«La mecánica de matar lobos que se hace en Picos de Europa es muy peligrosa»

GIJÓN

J.L.Cereijido

Ecologistas en Acción presenta un informe sobre el lobo en el parque natural con propuestas para la convivencia entre  la preservación de la biodiversidad y la ganadería

29 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

En un escenario en el que los científicos advierten a diario de la creciente pérdida de la biodiversidad esencial para que haya vida en el planeta, alertando por ejemplo del peligro que supone que en los últimos 40 años haya disminuido en un 60% el tamaño de las poblaciones de las especies de vertebrados silvestres, ¿qué sentido tiene que una administración apruebe controles de población sobre una de esas especies? ¿Y más en un parque natural como el de Picos de Europa?

«Comprender el funcionamiento de la naturaleza y el papel que juegan determinadas especies es un reto. Una tarea a resolver en lo cotidiano y sobre todo en el ámbito educativo», asegura Sixto Armán, uno de los colaboradores que ha participado en la elaboración del informe titulado Análisis y propuestas sobre el lobo en el Parque Nacional de los Picos de Europa, que Ecologistas en Acción presentaba ayer en Gijón con la presencia de la responsable del trabajo, la bióloga Carolina Martín. Un informe en el que se aportan propuestas para que vivir en la biodiversidad, uno de los 17 objetivos de la Agenda de Desarrollo Sostenible que se ha marcado Naciones Unidas (ONU) hasta 2030 y que ya es clave en las políticas europeas, sea compatible con las actividades humanas.

Armán explica que el informe forma parte del proyecto Vivir con Lobos, que Ecologistas en Acción ha desarrollado durante tres años con ganaderos y ganaderas de zonas loberas, «para intentar aportar al evidente debate social que este asunto genera la necesidad de garantizar la preservación del lobo ibérico porque entendemos que puede y debe ser compatible con actividades humanas, lógicamente reguladas de tal manera que se garantice la preservación de la biodiversidad». Y, en este sentido, el parque de Picos de Europa es un lugar emblemático: «Es el primer parque nacional del Estado y es uno de los principales con reservas de lobos. Somos conscientes de que, en el contexto del parque, hoy por hoy esa convivencia no hemos sido capaces de resolverla ni a nivel social ni a nivel administrativo».

Por ello, con este informe se realiza un diagnóstico de la situación del lobo en el parque, en el que Armán no pasa por alto que está siendo perseguido con consecuencias por tratarse de una especie apical (que se encuentra en la cumbre de la pirámide trófica). «La mecánica de control de poblaciones, de matar lobos, que se está haciendo en Picos de Europa es muy peligrosa y tiene efectos inmediatamente perversos: en el momento en el que te cargas la estructura de una manada, que como unidad tiene más capacidad de caza, los ejemplares aislados o más solos ya tienen otra dinámica de depredación que puede ser incluso más peligrosa para las explotaciones agrarias. Es un error lo que se está haciendo, de una manera además sin ningún tipo de justificación ni explicación a lo largo de los últimos años».

Menciona también, tras enumerar los casos en los que se ha conseguido frenar los planes de caza del lobo en otras comunidades autónomas, que el hecho de que la pérdida de biodiversidad, como problemática global junto al cambio climático, esté más presente en la opinión pública y en las agendas políticas «puede y debe ayudar a las batallas concretas como es el caso de la supervivencia del lobo ibérico». Y precisamente el informe, que la confederación ecologista ha realizado con la participación de las tres federaciones autonómicas que comparten el parque de Picos y la colaboración de diferentes personas expertas, busca concienciar basándose en los últimos estudios científicos sobre los lobos y otras especies.

«La desaparición de especies puede alterar más o menos un ecosistema pero si desaparecen determinadas especies, como los grandes depredadores como es el caso del lobo, ese ecosistema no es viable. Empieza a fallar y a tener toda una serie de problemas que luego además nos afectan a los seres humanos. La ausencia de grandes depredadores implica una mayor facilidad de la proliferación de plagas y enfermedades epidémicas entre todo tipo de especies herbívoras y ese problema amenaza al ganado gestionado por el humano. Es decir, que representa una alteración con implicaciones sanitarias y económicas independientemente del valor que le demos», explica Armán.

Daños que no llegan al 1%

Pese a que el informe parte de un diagnóstico, tampoco pasa por alto que la carencia de estudios periódicos ha dificultado «tener una radiografía mínimamente real», aunque sí queda claro que, en principio, el futuro de la especie no está garantizado. «Hace unos años se hablaba de seis manadas, ahora habrá solo unas cinco», indica Armán, «y curiosamente lo que es el elemento polémico, que son los daños generados por la presencia de este gran depredador, constituyen casos muy concretos y aislados en relación al total de la cabaña ganadera de Picos. Muchas veces los daños no llegan ni siquiera al 1% del total de la población ganadera y las indemnizaciones representan cantidades ridículas que no llegan tampoco al 1% de lo que se puede gastar en otro tipo de subvenciones destinadas al sector agrario, incluidas las ayudas de la PAC».

Eso sí, «es un asunto muy manejable, bastante irrelevante desde sus magnitudes pero que, por desgracia, se utiliza de una manera interesada por parte del algunos sectores que tienen también otros intereses hacia el lobo como es el cinegético». Por todo ello, Ecologistas en Acción reflexiona críticamente sobre la problemática en torno al lobo en un espacio natural relevante como Picos de Europa con propuestas. «Como entendemos que es posible esa convivencia, debemos exigirnos y debe haber políticas y medidas que permitan desarrollar una actividad ganadera en zonas de alta montaña sin excesivos problemas con la presencia o la convivencia del lobo ibérico. Y existen experiencias en diferentes ámbitos ganaderos que implican, eso sí, una mayor dedicación y una mayor presencia de los ganaderos en las explotaciones e invertir más en seguridad y en prevención. Son una serie de medias que son viables asumiendo lo fundamental de este debate, que es lo que nos jugamos: la preservación del lobo está dentro del marco general de amenaza global a la biodiversidad, causada no solo por el cambio climático, sino también por actividades humanas con mecánicas absolutamente perniciosas para las especies próximas».

En este sentido, desde Ecologistas en Acción se entiende que todas las administraciones públicas y la propia sociedad tienen que asumir un reto «obligado» ante la situación de emergencia ambiental. «La sociedad tiene que decidir si quiere mantener naturaleza, con ecosistemas de verdad no como Cabárceno, y eso implica un cambio de actitudes y de esfuerzos en positivo. Un horizonte sin lobos y son muchas otras especies que están desapareciendo no es el deseable para el futuro».

Tras las recientes elecciones, en un marco que consideran más «positivo» al de hace años con la clara apuesta por un ministerio de Transición Ecológica, «tendremos que invertir en un control positivo del equilibrio ambiental, en investigación y conocimiento y, desde luego, no tomar decisiones de una manera absolutamente caprichosa como en estos últimos años».