Las peores críticas de restaurantes en Gijón: «Postureo, postureo y carísimo»

E. G. B. GIJON

GIJÓN

Un plato de fabada
Un plato de fabada

Aunque no todos los hosteleros responden a sus clientes descontentos, quienes lo hacen muestran fundamento: «Nos parece extraño que no le haya gustado la comida porque los platos quedaron vacíos»

19 sep 2019 . Actualizado a las 20:46 h.

«Son los peores chorizos a la sidra que comí en mi vida. Todo horrible. Y 25 euros». Esta es una de esas opiniones demoledoras de las que no se libran ni los restaurantes ni las sidrerías que mejor situados están en las plataformas que, como Tripadvisor, recogen reseñas sobre los negocios hosteleros de Gijón. «La sidra, carísima y sin escanciar: 3,85 euros», dicen en otra. Entre las reseñas que se han hecho este mismo verano, algunas incluso colgadas hace tan solo unos días, opinan personas que viven o que visitan Gijón y no en todos los casos en los establecimientos intentan contrarrestar la crítica por muy tremenda que sea.

Pero siempre hay quien sabe que la reputación online debe cuidarse y, aunque la mayoría de las valoraciones sean muy positivas, responder bien a los comentarios negativos será un plus para todas los posibles clientes que lean esa respuesta. Y si aparte de contestar bien, se hace con cierta contundencia, mejor.

«Nos parece muy extraño que no les haya gustado la comida porque los platos que nos llegaron de vuelta estaban vacíos», responden en una sidrería con excelentes críticas de Gijón a un cliente que no la recomendaba hace un par de días ya que no le gustaron ni las croquetas, ni el cachopo ni un arroz con bugre que pidió para cenar. «Es cierto que nos dijeron que el arroz estaba un poco salado (para su gusto) pero no quedó nada en la paellera», dejan claro desde el local. «Siempre que ocurre un problema, nuestro equipo de profesionales estará dispuesto a encontrarle soluciones», zanjan para despedirse con un cordial saludo.

Hay también algunos hosteleros que, ante las críticas más despiadadas, que son las que suelen titularse sencillamente «decepción», lamentan que el cliente que expresa su descontento de manera tan universal no lo hubiera hecho en el momento in situ. «¿Por qué no nos expresó todo este detritus argumental cuando le pedimos disculpas y usted las aceptó?», le preguntan en un local de la zona centro, en donde esta Semana Grande se está trabajando a destajo y entre multitudes, a quien se queja de que cometieran el error de darle una carta antigua sin darse cuenta. O que, muy amablemente, reclaman otra oportunidad tras una mala crítica por «un despiste del camarero»: «Te pido que nos des otra oportunidad y verás lo bien que podemos llegar a hacerlo».

Hay clientes que, de todas formas, simplemente cuentan sus sensaciones. «Hemos notado algunas diferencias con respecto al resto de comensales en el trato, no sé si por ser una pareja joven», dice un joven que, en todo caso, quedó satisfecho con la comida. Incluso hay turistas que, sobre otro restaurante gijonés, se sintieron extraños. «No lo recomendaría para viajeros. Es de esos lugares donde te vas con la sensación de que, por no ser lugareño, te tratan y te sirven diferente».

En cualquier caso, las críticas más despiadadas las hacen también lugareños que prueban nuevos lugares en sus salidas a cenar. «Postureo, postureo y carísimo. Si quieres comer bien y comida de calidad no vayas, el precio es desorbitado». Hay usuarios de estas aplicaciones que se toman muy en serio dar consejos útiles, al detalle: «El menú fue decepcionante. La comida estaba rica pero era escasa y tocamos a dos lonchas de jamón por persona y cuatro gambas», enumera alguien que no quedó contento por acabar pagando 75 euros por pareja «por lo poco que comimos». Las raciones abundantes son una característica de la gastronomía gijonesa pero, al parecer, no siempre: «Raciones escasitas y algo elevadas de precio, según se acerca la hora de cierre el trato empeora».

Los horarios, y no solo la calidad de la comida o el trato, también protagonizan algunas de las valoraciones más negativas: «El jefe es muy maleducado, nos trató fatal a última hora para echarnos del bar». Todo es muy relativo y, por ello, quienes quieren probar suerte en un restaurante al que no han ido nunca leen varias valoraciones para hacerse una composición de lugar lo más completa posible. «Decidimos ir por las buenas críticas, pero el menú del día era un desastre, como si fueran las sobras de días anteriores y quisieran incitarte a pedir la carta».

También hay quien está de paso por la ciudad, acepta recomendaciones, pone empeño en conseguir reserva y tanta ilusión que, al final, pasa lo que pasa: «Fuimos por recomendación de la persona que nos alquiló el apartamento y, tras varios intentos para reservar, conseguimos mesa. Teníamos expectativas muy altas y la verdad fue una decepción total: cantidad pero poca calidad».

Estos días pasados de calor también han sido motivo de algunas quejas, sobre todo si el local no estaba climatizado: «El sitio tiene mucho ruido y hace mucho calor. No te dan la carta y no sabes lo que te cobran por cada plato. La calidad buena, pero el trato regular». Y, en pleno agosto, al parecer los tiempos entre plato y plato pueden llegar a acabar con la paciencia de algunos clientes como este turista francés: «Es la primera vez que dejo un menú de degustación. Después de tres horas no pudimos aguantar más y nos fuimos».

Y, por supuesto, en algunas valoraciones los clientes se preguntan si no será que falta personal en  unas fechas en las que los restaurantes, o al menos a los que ellos fueron, estaban a rebosar. «Da la sensación de que tienen poco personal para el volumen de clientes». E incluso se preocupan por el personal: «La camarera estaba acelerada y apenas le entendíamos cuando hablaba». En definitiva, que hay que estar en internet y eso implica que, en ocasiones, hasta los mejor valorados tengan que asumir críticas tan incontestables como esta: «El baño no tenía ni papel ni jabón ni para secarse las manos».