Así arranca Asturias la fase 1

c. del nero REDACCIÓN

OVIEDO

Terrazas a la mitad, sin servilleteros o ceniceros, muchos bares cerrados y clientes con pantallas y mascarilla: la realidad de los locales de restauración

11 may 2020 . Actualizado a las 12:02 h.

Terrazas a la mitad, sin servilleteros o ceniceros, muchos bares cerrados y clientes con pantallas y mascarillas. Esta es la realidad de las primeras horas de la fase 1 en las calles de Oviedo. La mayoría de los hosteleros no han subido la persiana de sus locales y establecimientos, pero sí ha habido una minoría que ha decidido poner en marcha sus máquinas de café, colocar sus mesas y comenzar a calentar la leche para volver al ruedo, dos meses después. La sensación de incertidumbre deambula a ambos lados de la barra: los dueños de los bares tienen miedos y dudas, pero también los clientes. Un tímido sol, nada esperado en el Principado, acompañaba las primeras horas de reapertura y permitía a los clientes habituales de las cafeterías y bares retomar su costumbre de desayunar fuera de casa. La mayoría de los hosteleros que se han atrevido a comenzar su actividad coinciden: «Es mejor que seguir cerrados».

Calles llenas de bares, sidrerías y restaurantes, como es la calle de Manuel Pedregal, se encuentran desiertas de actividad. Hay que deambular en busca de los locales que tienen la terraza colocada para degustar el primer café de la que empieza a ser la nueva normalidad. Juan Sordo, del restaurante Labadee, en la calle Fray Ceferino, es el único que está trabajando, desde ya, en su local, donde antes eran cinco empleados, ahora solo puede estar él. El ruido de cafeteras vuelve a los locales para servir los primeros cafés, tanto en terraza como para llevar. «Estoy preparando algún que otro café para llevar, además de los de terraza. La mayoría son clientes habituales», explica Sordo. Habitualmente tenía ocho mesas en su terraza, ahora, dentro del espacio solo le entran tres, pero ha colocado dos ampliando la terraza. Abre con un único objetivo: paliar los gastos de estos dos meses sin ganancias.

Felipe Mérida está tras la barra de la cafetería El Central, en Ciudad Naranco. Cuenta con en torno a diez mesas en su terraza, y a primera hora de la mañana tenía bastantes de ellas ocupadas. De manera individual y en parejas es como los clientes llegan a los bares para tomar sus primeras consumiciones. «Tenía muchas ganas de empezar a funcionar, pero la incertidumbre está ahí», asegura Mérida. Además, la previsión del tiempo «no acompaña» en esta primera semana, crítica para los hosteleros. A pesar de las primeras visitas a las cafeterías, apenas llega ruido de las terrazas. Mérida confía que a lo largo del día empiece a haber más movimiento en su terraza. 

Por su parte, los clientes son tímidos en estas primeras horas, y hay un poco de todo. «Tengo ganas de volver a los bares, pero todavía soy un poco reacia a la normalidad», aseguraba una clienta que pedía un café mientras hacía tiempo para recoger sus artículos en una tienda. Además, hay muchas dudas sobre lo permitido y si las franjas horarias siguen en pie de cara a visitar las terrazas. «Yo estaba tomándome el café rápido para no sobrepasar las 10.00 horas porque pensaba que no se podía fuera de la franja horaria permitida para deporte y paseo», explicaba otra. Aunque también había quien se asomaba a la puerta para pedir su bebida y resoplaba entre «aleluyas» el poder tomarlo fuera de su cocina. 

En la calle paralela a la famosa ruta de los vinos, Miguel páramo regenta la sidrería y bar Rubial, que ha decidido abrir porque solo trabaja él allí. De momento, sus clientes no son habituales, sino gente que «pasaba por aquí y ha visto que estaba abierto». Páramo tiene la vista puesta en la franja horaria de 19.00 a 23.00 horas, cuando cree que recibirá la mayor parte de las visitas. Por el momento solo cuenta con tres mesas en la terraza, pero pedirá la ampliación en estos días. «Hay mucha incertidumbre, pero mejor que estar en casa es. Además, así me entretengo un poco», comenta.

Frente a la estación de autobuses de la capital asturiana, el bar De Paso, que regenta Nieves Rodríguez, también tiene seis mesas colocadas frente a su local para ofrecer consumiciones a los clientes. Ha tenido un principio de fase 1 «bastante movidito», lleno de clientes habituales. Su local está abierto de milagro: lo decidió anoche. «No tenía pensado abrir, pero anoche pensándolo me aventuré«, cuenta. «La situación es muy rara, hay gente con miedo», asegura, pero ella está tranquila y con ganas de servir cafés y bebidas. 

Mucha persiana bajada

Se cuentan en grandes cantidades las persianas bajadas en los bares y restaurantes por Oviedo. Clásicos locales que aún no servirán bebidas a sus clientes. En la calle Manuel Pedregal, los hosteleros permanecen cerrados y con carteles en sus locales donde se puede leer su disconformidad con las medidas actuales. «Abrir bien, abrir seguro», se puede leer en las hojas pegadas a las ventanas y persianas de toda la calle.