muy seguro blocando dichos centros. Pero el gol llegó de una manera muy simple: una diagonal de Gámez hizo dudar a Carlos Martínez. El donostiarra, que volvía a jugar 90 minutos oficiales más de nueve meses después, perseguía la marca equivocada y dejaba solo a Giner, que libre de marca anotaba de tiro cruzado el 1-0.

El buen papel de dos piezas claves del Vetusta

Javi Hernández y Edu Cortina tuvieron la oportunidad de demostrar su valía y no la desaprovecharon. El primero, casi un miembro más de la primera plantilla, cuajó un partido muy correcto como lateral, cumpliendo en la marca e incorporándose con sentido en ataque.

Cortina recibió la patata caliente de sustituir a Sergio Tejera y no desentonó. Siendo un perfil de centrocampista diferente al catalán, el ovetense aportó su granito de arena a la circulación de balón y se le vio cómodo acompañando a Folch en la medular, no viéndose desbordado en ningún momento.

Cuando todo depende nombres propios

Sería muy injusto poner en duda al equipo de Anquela cuando apenas se cumple el primer mes de competición. No parece el momento para que rueden cabezas, pero es obvio que a este Oviedo todavía le falta mucho trabajo. Y es normal. Una nueva idea no se puede implantar en tres semanas y ahora mismo el conjunto carbayón es tan solo un boceto.

El Oviedo quiere controlar los partidos a través del balón y eso no es sencillo. Hasta ahora, la gran calidad de los tres hombres del centro del campo, unidos al siempre excelso Berjón, escondieron las carencias que el equipo todavía tiene en esta faceta. Es decir, las individualidades estuvieron por encima del estilo.

Lo que Anquela quiere lograr es que, cuando Tejera, Muñoz, Folch, Berjón o cualquiera de las piezas más importantes no estén sobre el césped, el Oviedo siga siendo reconocible. Que los centrales busquen los pases interiores, la medular se arriesgue a girar cuando esté presionada y que los hombres de ataque aporten movilidad. Ahí está el trabajo.