Las mejores historias de amor de YES: «Nunca fuimos novios, pero llevamos 50 años casados»

Noelia Silvosa, María Vidal, Susana Acosta, Ana Abelenda, Sandra Faginas

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VÍTOR MEJUTO

En San Valentín recuperamos a las parejas que han sido protagonistas de los relatos más apasionados en en nuestra revista, que ha soplado las 9 velas el pasado 8 de febrero. Una celebración que festejamos gracias a ellos

15 feb 2023 . Actualizado a las 12:13 h.

Michelle no entiende la vida sin Ángel, ni Ángel sin Michelle. Llevan juntos nada menos que 52 años. Se conocieron en Suiza, adonde este ourensano había emigrado para buscarse un futuro mejor. Un curso de inglés en la universidad hizo que sus vidas se cruzaran hasta hoy. Pero este encuentro no fue definitivo, y ambos siguieron sus caminos. Ella tuvo que seguir trabajando para sostener a su familia, y Ángel decidió mudarse a Canadá. Aunque, la semilla del amor ya estaba más que plantada. Tanto es así que cuando Ángel se asentó en Quebec le escribió para invitarla unos días. «Teníamos una amistad sincera, nada más, pero como yo tenía vacaciones en la escuela, acepté», nos dijo Michelle la primera vez que salieron en estas páginas. Pero la amistad pronto dio paso al compromiso, ya que durante un paseo por Quebec Ángel le soltó: «¿Quieres casarte conmigo?». Michelle pensó que se estaba burlando de ella, pero terminó aceptando. Se casaron al año siguiente, el 13 de mayo de 1971, la primera vez que se vieron después de la petición.

En 1975, la familia, que ya era de tres, se mudó definitivamente a Canadá (habían estado viviendo en Suiza), donde nació su segundo hijo y donde residieron hasta que el se jubiló. De vuelta a Galicia, ya hace más de veinte años, fue Michelle la que lo arrastró hasta A Coruña para estar cerca del mar. Hace dos años nos contaron que la clave de su matrimonio es no pelear y respetar siempre al otro. Y también descubrimos que de amor iban sobrados. Él se despierta todos los días a las 8.41 (la fecha de nacimiento de Michelle) para darle un beso.

«Yo tengo 64 años y esta es mi tercera boda, él tiene 47 y es la segunda»

RUBÉN RODRÍGUEZ | FOTO·ERRE

«Llevo llorando desde que me desperté, estoy superemocionada», confiesa María tras su boda de película con Juanjo. Esta pareja se hizo viral en YES cuando contó su historia de amor a prueba de bomba —y de prejuicios— en el 2021. Ella, que tiene 64 años, le lleva 17 a él, de 47. (Claro que este año cumplen uno más). El pasado 30 de julio sellaron su amor con un enlace de los que hacen época por muchos motivos, pero en cuanto el reloj marcó las seis y comenzó la ceremonia, justo en la misma fecha en que los novios se conocieron hace 12 años, todo salió rodado. El calificativo de paradisíaco se queda corto para definir la espectacularidad del enlace, que se celebró en la terraza del Noa Boutique en Santa Cruz (A Coruña). Tres padrinos presidieron el enlace, los dos hijos de María y el de Juanjo, detalla el novio. «Yo entré allí del brazo de uno de mis hijos, que iba con su uniforme de gala del Ejército, y con una recua delante —expresa María—. Mi hermana, mi sobrina, mi amiga íntima, mi ahijada... Llevé seis damas de honor y a Pupy, nuestra perrita, que iba ideal con su hortensia en el cuello».

RUBÉN RODRÍGUEZ | FOTO·ERRE

«Yo tengo 64 años y es la tercera, él tiene 47 y es la segunda... Pero ha sido única». Él la secunda: «Es que nosotros no nos cortamos en nada, vamos a tope con todo». Fue la pandemia la que los animó a dar el paso. «Yo le dije a Juanjo: ‘Cielo, después de ver cuánta gente perdió a sus seres queridos, me gustaría casarme con nuestros padres de testigos’». Y vaya si lo hicieron.

«Llegó la víspera de la boda y quiso que durmiéramos separados», señala Juanjo. «Es que yo soy tradicional. Claro, la edad...», relata María, que no rehúye esta cuestión: «La vida es muy puñetera, y a lo mejor llega un momento... Yo estoy preparada para eso, él no quiere que lo diga, pero lo estoy. La edad es la edad. Llegará un momento en el que él seguirá siendo espectacularmente guapo y yo seré una anciana a su lado. Es que es así, hay que ser realista». «Mañana tengo un accidente e igual estoy peor que ella», le contradice su flamante marido, que quiso recoger en sus votos las dificultades de su comienzo. «Fue supercomplicado, porque yo tenía 35 y ella 51. Tuvimos que aguantar tonterías, como estar tomando algo y que venga alguien y le diga a María: ‘¿Estás con tu hijo?’». «Pero es que yo tengo una edad fisiológica de 64 años y una mental de treinta y algo o 40, porque tengo la mente muy abierta», añade ella riéndose. «El amor no tiene edad. Tenemos tan claro lo que somos, cómo somos y dónde estamos que con nosotros no pueden», zanjan. A la vista está que no. Enhorabuena, pareja.

Lolita y Pedro, 93 y 94 años: «Nos casamos a los 70 y llevamos más de 20 años juntos»

Lolita y Pedro se conocieron cuando se supone que el amor ya no llega. Ella tenía 68 y él ya había cumplido 70. Ahora suman ya 23 años juntos, casi nada. Sus vidas se cruzaron en la estación de autobuses de Logroño, donde residen los dos. A Pedro no le pasó desapercibida la presencia de Lolita, cuando ella había enviudado de su primer marido, con el que también se había casado pasados los 50. Pero no le resultó nada fácil conquistarla. «A la décima se convenció», según cuenta él. Porque las calabazas fueron una constante al principio de la relación. Pero desde que se dieron el «sí quiero» en Pontevedra, el 10 de diciembre de 1999, los dos viven en una eterna luna de miel. Ni siquiera discuten.

«Los amores a edades avanzadas son iguales que los otros, pero este es de estar más de acuerdo en todo. Nunca me enfadé con él. No tengo motivos. Es muy bueno», comenta esta pontevedresa, que defiende que hay que enamorarse sin importar la edad: «Incluso son mejores. Más sosegados, más tranquilos. ¿Quieres que vayamos al cine? Pues vamos al cine. ¿Quieres ir a tal sitio? Pues vamos a tal sitio. Siempre está de acuerdo con mi manera de pensar. ¿Salimos a dar una vuelta? Pues salimos a dar una vuelta».

No es de extrañar que con esta sintonía los dos estén seguros de que estar juntos ha sido la mejor decisión de sus vidas. Y ya están pensando en celebrar por todo lo alto su cuarto de vida juntos. Eso sí, Lolita pone una condición: la celebración tendrá que ser en Pontevedra, por supuesto.

Chris y Juan: «Fue amor a primera vista, los dos buscábamos al padre de nuestros hijos»

Con su historia celebramos el Día del Padre del 2022 porque su deseo de ser padres fue lo que les unió. Hoy, Chris y Juan son mucho más que dos. La pareja se conoció en el 2011 por una aplicación para ligar. «Fue un flechazo, ¡amor a primera vista!», nos contó Juan. «Buscábamos los dos al padre de nuestros hijos. A la persona con la que formar una familia», reveló Chris.

Chris y Juan Luis Fernández Masip conducen la cuenta 2 Papas in Oz (más de 64.000 seguidores en Instagram). A los dos meses de conocerse, vivían juntos. Tras dos años de relación, un día Juan llamó a su chico desde una reunión de trabajo en EE.UU.: «Me acaban de ofrecer irme a abrir el negocio de la empresa a Australia». En abril del 2013, Juan voló a Australia y en septiembre volvió a España con una petición de mano. «Estaba tomando café con una amiga y me tapan los ojos. Me giro ¡y es Juan Luis! Había viajado 60 horas para pasar conmigo dos días», contaba Chris. La distancia no fue el olvido, fue el empujón que sintió Chris para volar a Australia, junto a su amor.

Se casaron en el consulado español de Australia cuando el matrimonio homosexual no estaba aprobado allí. Y Australia les convirtió en familia. A la vez que llevaban los preparativos de la boda, se enfocaron en la paternidad.

Se decidieron por la gestación subrogada, por México, donde Heidi les ayudó a ser padres al gestar a Anxo. Cuando nació Anxo, sus padres eran residentes permanentes en Australia, lo que les abrió la puerta a la gestación subrogada en el país, donde fue Cass la mujer que les permitió tener a Atlas, su segundo hijo.

Hoy Juan y Chris ven crecer pasito a pasito su amor de la mano de sus hijos, Anxo y Atlas, sin perder nunca el contacto con Cass, Heidi, Amber y Stacey, las cuatro mujeres (dos gestantes y dos donantes de óvulos) que les han permitido cumplir el sueño que les unió hace diez años: ser papás.

Carlos: «Le regalo flores a mi mujer todas las semanas desde hace 25 años»

MARCOS MÍGUEZ

Nita y Carlos llevan casados 24 años y juntos 32. Esto es lo que escribíamos en septiembre del 2021. Así que ahora hay que sumarle casi dos años más, porque siguen juntos, por supuesto. No podemos ajustarlos en ese grupo de parejas que están inmersas en el fuego del enamoramiento. Tienen una hija de 21 años y, como cualquier matrimonio de a pie, saben lo que es la convivencia y la pelea del día a día. Sin embargo, ellos han apostado por el cuidado y el cariño de los detalles que avivan el paso del tiempo. Ese mimo lo ha ejemplificado Carlos (51 años) en lo que para Nita (49) es un regalo muy especial, porque él desde que están casados le entrega a su mujer un ramo de flores como gesto de esa entrega a su relación. «A ella le encantan las plantas, las flores, toda la naturaleza, de modo que en un intento de sorprenderla al principio le empecé a traer a unas flores. Entonces lo hacía dos o tres veces al mes, en función de cuando se marchitaran, así que en cuanto yo veía que se estaban poniendo feas, le llegaba a Nita con otro ramo», expresa Carlos.

Ahora, la frecuencia ha cambiado y cada semana, normalmente los jueves a las ocho de la tarde, Carlos le timbra a su mujer y cuando ella abre la puerta, lo primero que se encuentra son las flores. ¿Y ahí hay beso o no hay beso?, les pregunto. «Depende», se ríe ella, «puede ser». «A mí —cuenta Nita— me sigue sorprendiendo, puede parecer una tontería, pero como cada semana el ramo es distinto tengo esa ilusión de saber cómo va a ser. Jamás ha fallado, aunque alguna vez en lugar del jueves ha podido llegar el viernes, o retrasarse un poco. Obviamente, no es como al principio y ahora ya me lo espero, sin embargo, como nunca son las mismas flores, me sigue pareciendo un detallazo. Carlos siempre ha sido muy detallista, mucho más que yo, siempre se acordaba de todas las fechas desde que nos hicimos novios, allá por 1989».

¿Y cuánta pasta te dejas en flores al mes?, le digo quitándole de pronto todo el amor al asunto. «Yo he pactado un precio cerrado, el ramo no puede pasar de los diez euros, y mira, hay mucha gente que se deja a la semana mucho más en tabaco», se remueve Carlos. A Nita las flores le gustan alegres, coloridas y no las clásicas, como las rosas o los claveles, por eso su marido solo le pone esa condición cuando va a comprarlas, que sea un ramo que ayude a iluminar esa alegría que él quiere darle.