Contundente respaldo de los líderes europeos al Gobierno y a la legalidad

Cristina Porteiro
Cristina Porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

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JANEK SKARZYNSKI | afp

El francés Macron pide determinación a Rajoy para defender los intereses de España

30 sep 2017 . Actualizado a las 13:52 h.

A las puertas del 1-O, los líderes europeos han salido unidos en defensa de la Constitución española. Lo hicieron ayer desde Tallin (Estonia), durante la cumbre a la que no asistió el presidente español, Mariano Rajoy, concentrado en apagar el incendio separatista declarado en Cataluña. Nunca antes los jefes de Estado y de Gobierno de la UE se habían expresado con tanta contundencia sobre el desafío secesionista catalán. «Confío en la determinación de Rajoy para defender los intereses de toda España», declaró el presidente francés, Emmanuel Macron. El galo se despojó de la ambigüedad y los complejos con los que algunos políticos en Bruselas suelen abordar la cuestión y dio carpetazo al asunto: «Siempre lo he dicho. Solo tengo un interlocutor en el Consejo Europeo y ese es Mariano Rajoy», dijo. «Entre países miembros no nos tenemos que dar lecciones», zanjó.

Aunque el francés reconoció la necesidad de «diálogo y serenidad en la vida política», no dudó en manifestar su inquebrantable compromiso con el respeto al orden constitucional español. Lo mismo hizo la canciller alemana, Angela Merkel, a puerta cerrada. «Hay una ley y una Constitución en España y tiene que ser respetada», recordó el primer ministro luxemburgués, Xavier Bettel. La presidenta lituana, Dalia Grybauskaité, siempre lenguaraz, ayer se mostró seria y cauta antes de instar al Gobierno español a mantenerse firme: «No es fácil, es un asunto sensible. Les deseamos que se mantengan fuertes».

El espaldarazo del líder italiano, Paolo Gentiloni, fue especialmente significativo por cuanto el país transalpino también lidia con tensiones independentistas en algunas de sus regiones norteñas. Sin ánimo de entrometerse en las dinámicas internas de España, como trató de aclarar durante su comparecencia ante los medios, Gentiloni expresó su absoluto respeto por el orden constitucional español: «Lo que está claro es que nosotros, como países de la UE, respetamos en nuestra casa y en la casa de los demás las leyes de cada país». Otro país europeo que trata de evitar que se abran sus costuras internas es Bélgica. El presidente del Parlamento flamenco, Jan Paumans, auguró esta misma semana desde Bruselas: «Hoy Cataluña, mañana Flandes». El primer ministro belga, Charles Michel, quiere frenar el contagio. Admitió no saber cómo reaccionará su Ejecutivo si el referendo ilegal de independencia de Cataluña toma una dimensión más grande, con repercusiones para otros socios de la UE: «Es un asunto interno español, pero si se convierte en un asunto europeo, todos los Estados miembros, incluida Bélgica, deberán pensar en qué hacer».

«Referendo ilegal»

El presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, no tuvo reparos en calificar la consulta de «ilegal». Y no solo por contravenir las leyes españolas y catalanas. La secesión unilateral no comulga con el acervo comunitario: «No hay legislación en la UE que permita a una región abandonar la Unión», señaló. El italiano recordó a los catalanes que son europeos porque «tienen pasaporte español» y descartó mediar en el conflicto, por considerarlo «un problema de España [...]. No es nuestro trabajo». A pesar de alinearse con Madrid, a la que da la razón «a nivel jurídico», el líder de la Eurocámara también instó al Gobierno de Mariano Rajoy a mostrar más cintura política: «Defendemos el derecho constitucional español, pero es importante buscar el diálogo desde el lunes [...]. No puede defenderse solo con la policía», aseguró el conservador, quien lanzó una llamada a la calma para evitar escenarios violentos durante la jornada de mañana.

La paciencia empieza a agotarse en los pasillos de la Comisión Europea. Su vicepresidente, Frans Timmermans, espetó ayer a los separatistas: «No es tanto pedir que se respete la Constitución, de eso trata el Estado de derecho; obedeces la ley aunque no te guste». El presidente, Jean Claude Juncker, apostó por repetir palabra por palabra el discurso habitual sobre Cataluña: «Tenemos mucho apego al Estado de derecho. El Tribunal Constitucional ha tomado una decisión y nos atenemos a ella».

Trapero veta a los Mossos el uso de la fuerza

Enric Fontcuberta | efe

Ordena a los agentes que se limiten a usar métodos no violentos para intentar cumplir el mandato judicial de cerrar los colegios, que la policía catalana permitió ayer ocupar

M. S. Pardo/ R. Gorriarán

La orden dejó boquiabiertos a propios (los Mossos) y a extraños (los responsables de Interior): desalojar el domingo a las seis de la mañana a las decenas de miles de personas que tienen previsto ocupar los 2.135 colegios electorales de Cataluña sin «el uso de la fuerza». La prohibición es taxativa: «En ningún caso se usará la defensa policial extensible u otros elementos de naturaleza similar durante estas acciones». Básicamente, el mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero, en sus instrucciones sobre el despliegue del 1-O para impedir el referendo, reclama de sus más de 17.000 funcionarios que usen su persuasión para convencer a los congregados de que se marchen a casa sin votar. Trapero insiste en que utilicen la «mediación» como única arma.

Con estas premisas comenzó, a las dos de la tarde de ayer, la operación policial para impedir el referendo ilegal en Cataluña. Los Mossos tienen la orden de comprobar que en los colegios no se llevan a cabo actividades relacionadas con la preparación de la consulta. En las visitas que hicieron las patrullas de dos agentes se encontraron con centros ocupados por alumnos, padres y profesores, y con vecinos concentrados enfrente.

Solo hubo un incidente en el barrio de El Raval de Barcelona por el intento del director de cerrar la reja del centro, lo que ocasionó un forcejeo con el vecindario, pero la cosa no pasó a mayores. Los Mossos tienen orden de actuar con buenas maneras, sin porras y sin violencia. Así lo hicieron. Llegaron a algunos de los más de 2.000 colegios, no a todos; preguntaron qué hacían allí los concentrados; y se fueron sin más. Ni la policía catalana ni la Delegación del Gobierno en Cataluña dieron cuenta de incidentes reseñables. El momento de la verdad llegará a las seis de la mañana del domingo, entonces los Mossos tendrán que cerrar los colegios abiertos para impedir la votación. Hasta entonces, una calma tensa.

Dos horas antes de que comenzara la operación policial, el Gobierno catalán presentó, a medias, los detalles de la jornada de votación. El vicepresidente, Oriol Junqueras, y los consejeros Jordi Turull y Raül Romeva garantizaron que todo está a punto para el referendo. Están llamados a votar, según su censo, 5,3 millones de catalanes que podrán depositar su papeleta en las 6.249 urnas repartidas en 2.315 colegios electorales que serán gestionados por 7.235 personas. Unas cifras guardadas hasta ayer como oro en paño, y cuya presentación tuvo como colofón la presentación en sociedad de la urna, que resultó ser un pequeño contenedor de plástico.

Ahora queda por ver si los Mossos acatan el mandato judicial de cerrar los colegios. La orden de Trapero da apariencia de cumplimento a las órdenes del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. La jueza en ningún caso en su resolución vetó el uso de medidas coercitivas para desalojar los colegios, pero Trapero sí. «El uso de la fuerza, ante conductas de desobediencia pasiva, no podrá ir más allá del acompañamiento de personas hacia el exterior del centro o para permitir abrir un pasaje que deje acceder a la policía para hacer las comprobaciones y las acciones ordenadas en la interlocutoria judicial». Esta frase, explicaron fuentes del operativo, de facto impide cualquier desalojo, ya que es más que previsible que los congregados, de forma no violenta, simplemente se nieguen a marcharse ante el requerimiento verbal de los Mossos, que estarán facultados para identificar a los contumaces, quienes igualmente podrán negarse a ello, ya que los funcionarios no han recibido orden alguna de practicar detenciones. Los policías solo podrán utilizar las porras en casos extremos.

En línea con el discurso de la Generalitat, el mando insiste a sus agentes en que valoren si su actuación en los colegios puede provocar «un mal mayor del que se pretende evitar, especialmente cuando entre las personas concentradas haya presencia de menores, personas mayores y otros colectivos vulnerables». Precisamente, la utilización de niños en las concentraciones en los colegios va a ser una tónica generalizada el domingo, temen las fuerzas de seguridad.

Las órdenes son que los agentes que se vean incapaces de desalojar por «mediación» los colegios llamen a los centros de mando, que serán los que decidan si llaman a la Guardia Civil o a la policía, que no tienen restringido el uso de la fuerza.

Multas de hasta 300.000 euros a los miembros de las mesas

La Agencia Española de Protección de Datos advirtió ayer de una posible infracción en la que podrían incurrir los integrantes de las mesas electorales que han sido designados para el referendo ilegal. La agencia avisa de que si en la votación prevista para este domingo se facilita a los miembros de las mesas una copia del denominado censo electoral catalán, los integrantes de estas no podrían tratar esos datos como miembros de un «órgano electoral» ni como personas físicas que estuvieran desempeñando competencias propias de la Generalitat, porque no están autorizados. Las multas previstas por la ley pueden llegar a los 300.000 euros.

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