Trump eleva el tono contra Venezuela y no descarta una operación militar

Adriana Rey NUEVA YORK / CORRESPONSAL

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Justin Lane | efe

Caracas acusa a la Casa Blanca de promover una insurrección del Ejército

27 sep 2018 . Actualizado a las 07:49 h.

Si el martes dijo que un golpe triunfaría rápidamente, Donald Trump dio un paso más ayer en la escalada de tensión entre Estados Unidos y Venezuela al insistir en que «todas las opciones están sobre la mesa». «Las fuertes y las menos fuertes», dijo. «Y ya saben lo que quiero decir con fuertes», amenazó, en lo que se interpretó como una puerta abierta a una operación militar. «Solo quiero que la gente esté segura. Nos ocuparemos de Venezuela porque lo que pasa es una desgracia», justificó. En un intento de mostrar su voluntad negociadora, dijo estar abierto a reunirse con el presidente Nicolas Maduro, pero anoche no había planes para ello. En marzo, el presidente venezolano sugirió que si lo convocaban a una reunión con el Ejecutivo de EE.UU., solo tendrían que decirle hora y lugar para estar allí. «Traigo la voz de todo mi pueblo. Vengo cargado de pasión patria para defender la verdad», manifestó Maduro a través de Twitter antes de aterrizar anoche en Nueva York, para intervenir en la Asamblea General de la ONU. Confirmó su asistencia en el último instante, de hecho su presencia sorprendió a las diferentes delegaciones.

En su discurso del martes, Donald Trump ya se había referido a la «tragedia humana» por el socialismo de Maduro. Posteriormente, en su reunión con el presidente de Colombia, Iván Duque, volvió a retomar el tema. «Es un régimen que francamente podría ser derrocado muy fácilmente por los militares, si los militares deciden hacerlo», añadió.

Sus palabras enfurecieron al Ejecutivo de Maduro, quien a través de un comunicado del Ministerio de Exteriores condenó las «declaraciones belicistas orientadas a promover una insurrección militar» y aseguró que «Venezuela se defenderá». La amenaza del mandatario estadounidense obligó a la Fuerza Armada de Venezuela a ratificar su «lealtad absoluta» a Maduro y repudiar las declaraciones del magnate, calificándolas de «groseras».

Desde el 2017, EE.UU. ha impuesto sanciones a Maduro y a decenas de autoridades venezolanas por socavar la democracia, violar derechos humanos, corrupción y narcotráfico

Crímenes de lesa humanidad

La presión sobre el mandatario chavista se ha visto incrementada con la presentación ayer de una petición de seis países americanos a la Corte Penal Internacional (CPI) para que abra una investigación por posibles delitos de lesa humanidad cometidos por el régimen de Maduro.

La denuncia presentada por Argentina, Chile, Perú, Paraguay, Colombia y Canadá no tiene precedentes ya que nunca en la historia de la CPI, un Estado ha denunciado a otro.

La misiva remitida al tribunal llega acompañado por dos informes. Uno de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, que recoge ejecuciones extrajudiciales, torturas y detenciones arbitrarias en el marco de las protestas antigubernamentales de entre abril y julio del 2017. Y otro de un grupo de juristas internacionales, realizado por encargo del secretario general de la OEA, Luis Almagro, que asegura que en Venezuela existe un «ataque generalizado y sistemático» con intención política.

El presidente de EE.UU. amenaza a los países que ignoren las sanciones a Irán

Por tercera vez en la historia de la ONU, un dirigente de EE.UU. presidió ayer el Consejo de Seguridad. Donald Trump llegó ayer al máximo órgano de las Naciones Unidas decidido a buscar aliados para aislar a Irán, aún a riesgo de acentuar su aislamiento. Eso pasa por adherirse a las sanciones impuestas por Washington al país persa, que, según él, garantizará que nunca adquiera una bomba nuclear, y la amenaza que todo aquel país que no lo haga se atenga a las consecuencias. La réplica vino de su homólogo francés, Emmanuel Macron, que defendió que la crisis iraní no puede reducirse a una «política de sanciones».

Las tensiones entre EE.UU. y la Unión Europea respecto a Irán quedaron expuestas el martes, tras el anuncio europeo de la creación de una entidad para preservar los negocios con Teherán con el fin de evadir las sanciones. Una medida en la que también están de acuerdo Rusia y China.

Castigo al petróleo

La sesión del Consejo estaba centrada en las armas de no proliferación masiva, pero Trump la aprovechó para anunciar que las nuevas sanciones de EE.UU., previstas para noviembre contra el régimen de los ayatolás. «Impondremos más sanciones que serán más fuertes que nunca, para afrontar toda la gama de actividades malvadas de Irán» en «Oriente Medio y más allá», dijo. «Cualquier individuo o entidad que no cumpla [con lo establecido en estas sanciones] afrontará consecuencias graves», alertó.

La Administración Trump anunció en mayo su retirada del pacto nuclear del 2015 firmado por Irán y el grupo 5+1 (EE.UU., Francia, el Reino Unido, China, Rusia y Alemania), y en agosto volvió a imponer algunas de las sanciones que había congelado en base a ese pacto. En noviembre entrará en vigor una nueva ronda que penalizará a aquellos países y compañías que compren petróleo iraní o negocien con el Banco Central de Irán, lo que supondría un duro golpe a la maltrecha economía del país persa.

Macron, que intervino después de Trump, aseguró que aunque el acuerdo nuclear del 2015 «es imperfecto», supone un «paso decisivo» y pidió a Trump «construir juntos una estrategia de largo plazo». En su intervención, la primera ministra británica, Theresa May, también expresó su compromiso de «preservar» el acuerdo nuclear del 2015, algo que agradeció el presidente Hasán Rohaní.

«China no quiere que gane las legislativas», afirma

Donald Trump acusó ayer a China de injerencia electoral con el propósito de que el Partido Republicano salga derrotado de las legislativas, en castigo de su línea dura sobre el comercio entre ambas potencias. Pekín se apresuró a desmentir la acusación, que consideró «injustificada».

Hace unas semanas, los servicios secretos habían señalado a Pekín como posible responsable de ataques al sistema electoral, pero es la primera vez que Trump acusa directamente a un país de interferir en ese proceso. «Por desgracia, hemos determinado que China ha estado tratando de influir en las elecciones del 6 de noviembre, contra mi Administración», dijo Trump durante una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU. «No quieren que yo gane o que nosotros ganemos porque soy el primer presidente que ha desafiado a China en comercio y estamos ganando en comercio, estamos ganando en todos los niveles. No queremos que se entremetan o interfieran en nuestras próximas elecciones», añadió.

Trump no dio detalles de cómo China estaría interfiriendo en las elecciones de medio mandato (conocidas como mid-term) en las que los republicanos podrían perder el control de la Cámara de Representantes y el Senado. La acusación del mandatario tiene lugar en medio de la guerra comercial entre Pekín y Washington, que esta semana impuso nuevos aranceles contra China que abarcan 200.000 millones de dólares adicionales de sus productos y después de la venta de material militar a Taiwán.

Pekín lo niega

«Nosotros no interferimos y no interferiremos en los asuntos internos de ningún país», afirmó el ministro chino de Exteriores, Wang Yi, en la misma sesión del Consejo de Seguridad.

Hace dos semanas, el director de Inteligencia Nacional de EE.UU., Dan Coats, aseguró que el Gobierno había visto «señales» de posibles intentos de injerencia en las legislativas por parte de Rusia y China, mientras que habían detectado que Irán y Corea del Norte tenían «la capacidad potencial» de hacerlo.

La actitud de Trump sobre China difiere sobre las denuncias de injerencia rusa, investigadas por el fiscal especial Robert Muller y que considera una parte de una «caza de brujas» , pese a que el FBI, la CIA y la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) sostienen que el presidente ruso, Vladimir Putin, ordenó influir en los comicios del 2016 porque sentía una «clara» preferencia por Trump frente a Hillary Clinton.