Analizamos en cinco claves el empate entre el Real Oviedo y el Rayo Vallecano
23 oct 2020 . Actualizado a las 13:06 h.Qué complicado es ganar al Real Oviedo y qué complicado es que el Real Oviedo gane un partido. Eso está siendo, hasta el momento, la temporada del conjunto carbayón. Y si uno repasa los partidos y deja al margen la clasificación, se dará cuenta de que la situación no es ni mucho menos crítica. Pero el equipo de Ziganda debe mejorar en varias facetas. Lo necesita. Y esto tiene que ver, sobre todo, con el acierto de los futbolistas, pero también con las decisiones que el técnico navarro toma desde la banda.
Iraola lo intentó, pero no pudo
El Rayo Vallecano se va a encontrar esta temporada pocos partidos más complicados que el de este jueves en el Carlos Tartiere. Los de Andoni Iraola, que llegaban a la capital del Principado tras vencer al Espanyol, fueron recibidos por el habitual caparazón carbayón, un 4-4-2 con las líneas muy juntas que impedían cualquier tipo de asociación en las zonas donde se genera el peligro.
El técnico franjirrojo, a sabiendas del engranaje de Ziganda, movió el árbol e intentó sorprender. Dio entrada a Martos para ejercer de lateral/central y liberó a Fran García. Colocó a Álvaro en derecha para que atacase el espacio entre Mossa y Arribas, pero Comesaña y Trejo, los encargados de activar el plan, nunca recibieron en ventaja. Andrés Martín, referencia ofensiva del Rayo en el Tartiere, pasó desapercibido en el primer tiempo.
Tejera en los inicios del Oviedo
Desde que Blanco Leschuk se hizo con la punta de ataque, el Real Oviedo no se lo piensa. Cuando no encuentra un pase que le permita ganar metros, balón largo de los centrales o los laterales para que el argentino se imponga en el aire y asiente al equipo en campo rival. Esto, que es un recurso muy potente, debe ser solo eso, un recurso más. Un atajo. Pero nunca una excusa. En varias situaciones, cuando el Rayo apretaba, la primera línea azul no tenía la paciencia, ni la valentía, suficiente para esperar un segundo, realizar otro pase de seguridad y liberar una línea para avanzar con balón.
Ziganda intentó paliar eso recurriendo a Tejera. A diferencia de otros encuentros del curso, en los que Edgar se incrustaba entre centrales, ante el Rayo fue el portador del brazalete el que se escoraba a la izquierda para recibir y organizar desde ahí los inicios de juego. El plan resultó a medias, ya que, aunque el '20' azul encontraba el pase a Nahuel, Borja (más participativo en la construcción del juego que en otras ocasiones) y Leschuk, la jugada moría pronto. Los de Iraola, al igual que los del Cuco, también hacían su trabajo en los alrededores de la frontal.
Imprecisiones que entierran cualquier opción
El partido estaba siendo muy cerrado, pero, de vez en cuando, el Oviedo encontraba el camino. Dicho sendero lo solía abrir el 'Tiburón', que gracias a su poderío en el juego de espaldas permitía al equipo carbayón jugar de cara a la portería de Dimitrievski. Pero no era el día. Ni Borja, ni Sangalli, ni Nahuel, ni Juanjo Nieto. Los cuatro jugadores más verticales del conjunto azul no fueron capaces de tomar una buena decisión cerca del área rival en todo el primer tiempo. Eso o, simplemente, fallaban el pase definitivo.
Las imprecisiones más sangrantes llegaron en las botas de Nahuel y Borja, ambas entre el minuto 35 y el 40. Dos situaciones de ataque en superioridad que se iban al traste cuando solo quedaba el último, y más sencillo, de los toques. Leschuk, esperando en zona de remate en ambas jugadas, no daba crédito. En un encuentro tan áspero y oscuro como el disputado entre Oviedo y Rayo en el Carlos Tartiere, estos errores son similares a desaprovechar un 'match point'. Y ahí Ziganda poco puede hacer.
El Rayo, a lomos de Fran García
Solo Fran García pudo inquietar al Real Oviedo. El lateral cedido por el Real Madrid mostró en el Tartiere todo el potencial que lleva dentro y, si en el primer tiempo creó peligro como extremo -pudo marcar a la media vuelta, pero Femenías desvió el tiro a la media vuelta-, tras el descanso lo hizo desde su posición natural. Iraola, consciente de lo difícil que estaba siendo, dio entrada al temido Isi, Álvaro volvió a la izquierda y Fran se hizo con todo el carril izquierdo.
El defensa manchego apareció en campo rival y, aunque tampoco pudo centrar demasiado debido a la buena defensa del Oviedo, sí hizo cosquillas a Nieto primero y sacó un misil desde fuera del área después. Femenías, con la ayuda del poste derecho, evitó el 0-1. Por su parte, Isi, uno de los futbolistas más en forma de la categoría, no acababa de entrar en juego y, salvo un pase al espacio que no encontró receptor por muy poco, no inquietó.
Las renuncias de Ziganda
Minuto 66, el Rayo no atosigaba pero sí controlaba y el partido obligó al Cuco Ziganda a elegir. Fortalecer la coraza defensiva y depender únicamente del juego al espacio o apostar por controlar el encuentro con balón (Aburjania + Riki) e intentar arrinconar al Rayo. El técnico navarro, como casi siempre, eligió lo primero. Blanco Leschuk, la gran arma del Oviedo a la hora de instalar la posesión en campo rival, juntar líneas e iniciar los ataques, se iba al banquillo.
Pocos minutos después, Nahuel Leiva, el que estaba cogiendo el testigo del 'Tiburón' a la hora de liderar al Oviedo con balón, también tomó el camino de la grada. Además, Ziganda movió a Viti al centro y encerró a Aburjania en la izquierda. El técnico navarro reservó al georgiano una función oscura que le dificultaba, y mucho, juntarse al doble pivote para tener el balón. Pasó desapercibido.
Pero el acierto, cosas del fútbol, volvió a ser clave. Si Obeng hubiese sabido empujar el gran centro de Viti, el plan del entrenador carbayón habría salido bien. O eso hubiese parecido, ya que en la foto de la crónica saldrían dos de los tres cambios realizados. Lo ideal hubiese sido que el delantero ghanés acertase y que el Real Oviedo, aun con sus problemas en ataque, sumase su segunda victoria de la temporada. Pero no fue así. Un día raro en el Carlos Tartiere.