Cervero: «El Oviedo es el club de mi vida, volvería sin ninguna duda»

Javier Fernández Díaz OVIEDO

AZUL CARBAYÓN

Diego Cervero celebra un gol con el Real Oviedo
Diego Cervero celebra un gol con el Real Oviedo Javier Merino

El delantero ovetense, uno de los emblemas del club carbayón, repasa su trayectoria en La Voz de Asturias

30 oct 2019 . Actualizado a las 20:26 h.

Diego Cervero (Oviedo, 1983) es mucho más que un jugador de fútbol. Es el símbolo de la resurrección de un equipo, una de esas figuras que se hacen imprescindibles al contar la historia de una entidad deportiva. Cuando peor lo estaba pasando el Real Oviedo, alejado del fútbol profesional, fue capaz de representar sobre el campo la lucha de toda una afición.

En Oviedo se convirtió en un ídolo. Es el tercer máximo goleador de la historia del club, con 140 tantos, solo superado por Herrerita e Isidro Lángara. Pero también ha marcado con otras camisetas. Y lo seguirá haciendo puesto que, a sus 36 años, sigue en activo y compitiendo para el Atlético Baleares. Allá a donde va, no obstante, presume de oviedismo: «Yo entré con 9 años en la cantera, pasé por todas las categorías y fui capitán. Soy oviedista y ovetense a muerte».

-Pregunta: ¿Cuál ha sido su momento más feliz como jugador de fútbol?

-Respuesta: Tengo dos. Cuando logramos el ascenso a Segunda B en Mallorca y el partido en el que marqué el gol al Cádiz en la fase de promoción a Segunda. En los dos casos conseguí algo increíble, que fue ascender con mi equipo, que es el equipo de mi ciudad.

Ambos momentos tienen algo en común, que marqué gol cuando nos estábamos jugando un ascenso y que conseguí tener una influencia directa en el resultado después de mucho tiempo trabajando. No podría elegir entre esos dos instantes. Aunque ascender a Segunda tenga más prestigio que a Segunda B, llegar a dicha categoría también fue muy importante para mí.

-¿Recuerda su primer día en primer equipo del Real Oviedo?

-Sí, claro. Iba en coche para Llanes y recibí una llamada de Antonio Rivas, que me preguntó si estaba dispuesto a empezar una andadura en Tercera División. Y le dije a todo que sí, di la vuelta con el coche y tiré para Oviedo. Recuerdo que nos ofrecieron ser jugadores del Real Oviedo y nos dijeron que lo hablásemos con nuestros allegados y lo valorásemos. Yo fui acto seguido a la oficina y firmé la ficha sin hablar con nadie, ni siquiera con la familia. Era mi sueño desde pequeño, lo tenía ahí y nadie iba a impedir que lo cumpliese.

-¿Qué significó para usted formar parte del Real Oviedo?

-Lo fue todo. Yo soy del equipo de mi ciudad. Cuando digo que soy del Real Oviedo mucha gente me hace la típica pregunta, como a todos los oviedistas: ¿Y de qué equipo eres de Primera? Les contesto que del Real Oviedo, que es de Primera aunque no esté en esa categoría en estos momentos. Con el paso por Tercera nuestra afición fue abandonando a los equipos de grandes presupuestos y nos quedamos solo con el Oviedo, que nos necesitaba. Yo entré con 9 años en la cantera, pasé por todas las categorías y fui capitán. Soy oviedista y ovetense a muerte. Y muchas personas de mi entorno también lo son.

-¿Por qué no deben olvidarse los años del barro?

-Porque fueron difíciles. Estuvimos a punto de desparecer, esa es la realidad. De no ser por cómo nos volcamos los oviedistas, el club no estaría aquí. Después de una historia ilustre, con grandes temporadas, jugando la UEFA y hacer sufrir a equipos como el Fútbol Club Barcelona y el Real Madrid… Fue una situación muy difícil, llegamos a jugar en un campo de arena en El Berrón. Al igual que la vida, el fútbol da palos. Y hay que seguir trabajando y ser humildes. Aquello unió más al club y a la afición, que ahora van mucho más de la mano.

-¿Qué cree que aprendió el oviedismo en esa época?

-Fue una lección de humildad. Y aprendimos que hay que apoyar al equipo en las buenas y en las malas. Y también que había mucha gente oviedista que no tenía la llama muy encendida. En aquel momento se prendió. Se puso de moda llevar al crío al fútbol, con la camiseta y demás. Mucha gente iba a vernos a entrenar y nos seguía, y desde las gradas se fomentó la difusión de los valores del oviedismo.

-¿Cuáles cree que han sido sus goles más importantes?

-Además de los goles que ya hemos comentado en los ascensos a Segunda B y Segunda, hay varios. El primero que marqué, que fue en Pola de Lena. Me vino muy bien porque era la jornada nueve o diez y yo era un delantero centro que aún no se había estrenado. Ese día terminé marcando cuatro y me reivindiqué. También tengo muy buen recuerdo del último, que se lo marqué al Nástic de Tarragona.

-Ha marcado 140 goles con el Real Oviedo y está entre los máximos anotadores de la historia del club.

-Juraría que fueron 141, habría que comprobarlo [ríe]. Es lo máximo. Por delante y por detrás tengo jugadores mucho mejores que yo. Carlos o Lángara están a años luz de mí en cuanto a calidad, pero yo estoy muy orgulloso de estar con ellos, aunque solo sea por estadística. Sé que por nivel no estoy a su altura, pero estar ahí hace que se me caiga la baba.

-¿Cuáles le habría gustado marcar y no pudo?

-Un gol en Segunda división, otro en Primera  y uno que decidiese un derbi contra el Sporting en el Carlos Tartiere.

-Además del Real Oviedo, también triunfó en otros equipos.

-Estuve en muchos y en cada ciudad dejé amigos y recuerdos increíbles. En Villaviciosa, Fuenlabrada, Marbella, Burgos, Miranda… Eso es lo que queda del fútbol al final. A día de hoy aún paso por casi todas esas ciudades y sigo a esos equipos con mucho orgullo. El recuerdo es muy bonito.

-¿Cuál es el lugar en el que más ha disfrutado lejos del Carlos Tartiere?

-Es muy difícil para mí escoger uno. En Villaviciosa recuperé la esencia que te da formar parte de un club humilde y trabajador. En Logroño me hice como futbolista. En Fuenlabrada viví el esplendor de un club que está ahora mismo en Segunda. En Miranda disfruté con un pueblo que de verdad vive el fútbol. Y en Burgos, después de estar en descenso, saqué mi mejor versión para que nos recuperásemos. No podría elegir. Quizás la peor experiencia haya sido en Marbella, porque solo estuve cuatro meses y jugué muy poco.

-¿Ha hablado este verano con Michu sobre la planificación deportiva?

-No, para nada. Yo no me meto en el trabajo. Michu y yo hablamos de la vida y de la familia y le transmito todo mi apoyo en el trabajo. Pero es cosa suya. Y si me pregunta por algo concreto yo le daré mi opinión. He de decir que es un gran profesional y me tiene para lo que quiera o necesite de mí.

-¿Cómo ve al equipo esta temporada?

-Estuvo en una situación difícil. Estuvo cerca de puntuar en todos los partidos, aunque los resultados no acompañaron. Hay que dar tiempo a la plantilla. Necesitamos hacer un fortín del Carlos Tartiere y mantener la calma.

-¿Cómo ha vivido la rivalidad con el Sporting de Gijón?

-Aunque ahora hay más equipos, los años en los que estaba en la cantera de guaje la competición era entre ellos y nosotros. Y al llegar al primer equipo la rivalidad crece. En mi época ellos estaban por encima en la clasificación. Incluso el filial en algunos momentos. Y eso te hacía sacar toda la rabia sobre el campo, porque hubo derrotas muy duras. Pero la rivalidad tiene que ser sana, en el campo y en el chigre. Tiene que quedar ahí. Yo tengo amigos del Sporting y charlamos sobre fútbol sin problemas, nos picamos y luego termina la cosa. Yo quiero que los dos estén en la máxima categoría, que haya derbi todos los años, que gane el Real Oviedo y que siempre esté por encima en la clasificación.

-¿Qué tal en el Atlético Baleares?

-Muy bien. Se hizo muy rápido mi llegada. Tenía varias ofertas y en cuanto me llamaron ellos no tuve duda alguna. El cuerpo técnico me conoce y me recomendaron venir antiguos compañeros como Aulestia y Javi Casares, que conocen el club. Investigué y vi que el proyecto era ambicioso. Vengo a dar el máximo de mí mismo y creo que aún tengo que aportar mucho al fútbol. Además, estoy seguro de que este club va a ir a más y va a estar en el fútbol profesional porque están haciendo las cosas muy bien.

-¿Qué proyecto tiene para el CD Vallobín?

-El 10 de febrero cumplimos cuatro años al frente del CD Vallobín y estamos muy contentos. Es un proyecto educativo y de cantera y trabajamos para darles lo mejor a los chavales. Tiene mucho de sentimiento de pertenencia al barrio de Vallobín y a Oviedo, tenemos ese orgullo por mejorar para que los chavales puedan competir con los mejores. Los resultados de estos cuatro años se ven y los proyectos van saliendo poco a poco.

Nosotros lo que queremos es devolverle a Oviedo todo lo que nos dio. La gente que está trabajando para ello es increíble y le pone toda la pasión y ganas. Pablo, Abel,  Jairo, Ángel, Gráficas, Tero, Miguel… Es posible que se me olvide alguno y no lo merecería, porque todos son geniales. Han logrado que el primer equipo esté en Tercera División. Abel, nuestro entrenador, seguirá al frente de esa plantilla mientras quiera y vamos a intentar mantenernos, aunque sea difícil.

-¿Piensa en la retirada?

-Mientras el fútbol quiera seguir contando conmigo, yo tenga ilusión y me respeten las lesiones, seguiré. Pero ahora mismo no pienso más allá del Atlético Baleares. Tengo 35 partidos y más de 150 entrenamientos para demostrar que todavía me queda cuerda. Si no soy capaz de hacerlo, yo mismo me daré cuenta de en qué situación me encuentro.

-¿Volverá algún día al Real Oviedo?

-Ojalá. Ojalá pueda y tenga los conocimientos y la experiencia para optar a algún puesto. Seguiré trabajando y formándome. Si puedo aportar y el club quiere contar conmigo, yo estaría encantado. Es el club de mi vida y volvería sin ninguna duda.