El menú asturiano que triunfa entre los turistas y que no baja de 2.200 calorías

N.G.R. REDACCIÓN

ASTURIAS

La tierrina no solo se disfruta por la vista, sino también por el gusto, y así lo demuestran estos platos tradicionales de la región

23 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El reclamo Asturias, paraíso natural, es un lema que refleja una tierra verde, con prados y montes que enamoran a cualquiera que pise la región por primera vez. Sus espectaculares paisajes y su belleza son una de las razones por las cuales el Principado se erige como un destino turístico privilegiado del norte de España. No obstante, gran parte del éxito de recepción de turistas con el que cuenta la región se explica por la rica gastronomía regional, y sus menús representativos de la cocina tradicional a precios muy competitivos. No solo se conquista a los visitantes por la vista, sino también por el gusto, y prueba de ello son los numerosos restaurantes que ofertan el menú asturiano por excelencia que se ha convertido en un éxito absoluto entre los turistas. Contundente, casero y a buen precio, es perfecto para coger fuerzas y seguir visitando los monumentos y paisajes asturianos. Así es el menú asturiano que triunfa entre los turistas.

Comenzamos con la cuchara

De primer plato, como no podía ser de otra forma en la cultura gastronómica norteña, viene un plato de cuchara: el más representativo, junto al pote de berzas, de la cocina asturiana: la fabada. Las claves de un buen plato de fabada son el compango casero, las fabas seleccionadas con esmero y una cocción lenta, además de «asustar» a estas legumbres cada cierto tiempo. Este proceso se lleva a cabo en el punto de ebullición de las fabas, y consiste en echar un vaso de agua fría para que no se rompa la piel ni se abran. 

Este primer plato, reverenciado más allá de las fronteras de la región, se trata de un aporte calórico importante, debido a los ingredientes que componen el plato. Compango (chorizo, morcilla y tocino) y las propias fabas suponen que esta delicia culinaria se sitúe en torno a las 900-1.000 calorías por ración. Eso si no se repite, ya que es costumbre en restaurantes tradicionales de la región el dejar la perola en la mesa por si los comensales deciden volver a llenar el plato. Si uno quiere acabar con este copioso menú, lo recomendable es tapar la cacerola y esperar al siguiente plato, que viene crujiente y relleno.

No es una croqueta, Ferrán Adriá

El cachopo, que no es una croqueta, aunque así lo definiera Ferrán Adriá, es el segundo integrante de este fastuoso menú. El punto de crujiente, el jamón de bodega, un buen queso y dos buenos filetes de ternera asturiana son los ingredientes de uno de los platos que mayor fama ha cosechado en la actualidad. Aunque el clásico sea el de jamón y queso, su versatilidad es directamente proporcional a la inventiva del cocinero. De setas, con cecina y queso de cabra... No obstante, el que puebla los menús asturianos de los restaurantes que ofertan este listado cerrado de platos es el tradicional: de queso y jamón serrano. Como buen plato de este estilo, no puede faltar la guarnición: esas patatinas que marcan la frontera entre llegar con un hueco al postre o maldecir por haber caído en la tentación de acabar con todo este tubérculo frito. También se suele acompañar con pimientos del piquillo, aunque sea para darle un toque vegetal a este festín cárnico.

Si la fabada ya supone una bomba calórica importante, el cachopo es una granada de mano de más de 600 calorías. La fritura, el relleno y, si es de los que no deja nada en el plato, la guarnición de patatas fritas, explican que este amado filete doble relleno y empanado alcance estos registros. No obstante, queda el postre, si todavía existe un rincón de su estómago que todavía necesite nutrirse. Eso sí, si ha repetido con la fabada o ha arrasado con todas las patatinas del cachopo, el siguiente invitado a la mesa puede resultar complicado de acabar. Porque, aunque mucha gente disponga de hueco de serie reservado para el dulce, llegar a estas alturas implica haber superado dos desafíos gastronómicos de envergadura: acabarse un buen plato de fabada (y si repite, es con riesgo a no finalizar el menú), y dejar vació el plato que ha llevado hasta su mesa un homenaje a la agroalimentación patria como es el cachopo. 

El arroz no es solo cosa de valencianos

Si ha logrado llegar con hambre al postre, le aguarda uno de los dulces más típicos de la cocina asturiana (con permiso de las casadielles y los frixuelos): el arroz con leche. Pese a que la fama arrocera se haya afincado en comunidades como la valenciana, el Principado no tiene nada que envidiar a estas regiones mediterráneas a la hora de manejar con destreza este grano. Ya sea con bugre (bogavante), con pitu caleya o el mencionado postre, los fogones asturianos saben cómo cocinar el arroz.

Más o menos líquido, más o menos hecho el grano... El punto del arroz es muy personal, y más tratándose de una receta tan propia y diferenciada entre unos restaurantes y otros. Por ello cada maestrillo tiene su librillo, aunque existen normas como el toque de canela, que no debe sepultar el gusto del resto del plato; la cocción del grano, que no quede duro, y la leche que se encuentre ligada perfectamente con el arroz y la canela, de forma que el sabor del plato sea armónico. 

Con energía para todo el día

Como cabría esperar de un menú de estas características, el plato que corona esta tríada no podía ser dietético. Entre 500 y 600 calorías contemplan al arroz con leche. El aporte total del menú asciende a más de 2.200 calorías, cifras no muy lejanas de lo que necesita un cuerpo humano promedio por día. Pese al evidente esfuerzo que realiza el organismo para digerir esta cantidad de comida, bien es cierto que el aporte energético de estos alimentos podría casi hacer funcionar un cuerpo humano promedio todo un día. Sin contar la bebida y el pan, en cuyo caso se podría igualar o incluso superar las 3.000 calorías, se trata de un menú contundente, que permite seguir visitando la región y disfrutando de todas las maravillas que ofrece Asturias, tanto paisajísticas como culturales o culinarias. Este es el menú asturiano que triunfa entre los turistas.